"El hombre poderoso" y "la peque?a librera"
Todos los que conocieron y trataron a Jes¨²s de Polanco destacan de ¨¦l un rasgo que forma parte de su idiosincrasia y que fue, para muchos, la raz¨®n de su vida: atender a los otros, tenerles en cuenta. Un mensaje, entre los recibidos, resume de manera metaf¨®rica esa actitud atenta del presidente de PRISA. Ven¨ªa de una librera de Madrid, Lola Larumbe, de la librer¨ªa Rafael Alberti, a quien le fue presentado Polanco por un redactor de este diario. El mensaje de la librera:
"Siempre me cay¨® bien; un d¨ªa al hombre poderoso le presentaste a la peque?a librera; con nostalgia dijo que ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sido vendedor de libros; se interes¨® por la Alberti como si fuera un emporio. Estaba en las alturas pero segu¨ªa percibiendo lo peque?o".
Polanco fue vendedor de libros, editor y lector. Sus editores saben que nunca impuso un libro; enviaba manuscritos que le llegaran y luego dejaba que los responsables hicieron su trabajo. De una sola excepci¨®n se sinti¨® orgulloso: envi¨® a Alfaguara el manuscrito de Octubre, octubre, de Jos¨¦ Luis Sampedro, y pidi¨®, esta vez s¨ª, que lo publicaran. Apareci¨® en 1982 y fue el ¨¦xito que catapult¨® al gran autor de La sonrisa etrusca.
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