Leyendas urbanas
Sebasti¨¢n Gord¨ªn expone por primera vez en Madrid y lo hace con una obra tocada por la leyenda. La leyenda se ha apoderado hasta tal punto de la biograf¨ªa de Sebasti¨¢n Gord¨ªn que aun cuando no han pasado ni veinte a?os desde que se pase¨® por las calles de la capital argentina con una l¨¢mpara de minero en la cabeza y una maqueta de las salas de exposiciones del ICI colgada del cuello -en la que pod¨ªa verse una exposici¨®n suya en miniatura-, el episodio es contado y recontado ahora en clave legendaria. Como si Gord¨ªn, en vez de haber realizado esa performance en un momento preciso de nuestro calendario lo hubiera hecho in illo t¨¦mpore, en el tiempo inmemorial del ?rase una vez... con el que comienzan todas las f¨¢bulas. A las leyendas biogr¨¢ficas se a?aden las que el p¨²blico bonaerense ha ido tejiendo a partir de su obra, estimulado por el hecho de que las ilustraciones y las portadas de revistas norteamericanas de la mitad del siglo pasado, como Avon Fantasy reader, The Blue Book o Weird Tales, han proporcionado abundantes temas o motivos de inspiraci¨®n a sus acuarelas y dibujos. Esas revistas cultivaban las variantes m¨¢s fant¨¢sticas y terror¨ªficas de la pulp fiction y por lo mismo su simple invocaci¨®n de las mismas induce o potencia en los espectadores la lectura en clave g¨®tica de la otra parte importante del trabajo de este artista argentino, representada por cajas esc¨¦nicas e instalaciones en miniatura.
SEBASTI?N GORD?N
Galer¨ªa Distrito Cu4tro
B¨¢rbara de Braganza, 2. Madrid
Hasta el 31 de julio
En esta exposici¨®n hay tanto buenos ejemplos de estas dos facetas de la obra de Gord¨ªn como pruebas adicionales de cuanto se aclaran mutuamente entre s¨ª. Las cajas y las instalaciones, para cuya composici¨®n Gord¨ªn echa mano abiertamente de recursos espec¨ªficos de la escenificaci¨®n teatral, deben, sin embargo, mucho m¨¢s a la Ilustraci¨®n tardorrom¨¢ntica y folletinesca de f¨¢bulas y de leyendas que al propio teatro.
S¨®lo resultar¨ªan teatrales si acord¨¢semos previamente que la teatralidad que les concierne es on¨ªrica, nocturna, de pesadilla si se quiere, en la que el drama -si comparece- es absorbido por el tempo y las figuras de una narrativa fabulosa o legendaria. Por eso no sorprende nada que las dos ¨²nicas esculturas incluidas en esta muestra no sean en realidad personajes sino unos mu?ecos o maniqu¨ªes tan fant¨¢sticos como asexuados.
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