El for¨²nculo macho de Freire

Cuando el Milram excluy¨® a Alessandro Petacchi de su equipo para el Tour por un control en litigio, muchos ego¨ªstas se alegraron. Qu¨¦ bien para Freire, dijeron, un rival menos en los sprints. No tan r¨¢pido, no tan r¨¢pido. Ahora, en las grises v¨ªsperas londinenses del Tour de la inocencia, quienes se alegran son los partidarios de McEwen, el lobo estepario australiano, el otro sprinter temido, porque ahora es el turno de las dudas de Freire. El tricampe¨®n mundial de Torrelavega a¨²n no sabe si saldr¨¢ ma?ana, y si sale, no sabe c¨®mo le andar¨¢n las cosas. O, mejor, c¨®mo se sentar¨¢ sobre el sill¨ªn por culpa de un for¨²nculo, pero no de un for¨²nculo cualquiera, sino de un for¨²nculo macho, que son los peores, porque se reproducen.

En efecto, hay for¨²nculos macho y hembra, dicen los expertos en el tema, o sea, los ciclistas antiguos, los de los a?os 50 y 60, cuando el for¨²nculo era una de las plagas del pelot¨®n. ?La diferencia? Que el hembra, una vez explotado, desaparece; que el macho, aunque haya intervenci¨®n quir¨²rgica por medio, antibi¨®ticos o sajado, se cronifica y vuelve. Y aunque parezca raro, la intuici¨®n tiene base cient¨ªfica. Hay ocasiones en que el bacilo causante de la infecci¨®n del fol¨ªculo piloso, vulgo for¨²nculo, se queda encerrado en la mucosa y aunque parezca que la infecci¨®n ha desaparecido, ah¨ª sigue, semilla oportunista, esperando cualquier oportunidad para reproducirse. Y eso es lo que le pas¨® a Freire, que ya se perdi¨® el Mundial de Madrid hace dos a?os por culpa de un for¨²nculo, que se oper¨® y que los ¨²ltimos d¨ªas, entren¨¢ndose en la calurosa y h¨²meda Alicante, observ¨® con pavor que retornaba. Y para complicar las cosas, un retraso en la entrega de los nuevos culottes del Rabobank ha significado que su amigo V¨ªctor, de Mavi, que le hace unas badanas especiales no haya podido adaptarlos este a?o.

Quien no estar¨¢ seguro en el Tour, y no por culpa de un for¨²nculo sino de sus confesiones de hace unas semanas, es Bjarne Riis, el ganador del Tour del 96 y patr¨®n del CSC -equipo de Carlos Sastre-, quien tras reconocer que gan¨® dopado su Tour se ha convertido en una especie de apestado para la carrera francesa, que incluso ha borrado su nombre del palmar¨¦s de la carrera.