Una gota en el oc¨¦ano
Somos peque?as hormigas en un gran hormiguero. El mundo es enorme, y nosotros somos s¨®lo una gota en el inmenso oc¨¦ano. Demasiado a menudo nos sentimos peque?os e impotentes, y pensamos que nuestras acciones sirven de poco. Sin embargo, he aqu¨ª la frase que la Madre Teresa de Calcuta sol¨ªa repetirle a Dominique Lapierre: "El oc¨¦ano est¨¢ hecho de gotas de agua, as¨ª que tu gota es importante porque, con otras gotas, podemos hacer un oc¨¦ano". La frase, rotunda y conmovedora, nos lleva a una reflexi¨®n: todo fen¨®meno generalizado tuvo que ser iniciado por una primera persona. Y ¨¦sta, a su vez, contagi¨® a otras hasta lograr algo grande.
Tomemos como ejemplo las modas en el vestir. A menudo se originan en el seno de grupos reducidos de personas. En un pub del Soho de Nueva York se empieza a estilar un tipo de calzado. Desde ah¨ª, una especie de boca a boca va extendiendo la moda a otros locales del mismo barrio y luego a otros de la ciudad neoyorquina, para finalmente ponerse de moda en Estados Unidos y, de ah¨ª, en el resto del mundo. Dos j¨®venes neoyorquinos han acabado por contagiar a millones de seres un modo de vestir determinado… ?sin ser conscientes de ello!
Este proceso es de tanta importancia que ha sido ampliamente estudiado en las ciencias sociales y empresariales. Lo que los soci¨®logos no han acertado a comprender es por qu¨¦ unos fen¨®menos prosperan y otros no. ?Por qu¨¦ se puso de moda un calzado determinado y no otro? ?Por qu¨¦ la influencia de ciertos grupos de personas es m¨¢s poderosa que la de otros? Saber sobre qu¨¦ personas hay que pulsar para convertir un fen¨®meno minoritario en universal otorgar¨ªa un gran poder. Hay empresas de marketing especializadas en detectar e influir sobre los peque?os grupos de gente que definen tendencias.
La segunda cuesti¨®n que tampoco ha podido resolverse es la de en qu¨¦ punto un fen¨®meno restringido a pocos se convierte en vox p¨®puli. Malcolm Gladwell, escritor norteamericano, analiza este hecho en The tipping point. Hay un extra?o momento, imposible de determinar, en el cual las gotas se vuelven oc¨¦ano. Una gota no lo es; dos, tampoco, ni tres. Pero cada vez hay m¨¢s gotas, y llega un momento en el cual el volumen de agua es tal que sabemos que aquello devendr¨¢, irremisiblemente, oc¨¦ano. ?Cu¨¢l es este punto? Por ejemplo, el cambio clim¨¢tico es ahora una preocupaci¨®n de millones de personas. Pero durante mucho tiempo fue s¨®lo foco de atenci¨®n de grupos de ecologistas y pacifistas. ?En qu¨¦ punto se produjo el salto?
Esta cuesti¨®n fue detectada hace siglos, cuando el pensamiento se adentr¨® en el fascinante mundo de las paradojas. Todos estaremos de acuerdo con la siguiente afirmaci¨®n: si le damos una moneda a un pobre, sigue siendo pobre. Seg¨²n esto, por muchas monedas que le demos a un pobre, una detr¨¢s de otra, siempre lo ser¨¢. Sabemos que no es as¨ª, porque, al cabo de muchas monedas, el pobre ser¨¢ rico. ?Cu¨¢l es la moneda con la que el pobre se transforma en rico? Asistimos aqu¨ª a lo que se denominan las fronteras difusas donde las reglas y normas que son v¨¢lidas a peque?a escala dejan de serlo a gran escala. La paradoja se extiende a todos los campos de la ciencia: las leyes f¨ªsicas y gravitacionales que explican los movimientos de los ¨¢tomos dejan de ser v¨¢lidas a gran escala. La gran cuesti¨®n es d¨®nde se produce la frontera.
Internet es un nuevo entorno que potencia las posibilidades de convertir ¨¢reas marginales en temas de inter¨¦s general. Hasta hace poco, la comunicaci¨®n masiva era de un emisor (un medio, un peri¨®dico, una cadena de televisi¨®n) a muchos receptores (la audiencia, nosotros, las hormigas, las gotas del oc¨¦ano). Pero la comunicaci¨®n es ahora neuronal y sist¨¦mica. Muchos nos comunicamos con muchos a trav¨¦s de blogs, de chats, de correos electr¨®nicos que se reenv¨ªan a coste cero y tiempo real. Los fen¨®menos surgir¨¢n de la gente y no s¨®lo de los medios. En la actualidad, la informaci¨®n es proactiva: parte de cada uno de nosotros. El individuo, la hormiga, la gota decide qu¨¦ es y qu¨¦ no es importante.
?Ad¨®nde quiero ir a parar? ?Qu¨¦ tiene que ver la Madre Teresa de Calcuta con las modas de vestir que surgen del Soho y se transforman en fen¨®menos a gran escala? El mensaje de este art¨ªculo es recordar que son las hormigas las que cambian el hormiguero. Que actuar conforme a c¨®mo queremos que sea el mundo tiene un valor fundamental. Nunca hay que desesperarse ante la magnitud de la globalizaci¨®n. El individuo, aunque no lo parezca, tiene un poder fenomenal. Porque, como dicta la teor¨ªa del caos, un batir de alas de mariposa puede ser la causa del primer desequilibrio entre dos part¨ªculas de aire que acaba generando en la otra punta del planeta, semanas despu¨¦s, un hurac¨¢n. Jam¨¢s debemos sentirnos peque?os por vivir en un mundo grande. Como neurona integrante del gran cerebro social, tenemos una gran responsabilidad. Jam¨¢s podemos olvidar ni minimizar la infinita importancia que tiene ser personas, ser gotas del oc¨¦ano.
Fernando Tr¨ªas de Bes es profesor de Esade, conferenciante y escritor.
De la hormiga al hormiguero, en los libros
Existen varios libros interesantes de c¨®mo los fen¨®menos individuales devienen universales: La frontera del ¨¦xito: c¨®mo peque?os detalles provocan grandes diferencias, de Malcolm Gladwell; La econom¨ªa 'long tail', que analiza el triunfo de lo minoritario, pues los peque?os nichos de negocio son ya, en su conjunto, mayores que los mercados de masas; Caos para todos, publicado por Ediciones Paid¨®s, y, finalmente, The world is flat, de Thomas Friedman, todav¨ªa no traducido al castellano, pero que puede encontrarse en las librer¨ªas de nuestro pa¨ªs.
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