El estanco farmac¨¦utico
La venta de sellos, la de loter¨ªa y la de medicinas son sectores que no se han conseguido liberalizar a pesar de los profundos cambios de la econom¨ªa espa?ola en los ¨²ltimos 30 a?os. Se mantienen como cotos cerrados destinados a una elite sin que haya raz¨®n alguna para ello. Son resquicios del franquismo, sin parang¨®n en ning¨²n pa¨ªs de nuestro entorno, lo que supone un privilegio para unos pocos. De estos tres grupos el que resulta clamoroso es el denominado estanco farmac¨¦utico, el sistema por el cual unos pocos disfrutan de un negocio cerrado y cuantioso en el que se ha llegado a extremos de pagar cinco millones de euros por una farmacia, como ha ocurrido en la provincia de C¨®rdoba, al menos que se sepa o sin contar con el dinero negro. Hay un tr¨¢fico multimillonario de farmacias. Los j¨®venes egresados en las facultades no tienen m¨¢s futuro que la docencia o el trabajo en alg¨²n laboratorio, salvo que sus padres tengan una farmacia para heredar o dinero para comprarles una. Es decir, los farmac¨¦uticos se convierten en una aristocracia de imposible acceso. En los ¨²ltimos siete a?os, a pesar del aumento de la poblaci¨®n y la mejora de la situaci¨®n econ¨®mica, Andaluc¨ªa ha pasado de 3.437 farmacias a 3.540. En cambio hemos evolucionado de 2.103 habitantes por farmacia a 2.229, la proporci¨®n de poblaci¨®n por farmacia ha mejorado el negocio de los propios farmac¨¦uticos. No es de extra?ar que haya despachos de abogados especializados en los traspasos de farmacias e incluso empresas especializadas en este jugoso y oscuro mercado.
Los farmac¨¦uticos alegan que el sistema espa?ol garantiza los turnos de guardia y las farmacias en los peque?os n¨²cleos de poblaci¨®n. No creo que esto justifique por s¨ª mismo la existencia de un sistema plutocr¨¢tico, un negocio may¨²sculo sin precedentes en ning¨²n otro sector de la econom¨ªa. No se pagar¨ªan semejantes traspasos si no hubiera expectativas de lucro. Y no habr¨ªa boticas en los pueblos peque?os si no hubiera negocio. Pero en realidad todo lo concerniente a los medicamentos se ha convertido en fuente de especulaci¨®n y de corruptela, como puede apreciarse en El jardinero fiel, la novela de John Le Carr¨¦ , llevada al cine con ¨¦xito. Los laboratorios dedican ingentes cantidades a comprar las voluntades de los m¨¦dicos con todo tipo de excusas, para que receten sus productos con los ciudadanos como sujetos pasivos de tal negocio. Las grandes multinacionales dedican importantes cantidades al desarrollo de medicamentos rentables (viagra, por ejemplo, de la multinacional Pfizer) mientras abandonan las enfermedades raras o las que afligen a los pa¨ªses pobres, como la malaria.
Por un lado el monopolio de las licencias para las boticas, controlado por los colegios de farmac¨¦uticos, y por otro la corrupci¨®n generalizada que promueven los grandes laboratorios. Las farmacias se han convertido en supermercados de la cosm¨¦tica y la est¨¦tica. Las soluciones tan antiguas como evidentes parece que no se llevan a cabo: s¨®lo se recetan un 4,4% de gen¨¦ricos, la idea de hacer como en los hospitales y dispensar en los centros de salud las medicinas en la dosis prescrita y en base a gen¨¦ricos parece que choca con alg¨²n desconocido muro o grupo de presi¨®n. Mientras Andaluc¨ªa es la tercera comunidad que menos gasta por habitante en salud (detr¨¢s de las muy conservadoras Madrid y Valencia). El Consejo de Gobierno ha acordado mandar al Parlamento un proyecto de ley de farmacias que tiene como encomiable objetivo garantizar el servicio p¨²blico farmac¨¦utico. Establece como criterios el acceso de calidad a los medicamentos y la transparencia en la adjudicaci¨®n de las oficinas. En este ¨²ltimo aspecto se pretende que la capacidad de decisi¨®n sobre las nuevas farmacias sea de la propia Junta en convocatorias p¨²blicas sobre la base de la demanda y del crecimiento demogr¨¢fico. De esta manera se anuncian 500 nuevas farmacias a corto y medio plazo. Se establece tambi¨¦n la distribuci¨®n de medicamentos en centros de salud y la regulaci¨®n p¨²blica de los traspasos de farmacias. Ya veremos en qu¨¦ acaban tan loables prop¨®sitos.
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