La crisis asi¨¢tica diez a?os despu¨¦s
En julio de 1997, el thai baht se desplom¨®. Poco despu¨¦s, el p¨¢nico financiero se expandi¨® a Indonesia y Corea, luego a Malasia. En poco m¨¢s de un a?o, la crisis asi¨¢tica se convirti¨® en una crisis financiera global, con la ca¨ªda del rublo de Rusia y el real de Brasil.
Diez a?os despu¨¦s cabe preguntar: ?cu¨¢les fueron las lecciones y qu¨¦ ha aprendido el mundo? ?Una crisis semejante puede volver a ocurrir? Hay alguna similitud entre aquella situaci¨®n y la de hoy: antes de la crisis de 1997, hubo r¨¢pidos incrementos en los flujos de capital desde los pa¨ªses desarrollados a los en desarrollo (un incremento que se sextuplic¨® en seis a?os). Despu¨¦s, los flujos a los pa¨ªses en desarrollo se estancaron.
"Las imperfecciones en el sistema financiero a¨²n pueden ser costosas, tanto en funci¨®n de prosperidad como de estabilidad global"
Antes de la crisis, algunos pensaban que las primas de riesgo para los pa¨ªses en desarrollo eran irracionalmente bajas. Estos observadores demostraron tener raz¨®n: la crisis estuvo marcada por las primas de riesgo en alza. Hoy, el exceso global de liquidez una vez m¨¢s ha derivado en primas de riesgo comparativamente bajas y en un resurgimiento de los flujos de capital, a pesar de un amplio consenso de que el mundo enfrenta enormes riesgos (incluyendo los riesgos planteados por un retorno de las primas de riesgo a niveles m¨¢s normales).
En 1997, el FMI y el Tesoro de Estados Unidos responsabilizaron de la crisis a la falta de transparencia de los mercados. Pero cuando los pa¨ªses en desarrollo apuntaron con el dedo a cuentas bancarias secretas y fondos de inversi¨®n, su entusiasmo se redujo.
Sin embargo, hay algunas diferencias importantes. La mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo han acumulado reservas de divisas. Aprendieron a fuerza de golpes lo que les pasa a los pa¨ªses que no lo hacen, cuando el FMI y el Tesoro de EE UU se entrometieron, arrebataron la soberan¨ªa econ¨®mica y exigieron pol¨ªticas destinadas a mejorar el reembolso a los acreedores occidentales, que sumergieron sus econom¨ªas en profundas recesiones y depresiones.
Este crecimiento de las reservas sirve de garant¨ªa a los pa¨ªses en desarrollo, pero crea una gran volatilidad global. Al perder el d¨®lar perdi¨® su lugar sagrado como dep¨®sito de valor bajo la Administraci¨®n Bush, reequilibrar las carteras en d¨®lares implica despojarse de activos en d¨®lares y contribuir a su debilitamiento.
En medio de la crisis de 1997, se gener¨® el consenso de que era necesario cambiar la arquitectura financiera global: el mundo necesitaba un mejor desempe?o a la hora de prevenir y afrontar crisis. Pero el Tesoro y el FMI se dieron cuenta de que las probables reformas, por m¨¢s deseables que fueran para el mundo, no eran de su inter¨¦s.
Hicieron lo que pudieron para asegurar que no se produjeran reformas importantes durante la crisis, con la certeza de que despu¨¦s el impulso reformista se disipar¨ªa. Ten¨ªan m¨¢s raz¨®n de lo que pensaban. Por ejemplo, cuando el FMI sugiri¨® acertadamente, tras la crisis de Argentina, que era necesario implementar una mejor manera de reestructurar la deuda (un procedimiento de quiebra internacional), EE UU vet¨® la iniciativa. Y tambi¨¦n vet¨® a la OCDE cuando propuso restringir el secreto bancario.
Por cierto, las dos lecciones m¨¢s importantes de la crisis no han sido asumidas. La primera es que la liberalizaci¨®n de los mercados de capital es peligrosa. No fue casual que los ¨²nicos dos pa¨ªses en desarrollo importantes que no sufrieron una crisis fueran India y China. Ambos se hab¨ªan resistido a la liberalizaci¨®n de los mercados de capital. Pero hoy ambos est¨¢n bajo presi¨®n para liberalizarse.
La segunda lecci¨®n es que en un mundo altamente integrado, existe la necesidad de una instituci¨®n financiera internacional cre¨ªble que dise?e reglas para mejorar la estabilidad global y promueva el crecimiento en los pa¨ªses en desarrollo. Con el FMI tan dominado por EE UU (es el ¨²nico pa¨ªs con derecho a veto) y Europa (que, por norma, nombra a su titular), durante mucho tiempo se consider¨® que el Fondo representaba los intereses de los acreedores internacionales. Sus fracasos en la crisis de 1997 socavaron a¨²n m¨¢s su credibilidad.
Las reformas siguen siendo necesarias, incluida una revisi¨®n del sistema de reservas global. Tal vez no estemos enfrentando una repetici¨®n de la crisis financiera global de 1997, pero las imperfecciones en el sistema financiero global a¨²n pueden ser costosas, tanto partiendo de prosperidad como de estabilidad global.
J. Stiglitz es premio Nobel de Econom¨ªa. Su ¨²ltimo libro es Making Globalization Work. Copyright: Project Syndicate, 2007. www.project-syndicate.org
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.