La inocencia pulverizada
Katharina Wagner debuta en Bayreuth con una audaz puesta en escena de 'Los maestros cantores'. El p¨²blico la abuchea sin contemplaciones
Con m¨¢s de cinco horas de antelaci¨®n, las c¨¢maras de televisi¨®n ya hab¨ªan tomado posesi¨®n de lugares privilegiados para captar la llegada de los asistentes famosos a la inauguraci¨®n, el mi¨¦rcoles, del Festival de Bayreuth. Nadie se quer¨ªa perder el deb¨² de Katharina Wagner como directora de escena del teatro de la verde colina. Hab¨ªa mucho en juego. Incluso su ¨¦xito o fracaso se pod¨ªa interpretar como un plebiscito para una posible sucesi¨®n al frente de la nave wagneriana. La hija ¨²nica del segundo matrimonio de Wolfgang Wagner es la favorita del nieto superviviente del compositor. Hasta su prima Nike, hija del fallecido Wieland Wagner y otra de las aspirantes al trono, se acerc¨® a Bayreuth para ver qu¨¦ pasaba. La canciller de Alemania, Angela Merkel, tampoco se quiso perder el acontecimiento.
Los maestros cantores es la ¨²nica comedia de Wagner. Sus personajes son de carne y hueso, y en ella se exaltan, como en ninguna otra, los valores art¨ªsticos y humanistas del pueblo alem¨¢n. Es sabido que era la ¨®pera preferida de Hitler y, en cualquier caso, es quiz¨¢s el t¨ªtulo m¨¢s comprometido de Wagner en relaci¨®n con el sentimiento nacionalista alem¨¢n.
Katharina Wagner hizo saltar en mil pedazos todo tipo de complacencia, de idealismo, de inocencia. Su visi¨®n del pueblo alem¨¢n y sus valores se ce?¨ªan a un tipo de realidad cruda y dura, con todas sus miserias y escepticismos. Utiliz¨® desde el comienzo un tono de comedia. La melancol¨ªa dej¨® su protagonismo a la iron¨ªa demoledora y ¨¦sta al sarcasmo sin piedad. Tres referencias eran m¨¢s o menos claras en la est¨¦tica teatral de la biznieta de Wagner: Christoph Marthaler, Claus Guth y Christoph Schlingensief.
Desmont¨® la bondad de los gremios cantores, vilipendi¨® a los viejos mitos de la m¨²sica desde Bach, Mozart, Beethoven o Liszt al propio Wagner y, al final, dio un par de vueltas de tuerca innecesarias con motivos er¨®ticos o con exageraciones fuera de sitio que trivializaron en parte la brillantez de las ideas te¨®ricas y dramat¨²rgicas. Fue valiente en su cr¨ªtica demoledora. Fue ingenua en su desmesura. Pero tiene talento y le echa un valor a la vida que es de agradecer.
El p¨²blico, mayoritariamente, la abuche¨® sin contemplaciones. El grupo minoritario de apoyo aguant¨® 20 minutos a que se marcharan los detractores y as¨ª poder hacerle llegar alguna muestra de apoyo. Tambi¨¦n se ensa?¨® el respetable con algunos cantantes, como Franz Hawlata y Amanda Mace, y en plenos abucheos para ellos all¨ª sal¨ªa Katharina con su equipo esc¨¦nico, entiendo que para apoyarles con su presencia, pero lo que consegu¨ªa era que aumentase el volumen del griter¨ªo. La bronca se reprodujo cuando sali¨® a saludar con el director musical y cuando compareci¨® con sus colaboradores. En todo este frenes¨ª, los grandes triunfadores de la noche, aclamados hasta el delirio, fueron el tenor Klaus Florian Vogt, como Walther -una voz hermos¨ªsima-, Michael Volle, como Beckmesser, y el Coro del Festival -maravilloso-, que dirige Eberhard Friedrich.
Debutaba en Bayreuth Sebastian Weigle, director musical desde 2004 del Teatro del Liceo de Barcelona y pr¨®ximo director musical general, a partir de 2009, de la ?pera de Francfort. Tuvo alg¨²n problema de balance en el primer acto, pero su intervenci¨®n puede considerarse como espl¨¦ndida, con dominio de las situaciones concertantes, con un enfoque ligero pero muy equilibrado, y con una multiplicidad de detalles que casi acercaban la ¨®pera a una lectura camer¨ªstica. No tuvo un ¨¦xito apote¨®sico e incluso recibi¨® alg¨²n abucheo aislado pero su prestaci¨®n fue de much¨ªsimo m¨¦rito. En resumen, fue una inauguraci¨®n controvertida y excitante, aunque lejos de la excelencia.
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