Coto vedado
Antes de irse de vacaciones, la presidenta Aguirre sac¨® del fondo de su armario un paquete de Medidas Urgentes de Modernizaci¨®n del Gobierno. Fue un rapto de inspiraci¨®n, y ya se sabe que la inspiraci¨®n no acude cuando se la invoca sino cuando quiere, a su capricho y por sorpresa. Cuando la inspiraci¨®n llegue que te pille trabajando, que dijo el poeta. Y la presidenta estaba trabajando, vaciando los armarios institucionales para ver si encontraba algo que ponerse para pasar el verano, nuevos modelos legislativos, una colecci¨®n pr¨ºt ¨¤ porter que iba a causar furor, aut¨¦ntico furor, sobre todo entre los miembros de la oposici¨®n que no esperaban esta explosi¨®n de creatividad y modernidad en unas fechas, generalmente inh¨¢biles, cuando los socialistas, por ejemplo, ya hab¨ªan hecho las maletas, no para irse de vacaciones sino para ocuparse de su propia modernizaci¨®n en un pr¨®ximo congreso del que saldr¨¢ elegido el pr¨®ximo secretario general del partido en Madrid.
Cuando Esperanza abri¨® el armario de las esencias legislativas fue asaltada por un tufo a naftalina, llevaba mucho tiempo sin abrirlo, de hecho en la anterior legislatura solo hab¨ªa presentado dos proyectos de ley y el armario estaba abarrotado. Con agostidad anticipada, premeditaci¨®n y alevos¨ªa, la presidenta exhum¨® de golpe, diez leyes que necesitaban urgentes reformas para afrontar la pr¨®xima temporada, leyes anticuadas que, con un tijeretazo aqu¨ª y unas puntadas acull¨¢, podr¨ªan quedar de lo m¨¢s ponibles. La primera toma de medidas y el primer tijeretazo fueron para los agentes forestales a los que una legislaci¨®n obsoleta permit¨ªa hasta la fecha acudir a lugares donde nadie les hab¨ªa llamado, es m¨¢s, donde no les quer¨ªan ver ni en pintura, hollando con sus botas embarradas los cotos privados y los bosques ajenos, metiendo las narices en las finquitas, en los palacetes y en los pabellones para ir a chivarse despu¨¦s a las autoridades competentes y denunciar vertidos contaminantes, edificaciones ilegales, transgresiones de las leyes de caza o pesca, imprudencias y otras menudencias.
Para el espa?ol, su casa es su castillo, rezaba uno de los t¨®picos m¨¢s difundidos de la Espa?a profunda, y cada finca un feudo inabordable. La modernizaci¨®n de Aguirre es una regresi¨®n, un retorno a los m¨¢s rancios principios de la derecha m¨¢s rancia, del viejo liberalismo econ¨®mico que no puede enmascararse con el prefijo neo, en todo caso podr¨ªa tratarse de neo-feudalismo. Recortar los poderes de los agentes forestales asegura la impunidad de los grandes propietarios, denunciaba ante la veraniega C¨¢mara, el diputado socialista Modesto Nolla, "Una ley para tratar los montes como si fueran su piso" titulaba su cr¨®nica en estas p¨¢ginas, Soledad Alcaide; el Gobierno regional confunde intencionadamente domicilio con propiedad y certifica la inviolabilidad de fincas y de bosques privados. De ahora en adelante los recortados forestales necesitar¨¢n un mandato judicial para entrar en una finca particular, una autorizaci¨®n id¨¦ntica a la que precisar¨ªan para desembarcar en el sal¨®n de su casa. La medida ha generado el rechazo un¨¢nime de los guardas a los que se confina pr¨¢cticamente a guardar tan solo los espacios p¨²blicos en un territorio que es ante todo un inmenso coto de caza privado intercalado de urbanizaciones m¨¢s o menos legales. Si los agentes forestales decidieran ponerse en huelga de celo y solicitar todos los d¨ªas autorizaciones judiciales, supongo que los jueces no tardar¨ªan en sumarse al rechazo por exceso de trabajo, un rechazo que tambi¨¦n suscriben los ayuntamientos madrile?os con gobiernos de izquierdas, las organizaciones ecologistas y el Ministerio de Medio Ambiente.
Verano de 2007. Un forestal madrile?o observa una humareda sospechosa entre las encinas de una finca privada, puede que sea el germen de un incendio, pero a lo mejor la columna de humo procede de una paella ilegal o del puro habano con el que se deleita el leg¨ªtimo propietario del coto. Para averiguarlo el diligente guarda acudir¨¢ al juzgado m¨¢s pr¨®ximo donde tras rellenar los formularios correspondientes solicitar¨¢ la preceptiva autorizaci¨®n que le ser¨¢ otorgada o denegada en un tiempo suficiente para que el fuego arrase. Parafraseando a Perich: Cuando un bosque se quema, algo suyo se quema, se?ora Marquesa.
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