La ilusi¨®n liberal
Conoc¨ª a Jes¨²s de Polanco, presentado por Jos¨¦ Ortega, en los primer¨ªsimos tiempos de la aventura de EL PA?S, antes de la aparici¨®n de ¨¦ste. Desde entonces formo parte del Consejo de Administraci¨®n de PRISA, que primero presidi¨® Jos¨¦ y desde hace tantos a?os ha presidido Jes¨²s de forma inolvidable. Se da adem¨¢s la circunstancia de que soy el consejero de mayor edad. Creo que estas dos condiciones me autorizan a omitir la expresi¨®n de mis sentimientos profundos -que me parecen propios de la intimidad- y limitar el homenaje a su persona al campo restringido de mi relaci¨®n con ¨¦l en el Consejo de PRISA.
Ajeno siempre por vocaci¨®n y por decisi¨®n personal a las actividades empresariales, econ¨®micas y de los medios de comunicaci¨®n, consider¨¦ justificado hacer una excepci¨®n cuando Ortega me ofreci¨® que participara en lo que parec¨ªa entonces un intento, de ¨¦xito incierto, para hacer realidad un conjunto de ideas, aspiraciones y sentimientos a los que, por tres generaciones, hab¨ªan estado estrechamente vinculadas mis dos ramas familiares, ambas muy afines a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza en la que yo mismo me eduqu¨¦.
Desde muy pronto comprend¨ª y sent¨ª que Polanco ten¨ªa la ilusi¨®n, la voluntad y las condiciones personales precisas para convertir en realidades la ilusi¨®n que nos un¨ªa y que podr¨ªa resumirse en dar nueva vida a la tradici¨®n liberal de nuestro pa¨ªs: en esencia, m¨¢s educaci¨®n, m¨¢s tolerancia, m¨¢s apertura a otros horizontes y m¨¢s libertad.
Su n¨ªtida visi¨®n de los problemas, su decisi¨®n para resolverlos, su s¨®lida firmeza en lo fundamental, su flexibilidad y tolerancia en lo contingente, su universal curiosidad, su inter¨¦s por lo nuevo, su constancia en el esfuerzo, su rigor en la calidad del trabajo, su respeto a la verdad, su capacidad de trabajo en grupo, su esp¨ªritu de tolerancia y de conciliaci¨®n y la ejemplaridad de su conducta son la base de la cadena de aciertos y ¨¦xitos en que se resume el resultado de su trabajo.
Los Consejos -a partir del momento en que con tanto acierto supo resolver los graves problemas de los primeros a?os- han sido siempre un ejemplo de buena informaci¨®n, de general buen criterio, de gran armon¨ªa y de exquisita correcci¨®n. Yo personalmente le debo el haber aprendido en el Consejo que en la vida empresarial hay con frecuencia m¨¢s talento, m¨¢s rigor en el trabajo, m¨¢s esp¨ªritu cr¨ªtico y m¨¢s sentido de la realidad que en los medios acad¨¦micos.
Al despedirlo pienso en lo que nos deja y en lo que se lleva.
Nos deja un grupo extenso y s¨®lido de personas en condiciones muy favorables para contribuir con eficacia al mejor desarrollo de las ideas esenciales que dieron vida a EL PA?S y a PRISA.
Se lleva sus mejores virtudes: la ambici¨®n sin codicia y su excepcional capacidad de liderazgo.
No se lleva, en la medida merecida, lo que con frecuencia se escatima entre nosotros y que con tanta vileza se le neg¨® a ¨¦l: respeto y gratitud.
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