El frustrado viaje al centro
Piqu¨¦ ingres¨® en el PP como apuesta personal de Aznar para levantar el techo electoral y catalanizar el mensaje del partido
Josep Piqu¨¦ ingres¨® en el PP en 1999, cuando llevaba cerca de tres a?os como ministro en el primer Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en calidad de independiente, como una apuesta personal y pol¨ªtica del propio Aznar. Lo que buscaba era romper el techo electoral del PP, que era excepcionalmente bajo en Catalu?a, imprimiendo lo que se denomin¨® como un viraje al centro catalanista.
Se trataba de dar la batalla a CiU en su terreno. La plataforma de la que inicialmente dispon¨ªa Piqu¨¦ era la mejor posible. Y su perfil, tambi¨¦n. Fue ministro de Industria y portavoz en el primer Gobierno de Aznar y ministro de Asuntos Exteriores y de Ciencia y Tecnolog¨ªa en la segunda legislatura del PP.
Quienes vivieron relativamente de cerca el ascenso del ahora ex presidente regional del PP en Catalu?a explican que Aznar qued¨® prendado en 1995 de la brillantez anal¨ªtica de Piqu¨¦ cuando ¨¦ste presid¨ªa el C¨ªrculo de Econom¨ªa, una influyente plataforma de empresarios y altos ejecutivos de Barcelona. Desde este puesto, Piqu¨¦ criticaba la insensibilidad del PP hacia lo catal¨¢n y sus escasas convicciones centristas.
Sus esfuerzos para sumarse al Estatuto chocaron con el rechazo de la direcci¨®n del PP
Esta actitud la moder¨® forzosamente cuando fue nombrado ministro. Sin embargo, su pasado le ayudaba a mantener el perfil centrista. En particular, su etapa como director general de Industria del Gobierno catal¨¢n entre 1986 y 1988, bajo la presidencia de Jordi Pujol. Lleg¨® a este puesto de la mano del que entonces era secretario general de Esquerra Republicana, Joan Hortal¨¤. Era un profesor de Teor¨ªa Econ¨®mica de la Universiad de Barcelona y hab¨ªa trabajado para el servicio de estudios de La Caixa. Despu¨¦s de su paso por la direcci¨®n general emprendi¨® una etapa como gestor en empresas del grupo qu¨ªmico controlado por KIO. Fue presidente de Erkimia y Enfersa y consejero delegado de Ercros.
Con este bagaje y un discurso liberal, Piqu¨¦ fue, como ministro de Industria, el responsable de la privatizaci¨®n de algunas de las m¨¢s importantes empresas p¨²blicas espa?olas, entre ellas Repsol, Telef¨®nica y Endesa.
Esta trayectoria y el paso por Exteriores deb¨ªan ser una plataforma m¨¢s que suficiente para mejorar la situaci¨®n del PP en Catalu?a. La designaci¨®n del liderazgo en la organizaci¨®n regional se hizo, como es tradici¨®n, por fax desde la sede de la calle G¨¦nova.
Desde el primer momento, Piqu¨¦ fue un outsider en su partido, en el que introdujo moderaci¨®n, una permanente apelaci¨®n al sentido com¨²n y un barniz catalanista. Su principal adversario fue la frialdad con que fue acogido por una organizaci¨®n muy controlada y habituada a las maneras de un aparato creado durante la larga etapa en la que los principales dirigentes del partido eran los hermanos Jorge y Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz.
Piqu¨¦ ha librado en los ¨²ltimos a?os dos batallas en paralelo. La del centrismo y la moderaci¨®n, en la direcci¨®n nacional, enfrentado al secretario general, Angel Acebes, y al portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana. En Catalu?a, pele¨® por la catalanizaci¨®n del discurso pol¨ªtico.
Su primer reto como l¨ªder regional en las elecciones auton¨®micas de 2003 era mejorar los resultados, muy bajos. Logr¨® pasar de 12 a 15 diputados. Pero la formaci¨®n del primer Gobierno tripartito, presidido por Pasqual Maragall, dej¨® al PP en la oposici¨®n. La victoria del PSOE en 2004 dej¨® al partido encabezado por Mariano Rajoy tambi¨¦n en la oposici¨®n en las Cortes. Lo que hab¨ªan de ser plataformas para lanzar al PP catal¨¢n como opci¨®n moderada qued¨® en pr¨¢cticamente nada.
Piqu¨¦ se lanz¨® a esta etapa buscando el acercamiento a CiU, pero esta pretensi¨®n choc¨® contra el protagonismo absoluto adquirido en la anterior legislatura catalana por el debate sobre el Estatuto de Autonom¨ªa. Se trataba, justamente, del campo en el que m¨¢s dif¨ªcil era fraguar la alianza que eventualmente permitiera construir una alternativa de centro derecha en Catalu?a.
Los numerosos y tenaces esfuerzos de Piqu¨¦ para formar parte de la mayor¨ªa catalanista que aprob¨® el Estatuto se estrellaron contra la exigencia de los sectores del partido que, bajo la f¨¦rrea direcci¨®n de la calle G¨¦nova, propon¨ªan el rechazo frontal.
En este periodo, adem¨¢s, cristaliz¨® en Catalu?a la creaci¨®n de un partido, Ciutadans-Partido de la Ciudadan¨ªa, que representaba una amenaza para el z¨®calo electoral del PP: el voto espa?olista.
El giro dado por Acebes en las ¨²ltimas horas indica que la direcci¨®n nacional del PP teme m¨¢s por su base electoral en Catalu?a que por el techo que Piqu¨¦ intentaba elevar.
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