La capital de los silencios
Madrid acoge desde hoy un congreso mundial sobre personas sordas
"?Ah! ?Y ahora esto qu¨¦ es?". El silencio y la oscuridad. A Conchi se le iba a salir el coraz¨®n por la boca. Un segundo y la nada. Era un apag¨®n en el metro, dentro de un vag¨®n al que se le iba vaciando el aire. Un segundo y empujones. Conchi notaba a los pasajeros nerviosos. El sinsentido. No le qued¨® otro remedio que esperar. Un minuto, dos, tres, cuatro, cinco, de angustia. No sab¨ªa qu¨¦ hab¨ªa pasado. Por megafon¨ªa anunciaron una aver¨ªa. Pero ella es sorda. Y el sonido le entra por los ojos.
Existe un Madrid en el que el caos, el tr¨¢fico, las aglomeraciones, las obras, la risa, la comunicaci¨®n no se cuentan en decibelios sino en mara?as de im¨¢genes. Es la regi¨®n de 14.468 madrile?os con discapacidad auditiva grave o total, seg¨²n la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales. Desde hoy y hasta el pr¨®ximo domingo, la capital del ruido se convertir¨¢ en la del silencio porque acoge el V Congreso Mundial de Personas Sordas. Un evento que servir¨¢ para elaborar un programa de actuaci¨®n que contribuya a que estos ciudadanos se sientan m¨¢s integrados.
A Ver¨®nica le encanta salir por Chueca a bailar: "No escucho nada, pero todo vibra. La gente, las paredes... ?Es genial!"
El eterno alegato de Rosa Marta Gonz¨¢lez: la no discriminaci¨®n. Ella, con sus 34 a?os de gestos, su amplia sonrisa, sus gafas de pasta, es la presidenta de la Federaci¨®n de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid (FeSorCam). La vida en la capital le pone a prueba cada d¨ªa. Como a todos los que no pueden o¨ªr. Lo que ha sufrido al volante s¨®lo lo sabe ella. A veces alguien le ha hablado mientras conduc¨ªa. Ella ha seguido su camino. Al no responder, incluso le han zarandeado el coche. Al borde del infarto. Eso tiene un nombre: barreras psicol¨®gicas.
Conchi, la del agobio en el metro, esconde dentro un nervio que a veces se refleja en su cara. Es t¨¦cnico de la FeSorCam. Dice que los sordos tienen problemas nada m¨¢s pisar la calle. Y cuenta sus historias en el metro y el aeropuerto de Barajas. "Todo lo dicen por megafon¨ªa", traduce una int¨¦rprete de la federaci¨®n. Conchi mira a los ojos y se indigna: "A veces, estoy en el metro y veo que la gente sale de los andenes. ?Qu¨¦ habr¨¢ pasado? Si veo que se va todo el mundo, me largo yo. Pueden haber anunciado una aver¨ªa o que el tren tardar¨¢ 15 minutos. O una bomba. Porque yo no lo s¨¦". Ser¨ªa tan f¨¢cil, explican, como incluir una frase en los paneles electr¨®nicos.
Lourdes, con 27 a?os y un m¨®dulo de inform¨¢tica arrastrando desde hace alg¨²n tiempo, protesta por el trabajo. Ahora es su ¨²nica preocupaci¨®n. "Dios m¨ªo, ?nunca encontrar¨¦ uno que se acerque un poco a lo que he estudiado?". Tiene m¨¢s dificultades por ser sorda. Las empresas est¨¢n obligadas a reservar puestos a personas con alguna discapacidad. Pero a ella no la ha llamado ninguna para un trabajo en condiciones. Una vez le dieron un curso de formaci¨®n. Acudi¨® el primer d¨ªa. Su sorpresa lleg¨® cuando le dijeron que no hab¨ªa int¨¦rprete. "Si saben que soy sorda y nadie conoce la lengua de signos, ?para qu¨¦ me llaman?". Y tuvo que desandar el camino a casa. Sin curso y molesta. En la FeSorCam llevan a?os intentando solucionarlo. Dice Rosa Marta que en septiembre tendr¨¢n un convenio con el INEM. Lourdes no se lo cree.
A Rosa Marta la tomaban por loca algunos profesores de la universidad. Le dec¨ªan que era imposible que pudiera estudiar una carrera. Pero ella es de ideas fijas. Se sac¨® Econ¨®micas en la Complutense. Erre que erre. Al principio, yendo a las clases y entendiendo lo que pod¨ªa. A partir de 3?, a mitad de curso, con un int¨¦rprete. Ahora los int¨¦rpretes llegan a todas las facultades de la regi¨®n siempre que alguien lo solicite.
Las barreras psicol¨®gicas son las m¨¢s dif¨ªciles de superar. Mar¨ªa Jos¨¦, una bilba¨ªna que trabaja en una de las asociaciones de sordos de la capital, es oyente pero est¨¢ de acuerdo. Cree que la sordera es "una discapacidad invisible". Ella cree que hay pocas subvenciones.
Al Caf¨¦ de los Signos uno va a pasar el rato y a conocer gente sin prejuicios. Es un bar abierto en 2006 en el paseo de Santa Mar¨ªa de la Cabeza. Atendido por camareros sordos, con proyecciones subtituladas y exposiciones de artistas sordos. All¨ª siempre va a estar alguien. Antes, las personas sordas de Madrid se iban a las asociaciones a esperar a los amigos. El viernes estaba all¨ª Nanny, un estadounidense llegado a Madrid por el congreso. Hab¨ªa o¨ªdo hablar del bar. Y all¨ª estaba intentando entenderse con Ver¨®nica, que ese d¨ªa cumpl¨ªa a?os. Se comunican en lenguajes de signos diferentes. Cada pa¨ªs tiene el suyo, pero a Ver¨®nica le da igual. Tiene una vitalidad que desborda y un 53% de discapacidad auditiva. Le encanta salir de noche por Chueca y bailar. "No escucho nada, pero todo vibra. La gente, las paredes... ?Es genial!".
Las instituciones, a prueba
Creen las personas sordas que a las instituciones hay que abrirles la mente. "La Consejer¨ªa de Asuntos Sociales siempre trabaja con nosotros", puntualiza Rosa Marta, presidenta de la FeSorCam. Sin embargo, con Sanidad, argumenta, es muy dif¨ªcil conseguir cosas. "Todo depende de los presupuestos, las pol¨ªticas o las personas".
A los riesgos de la calle, hay que sumar los de los edificios. Ah¨ª sigue la incertidumbre. ?Y si hay un incendio? Las alarmas son s¨®lo sonoras. En un hospital o ambulatorio, una persona se puede quedar sin pasar a consulta. Llega la enfermera, grita un nombre y si nadie contesta, el siguiente. "?Por qu¨¦ no ponen una m¨¢quina con n¨²meros, como en la carnicer¨ªa?", se preguntan.
Por esas desventajas, las personas sordas de Madrid tienen que acudir al centro de salud con un int¨¦rprete que hay que solicitar con dos d¨ªas de antelaci¨®n. Y a veces es para algo tan nimio como recoger una anal¨ªtica. M¨¢s de la mitad de los servicios de int¨¦rpretes que presta la FeSorCam en la Comunidad son sanitarios. Le siguen los servicios a Ayuntamientos y a juicios y abogados. La Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales tambi¨¦n presta este servicio.
En el hospital Gregorio Mara?¨®n disponen de un equipo de voluntarios y asistentes sociales que conocen la lengua de signos. As¨ª todo va r¨¢pido. Sobre ruedas. Llega una persona sorda y llaman al int¨¦rprete propio en el momento.
M¨¢s medidas: el tel¨¦fono 112 de la Comunidad ha puesto en marcha un plan piloto para que las personas sordas puedan avisar de sus urgencias sanitarias y policiales mediante mensajes de m¨®vil. El servicio dispone de un n¨²mero de m¨®vil y fax de uso exclusivo para el colectivo. Adem¨¢s, quien no tenga buen dominio del lenguaje escrito puede emplear unos iconos que describen la situaci¨®n de urgencia.
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