"Estamos en todas partes"
Una activista de Rompamos el Silencio resume la semana de actos alternativos que el movimiento ha desarrollado en la capital
"Entonces lo hemos hecho bien, ?no?", pregunta, a trav¨¦s de la puerta de rejas encadenada, el encargado de negociar con la polic¨ªa del Eje de Okupaci¨®n de Rompamos el Silencio (ReS). El mando policial sonr¨ªe. Es un veterano en desalojos y se lo toma con calma. Sab¨ªan que la cita para la okupaci¨®n de la sede de la VI Semana de Lucha Social era en el barrio de La Latina. "Ten¨ªamos orden de no dejaros okupar hoy de ninguna manera. Sab¨ªamos que, si no pod¨ªais encontraros en la cita, ir¨ªais a la parroquia de Entrev¨ªas", donde naci¨® el ReS y donde se re¨²ne la Asamblea durante todo el a?o. Pero no contaban con un plan B.
Cinco de la tarde en la calle del Acuerdo, 8, en Malasa?a. Suenan los acordes de El cafetal. Alguien toca esa tradicional canci¨®n cubana con una trompeta en el antiguo colegio que hemos okupado hace una hora. Unas 200 personas esperan en la calle coreando la canci¨®n, aplaudiendo y entonando los lemas de Rompamos el Silencio: "Nueve d¨ªas de lucha social" y "Tomando las calles, rompiendo el silencio".
"Para que el edificio sea nuestra sede, la gente debe poder venir a charlas, debates, talleres..."
Los de dentro, unas 80 personas, asomados a las ventanas les saludamos, les jaleamos y nos animamos mutuamente. Ya estamos dentro y recorremos los 1.800 metros cuadrados de este colegio de monjas abandonado. Por el suelo cajas y m¨¢s cajas del Domund. En las paredes, antiguas fotograf¨ªas de monjas en las misiones. Dej¨® de ser colegio en 1997 y lleva siete a?os sin uso. La portavoz del Eje de Okupaci¨®n me cuenta que se eligi¨® este edificio por su situaci¨®n "estrat¨¦gica" para el ReS, porque est¨¢ en una calle peatonal y porque uno de sus apoderados, Leopoldo Arn¨¢iz, est¨¢ vinculado un caso de especulaci¨®n urban¨ªstica en el Ayuntamiento de Alcorc¨®n.
Media hora m¨¢s tarde, aparecen los antidisturbios, que se colocan a ambos lados de la puerta. Les interesa saber, sobre todo, cu¨¢nto tiempo nos vamos a quedar. Es domingo y la polic¨ªa dice que tiene ¨®rdenes de dejarnos introducir comida y bebida. Menos mal. El a?o pasado fue un asedio en toda regla y ven¨ªamos preparados con comida y bebida. Adem¨¢s, descubrimos que hay agua en algunos de los ba?os. Hay que limpiar para pasar la noche y poder reunirse. En una hora y media limpiamos tres ba?os, cuatro enormes salas para dormir, un sal¨®n de reuniones y el patio. Ya podemos reunirnos.
Se convoca la primera asamblea en el colegio. Es importante decidir algunas cosas. No se vota, se deciden las cosas por consenso. Hoy, lo principal es comunicar la negociaci¨®n con la polic¨ªa. Van a dejar salir a la gente que quiera, identific¨¢ndolos. Hay gente que quiere salir. Trabaja al d¨ªa siguiente, lunes, y no pensaba quedarse a pasar la noche. Me rodea gente que no vive en okupas. Yo tampoco. La mayor¨ªa no okupamos normalmente.
El ReS es especial. Okupamos lo que ser¨¢ nuestra sede durante nueve d¨ªas. Nueve d¨ªas en los que tomamos las calles para mostrar que "la lucha est¨¢ en la calle, no en el Parlamento". Formamos parte de colectivos de todo Madrid que trabajamos todo el a?o en temas de medio ambiente, antimilitarismo, feminismo, antipatriarcado, sindicalismo, precariedad, vivienda, migraciones...
En esta asamblea estoy rodeada de soci¨®logos, m¨²sicos, educadores sociales, maestras, periodistas, traductores, acomodadores, paleont¨®logos, t¨¦cnicos de imagen y de sonido, estudiantes, parados, inform¨¢ticos, cocineras...
Para que el edificio sea nuestra sede, hay que resistir. La gente debe poder venir libremente a charlas, debates, talleres. Las puertas deben estar abiertas y todo el que pueda quedarse lo har¨¢ hasta que se consiga. Nuestra primera acci¨®n desobediente no violenta ha salido bien. La alegr¨ªa se desborda. La gente de fuera entra a ver el edificio. La Semana de Lucha Social transcurre muy bien el lunes y el martes, con la acci¨®n del Eje de Vivienda (okupaci¨®n pac¨ªfica de la Empresa Municipal de la Vivienda), la del Eje de Antifascismo y Memoria Hist¨®rica y la del Eje de G¨¦nero, con un recorrido por la noche para afrontar el miedo y recuperar espacios p¨²blicos.
Pero el mi¨¦rcoles se acaba la tranquilidad. En la acci¨®n del Eje de Globalizaci¨®n y Resistencias, los antidisturbios persiguen a los activistas -que han realizado un teatrillo en la sede de La Caixa- hasta el metro. Dentro, varias personas reciben golpes, dos personas son detenidas y hay 10 identificados. Menos mal que por la noche la gente vuelve a salir a la calle sin miedo en un Reclaim the Streets, un pasacalles festivo y l¨²dico, con batukada, organizado por el Eje de Cultura Libre. No habr¨¢ m¨¢s detenidos.
El jueves, acci¨®n del Eje de Educaci¨®n. Unas 60 personas, algunos disfrazados de payasos, empapelan de pegatinas la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducaci¨®n y Reinserci¨®n del Menor Infractor.
Tampoco hay incidentes en la acci¨®n del Eje de Precariedad. Estamos ante la sede del Centro de Empleo y Fomaci¨®n "Abogados de Atocha" de CC OO. Se pegan pegatinas en la fachada y en la calle. La puerta se sella con la pancarta autoadhesiva y se tira pintura amarilla contra la fachada.
El viernes toca Antimilitarismo. Nos dirigimos a la puerta del Cuartel del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, en Cibeles. Cuando llegamos hay desplegados polic¨ªas nacionales a lo largo de la valla, pero no saben qu¨¦ vamos a hacer. Colgamos esquelas denunciando los gastos militares, dinero que se va en armas en vez de a medio ambiente, vivienda, sanidad, educaci¨®n...
El s¨¢bado, un grupo de gente ha entrado en el Museo Antropol¨®gico para dejar all¨ª las semillas que est¨¢n desapareciendo y que pronto ser¨¢n piezas de museo. Se acerca el final del ReS. Ma?ana, de nuevo, habr¨¢ asamblea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.