Agropijos
Confieso carecer de talento para inventarme un t¨ªtulo tan bueno, de modo que se lo he tomado en pr¨¦stamo a Kontxi Argala del caser¨ªo Arruan Aundi de Deba. Kontxi acu?¨® el t¨¦rmino respondiendo al inter¨¦s de un colega por las reformas que el Gobierno vasco quiere implantar en el mundo del agroturismo y que consisten en clasificar los establecimientos con un baremo de estrellas -en este caso lauburus dorados, noblesse oblige- cuyo tope ser¨ªan cuatro. Pero para ello habr¨ªa que tener como m¨ªnimo un jacuzzi. Para las personas, se entiende, no para las vacas y de ah¨ª la derrisi¨®n de Kontxi, veterana en estas lides agroturistas, que ve en los proyectos del Gobierno vasco una carrera hacia el agropijismo cuando seg¨²n ella -es decir, cualquiera con sentido com¨²n-, los urbanitas prefieren rusticidad y autenticidad.
Kontxi podr¨¢ decir lo que quiera pero el Gobierno vasco no parece dispuesto a apearse del burro (o de la mula mec¨¢nica, que no produce mierda, perd¨®n, excrementos) pues, por m¨¢s que asegure que respetar¨¢ lo que quiera la mayor¨ªa (y la mayor¨ªa parece haberse inclinado ya por la l¨ªnea defendida por Kontxi), no dej¨® de mostrar su enfado por el art¨ªculo de este colega donde se vert¨ªan verdades inc¨®modas contra el intento de una Euskadi sin fiemo, con gallinas dotadas de hilo musical, vacas con masaje -como las japonesas de Kobe- pero tambi¨¦n con desodorante y cerdos reducidos a la condici¨®n de andares (presencias fugaces, incoloras, inodoras e ins¨ªpidas). ?Para que orde?ar una vaca si se puede sacar la leche de un tetrabrik? Por Dios, y toda esa bestialidad de la matanza, el despellejamiento de los conejos, la caza del caracol y ese llenar de barro y paja unos cuartos de ba?o forrados de Porcelanosa. Lo cierto es que la voluntad gubernamental no tiene desperdicio: aire acondicionado en cada habitaci¨®n, conexi¨®n a Internet y gimnasio, front¨®n o piscina. Claro que para no quedarse a la cola de esa Espa?a ca?¨ª tambi¨¦n ver¨ªa con buenos ojos que se construyesen campos de golf, tan compatibles ellos con el ganado, las lechugas y las cuestas de esta endiablada orograf¨ªa.
Toda esta remoci¨®n en profundidad del pa¨ªs ir¨ªa destinada seguramente a favorecer una independencia m¨¢s apetecible, pues no es lo mismo liberar una naci¨®n con establos que una naci¨®n con resorts. Convirtiendo el campo en ciudad (jacuzzi, aire acondicionado, internet y, por qu¨¦ no, rotondas y sem¨¢foros) se est¨¢ produciendo un giro copernicano que har¨¢ removerse en su tumba al bueno de Sabino Arana y sus compinches, puesto que ellos idearon el nacionalismo precisamente como ant¨ªdoto a la industrializaci¨®n y opon¨ªan la calle -es decir, la ciudad-, que era la fuente de todo mal, al campo, que era la fuente de todo bien precisamente porque hab¨ªa bosta de vaca, gallinas en cueros y unos baserritarras acomplejados.
Lo que no se sabe a cu¨¢l de las dos sensibilidades hay que atribuir esta revoluci¨®n. Hombre, por aquello de ir por donde pisa el buey, parecer¨ªa descartar a Ibarretxe y los suyos (a Joseba Egibar le pega mucho esparcir la simaurra por los pastizales), pero tampoco parece claro que pueda atribu¨ªrsele a la l¨ªnea de Josu Jon, pues demostr¨® el otro d¨ªa con su art¨ªculo ser m¨¢s inteligente que todo eso; es decir, que si no parec¨ªa dispuesto a perder el tiempo con consultas mientras perviva ETA, mal se le ve matando esa clase de moscas con el rabo, que es lo que el Diablo hace cuando no tiene nada que hacer. Se podr¨ªa lanzar una recompensa de cinco lauburus dorados al investigador -sea periodista o buscatesoros- para que averig¨¹e si no anda Madrazo detr¨¢s de toda esa chuminada. Entre tanto, y a la espera de la temida invasi¨®n de agropijos, har¨ªamos bien en ir recorriendo las sendas de nuestros campos para ver d¨®nde podemos instalar un puesto de perritos calientes o una pantalla gigante para ver los partidos de la Real, porque si algo est¨¢ claro es que se impondr¨¢ lo que desee el Gobierno. (Se rumorea que ya ha encargado a Emporio Armani, los delantales y abarcas de nuestras casheras).
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