Poder y doctrina
Poder y doctrina, lo que gusta en Roma. Benedicto XVI resucit¨® el infierno en marzo pasado ("existe y es eterno", proclam¨®), el lat¨ªn la semana pasada, y ahora la idea de que fuera de la Iglesia cat¨®lica no hay salvaci¨®n, ni siquiera hay otras iglesias. ?Vaya por Dios! Todo porque cada vez hay m¨¢s cat¨®licos, incluso altos eclesi¨¢sticos, que ponen en duda la autoridad moral y teol¨®gica de Roma.
El Papa rectifica al Vaticano II porque siente que, por culpa de aquellas reformas, la Iglesia cat¨®lica est¨¢ acorralada ("villa devastada por jabal¨ªes"), y m¨¢s d¨¦bil. Trata de volver atr¨¢s para recuperar la fuerza pasada.
Es una cuesti¨®n de poder, pero tambi¨¦n un debate doctrinal. Un documento del Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, de 1963, dijo que la Iglesia de Cristo "subsiste" (subsistit) en la cat¨®lica. Debi¨® decir que "es" (est) la cat¨®lica, sostiene ahora el Papa.
?ste es el tipo de disputas (la sustituci¨®n de est por subsistit) que pon¨ªa de mal humor a Erasmo. Lo cuenta en Elogio de la locura: decenas de te¨®logos discutiendo semanas enteras si era pecado menos grave matar a un millar de hombres que coser en domingo el zapato de un pobre.
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