"La cabeza venci¨® la batalla"

Hac¨ªa mucho tiempo que Severiano Ballesteros, 50 a?os cumplidos en abril, respond¨ªa siempre "dejar¨¦ el golf cuando deje de divertirme", y aunque visto desde fuera los ¨²ltimos a?os el fenomenal golfista c¨¢ntabro m¨¢s parec¨ªa sufrir que pasarlo bien en un torneo, Ballesteros se negaba siempre a dar su brazo a torcer. Hasta ayer. "He mantenido durante mucho tiempo una dura lucha en mi interior", dijo el jugador que transform¨® el golf mundial en los a?os 80. "Una lucha entre la cabeza, que me dec¨ªa que me retirara, y el coraz¨®n, que me exig¨ªa seguir. Al final ha ganado la cabeza". Lo dijo Ballesteros en la sala de prensa de Carnoustie, el brutal campo escoc¨¦s que acoge esta semana el Open Brit¨¢nico, el mismo campo en el que en 1975, un jovencito de 18 a?os, un jugador salvaje, sangu¨ªneo, mercurial, nacido en la arena de la playa de Pedre?a (Cantabria), lleg¨® como un terremoto al escenario m¨¢s importante del golf europeo. Tard¨® poco, cuatro a?os, en ganar su primer British. Le seguir¨ªan dos m¨¢s, en 1984 y 1988, y dos chaquetas verdes de Augusta en 1980 y 1983.

Surgido de la nada en la miseria deportiva franquista, ha sido quiz¨¢s el mejor deportista espa?ol

Lo dijo, seg¨²n los testigos, con voz triste, con voz entrecortada, la cara cansada, el cuerpo delgado, fibroso. "La decisi¨®n la tom¨¦ hace dos meses, cuando volv¨ª de mi primera y ¨²nica participaci¨®n en un torneo del circuito s¨¦nior de Estados Unidos, en Alabama", dijo. "Pero he esperado a anunciarlo a este momento porque quer¨ªa hacerlo aqu¨ª, en Carnoustie, y porque quer¨ªa, as¨ª, agradecer todo su apoyo al pueblo y a la prensa brit¨¢nicos. Me he sentido muy querido, superprotegido, por el p¨²blico brit¨¢nico. Muchas gracias, pero ahora he comprendido que tengo otras prioridades en la vida, mis amigos, mis tres hijos, mi vida privada, mis negocios [su empresa Amen Corner, como los tres hoyos m¨¢s famosos de Augusta, dedicada a la organizaci¨®n de torneos y a la construcci¨®n de campos]. Quiero disfrutar de la infancia y la juventud que no he tenido".

Su carrera, corta para un golfista, alcanz¨® su c¨¦nit cuando gan¨® en St. Andrews, la cuna del golf, el British de 1984 y fue una marcha triunfal hasta 1995, su ¨²ltima victoria, el Open de Espa?a. Desde entonces los problemas de salud, una espalda machacada -s¨ªndrome de todos los jugadores naturales, de todos los que como Ballesteros aprendieron a manejar los palos lejos de la escuela, se construyeron su swing dejando al cuerpo buscar por instinto la manera m¨¢s eficiente de darle a la bola-, la saturaci¨®n de objetivos, acabaron desquiciando su juego, descoyuntando su swing. Los ¨²ltimos a?os su figura se ha debatido entre el amor de sus incondicionales, millones, y la tristeza de aquellos que no pod¨ªan soportar vi¨¦ndolo en las ¨²ltimas posiciones de los torneos.

Ballesteros, surgido de la nada, nacido de s¨ª mismo, de la miseria deportiva de la Espa?a franquista, es, evidentemente, uno de los mejores deportistas espa?oles de la historia, quiz¨¢s el mejor, y aunque su queja sonara a repetida, uno de los menos valorados hasta los ¨²ltimos a?os. Quiz¨¢s porque el golf era, y es a¨²n, un deporte minoritario en Espa?a, una cosa de ricos. Y despu¨¦s de Ballesteros, s¨®lo otro jugador espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, ha sido capaz de ganar un grande, dos Masters. Por eso, en muchas ocasiones, ha dado la impresi¨®n de que a Seve le habr¨ªa gustado haber nacido en Escocia, donde los campos de golf son tan naturales como en Cantabria los prados. Todav¨ªa, a los ni?os ingleses, a los aficionados al golf, la pregunta inevitable en las Islas Brit¨¢nicas es: ?Ballesteros o Faldo? Como Loro?o o Bahamontes, Joselito o Belmonte.

Y eso no fue s¨®lo por un amor loco, sino por todo lo que signific¨® su figura para el golf europeo, y tambi¨¦n brit¨¢nico, frente al coloso americano. Fue el primer europeo, y el segundo no norteamericano tras el surafricano Gary Player, que gan¨® el Masters. Y el m¨¢s joven hasta que lleg¨® Tiger Woods. Y el m¨¢s joven ganador del British -hasta Woods-, y el primer europeo continental desde 1907. Y m¨¢s all¨¢ de sus cinco grandes, de sus 54 torneos del circuito europeo, de sus 87 victorias en todo el mundo, de su forma ¨²nica, inventiva, imaginativa, the Seve's way, que dicen los ingleses, de enfrentarse a los 18 hoyos, Ballesteros fue grande porque reinvent¨® la Ryder Cup. Convirti¨® una competici¨®n moribunda, en la que tradicionalmente Estados Unidos derrotaba por goleada al equipo que, hasta 1983, s¨®lo representaba al Reino Unido e Irlanda, en uno de los momentos cumbres del calendario deportivo mundial. "Y, sin embargo", reconoci¨® ayer, "al principio ni prestaba atenci¨®n a la Ryder. La descubr¨ª y me hice un incondicional. Mi mejor recuerdo: el privilegio de jugar junto a Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal".

El ¨²ltimo golpe de Seve