Mociones r¨¢pidas
La moci¨®n de censura presentada por el PSOE e Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Legan¨¦s, que ha devuelto el gobierno de este municipio madrile?o a estos partidos tras permanecer unos d¨ªas en manos del PP, ha causado sorpresa por su rapidez: apenas tres semanas despu¨¦s de constituido el nuevo Consistorio. La misma sorpresa ha causado la moci¨®n de censura presentada por el PSOE y Nueva Canarias -una formaci¨®n nacionalista desgajada de Coalici¨®n Canaria- en el Cabildo Insular de Gran Canaria, que ha desalojado al PP de la presidencia de esta instituci¨®n tras haberla desempe?ado durante 16 a?os.
La moci¨®n de censura municipal quiz¨¢ no tenga el empaque de la constitucionalmente dise?ada para exigir la responsabilidad pol¨ªtica del Gobierno en el Congreso de los Diputados, pero est¨¢ sujeta a procedimientos parecidos y responde esencialmente a los mismos fines. La ley no establece ning¨²n plazo para presentarla ni tampoco la vincula expresamente con la gesti¨®n del equipo de gobierno censurado, pero debe suponerse que son cuestiones relativas a esta gesti¨®n las que la justifican y legitiman ante los vecinos.
En el caso de Legan¨¦s, la moci¨®n de censura ha sido presentada sin darle tiempo al equipo de gobierno municipal del PP a gestionar nada. Mal han podido entonces los 11 concejales socialistas y los tres de IU evaluar esa gesti¨®n y mucho menos basarse en ella para justificar su moci¨®n de censura y el consiguiente cambio de gobierno municipal. Gobernar en minor¨ªa frente a una oposici¨®n que aglutina a una mayor¨ªa absoluta de concejales es pr¨¢cticamente imposible y ¨¦se era el caso del gobierno formado por los 12 concejales del PP. Pero lo razonable habr¨ªa sido esperar un tiempo, y no s¨®lo por razones de cortes¨ªa pol¨ªtica, sino para que los ciudadanos percibieran las dificultades de un gobierno minoritario y la necesidad de cambiarlo. Salvo que hubiera premura por enmendar errores propios, como lo fue la caprichosa abstenci¨®n de los concejales de IU en la sesi¨®n constitutiva del Ayuntamiento, lo que facilit¨® al PP el gobierno municipal y mereci¨® una justificada reprimenda por parte de la direcci¨®n de la coalici¨®n.
La moci¨®n de censura en Legan¨¦s no constituye un fraude pol¨ªtico y menos legal, como ha apuntado Acebes. Todav¨ªa menos constituye un acto de fuerza, como ha pretendido la alcaldesa defenestrada del PP. Es legal y plenamente democr¨¢tica, pues se sustenta en una mayor¨ªa absoluta de concejales que a su vez representan a casi el 60% de los votantes. Pero ha sido una moci¨®n prematura, urgida m¨¢s por las prisas del PSOE y de IU de volver al poder, tras haber sentido el v¨¦rtigo de perderlo por rencillas y ambiciones personales, que por el inter¨¦s de sus votantes. Esa instrumentaci¨®n de la moci¨®n de censura no es aceptable.
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