El rey destronado
Conrad Black controlaba hasta 2004 casi 500 cabeceras de peri¨®dicos. Declarado culpable de fraude, le pueden caer 35 a?os de c¨¢rcel
Conrad Black crea pasiones y odios. El magnate canadiense fue una persona admirada durante los a?os 1980 y 1990, cuando a trav¨¦s del grupo Hollinger controlaba m¨¢s de medio millar de cabeceras de peri¨®dicos desde Toronto hasta Jerusal¨¦n. El viernes pasado, dos d¨¦cadas despu¨¦s, acababa la leyenda. Un jurado popular en Chicago le consider¨® culpable por tres delitos de fraude, por lo que puede pasar el resto de sus d¨ªas entre rejas.
Atr¨¢s quedan los a?os en los que la dama de hierro, la ex primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, aparec¨ªa sonriente junto a Lord Black. El magnate la adoraba, hasta el punto de idolatrarla, como recordaba el Daily Telegraph londinense. El grupo Hollinger, del que Black era presidente ejecutivo y accionista mayoritario, pose¨ªa durante esos a?os diarios como The Sun de Chicago, el Telegraph de Londres y el Post de Jerusal¨¦n. S¨®lo en Canad¨¢ controlaba el 50% de los rotativos.
Un jurado de Chicago ha establecido que Black se apropi¨® de dinero de los accionistas
Eran los a?os dorados del bar¨®n. La historia cambi¨® radicalmente a finales de los noventa, cuando el grupo editor empez¨® a deshacerse de algunas de sus cabeceras en Norteam¨¦rica, operaciones con las que, seg¨²n algunos, Black se benefici¨® personalmente. Una investigaci¨®n interna revel¨® que el magnate cre¨® una trama financiera por la que se apropi¨® ilegalmente de un dinero de los accionistas. A esto se le suman gastos personales por decenas de miles de d¨®lares que el empresario utiliz¨® para fiestas, cenas y vacaciones. Con el fuego de los esc¨¢ndalos corporativos a¨²n humeante en Wall Street, por el colapso de la el¨¦ctrica Enron y la telef¨®nica World Com, el fantasma del fraude oblig¨® al magnate a renunciar a final de 2003 primero al puesto de consejero delegado de Hollinger y luego al de presidente, en 2004.
Lo que quedaba del imperio medi¨¢tico cambiar¨ªa tambi¨¦n de propietarios, mientras las autoridades reguladoras del mercado de valores en EE UU le met¨ªan mano. No era la primera vez que protagonizaba un episodio similar. A los 14 a?os de edad, Conrad Black era expulsado de un colegio privado en Toronto despu¨¦s de que le pillaran vendiendo a sus compa?eros copias de las preguntas de los ex¨¢menes.
El pasado viernes, a sus 62 a?os de edad, el bar¨®n de la prensa fue considerado culpable de tres delitos de fraude y uno por obstrucci¨®n a la justicia. Le puede costar un m¨¢ximo de 35 a?os de c¨¢rcel y una multa de un mill¨®n de d¨®lares. La sentencia est¨¢ prevista para el pr¨®ximo 30 de noviembre.
Junto a Black, el fallo considera culpable tambi¨¦n por tres delitos de fraude a Jack Boultbee (ex director financiero), Peter Atkinson (ex vicepresidente) y Mark Kipnis (abogado), que pueden ser condenados a un m¨¢ximo de 15 a?os de prisi¨®n respectivamente. El fiscal federal Patrick Fitzgeral, que hace dos a?os present¨® cargos contra ellos, dijo sentirse "muy satisfecho" con el resultado, pese a que el veredicto anulara nueve de los 13 cargos que present¨® contra el bar¨®n, entre ellos los que estaban relacionados con la venta de activos de Hollinger.
La prensa canadiense se preguntaba este fin de semana c¨®mo un hombre tan inteligente pod¨ªa haber ca¨ªdo tan bajo y creer que sus excesos quedar¨ªan impunes. Black, que estuvo acompa?ado durante la lectura del fallo por su mujer B¨¢rbara y su hija Alana, dijo desde el inicio que el proceso era una farsa y sus abogados ya han dicho que recurrir¨¢n el veredicto. Black ya se vio las caras con la justicia a comienzos de los a?os ochenta. Entonces el magnate lleg¨® a un arreglo con las autoridades reguladoras por el que promet¨ªa no violar m¨¢s las reglas de juego. Los analistas dicen que esta vez le pudo su arrogancia.
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