Un 'tour' por el turismo
Segalen llamaba a sus adeptos "proxenetas de la sensaci¨®n de lo diverso" y L¨¦vi-Strauss lo describ¨ªa como "una fermentaci¨®n de hedores sospechosos que mortifica nuestros deseos y hace que nos consagremos a recoger recuerdos semicorruptos". Desde su aparici¨®n, el turismo apenas ha recibido atenci¨®n de parte de las ciencias sociales y la cr¨ªtica cultural y cuando ¨¦stas se la han dispensado ha sido casi siempre de pasada y con desd¨¦n, como corresponder¨ªa a una costumbre propia de seres carentes de gusto y capacidad de discernimiento, opuesta a la sofisticada cultura del viajero. Ansiosos de obtener mediante el desplazamiento geogr¨¢fico una confrontaci¨®n entre el yo y la Naturaleza o el yo y la Cultura -en una ecuaci¨®n de la que la Sociedad habr¨ªa desaparecido-, a muchos intelectuales lo que les molesta en realidad son las vacaciones de los dem¨¢s. En un pasaje sobre el escritor exotista Pierre Loti de El grado cero de la escritura, Roland Barthes habla de "la irresponsabilidad ¨¦tica del turista (que es simplemente un nativo de viaje)", pero ?qu¨¦ es el propio Barthes inmerso en su papel de ex¨¦geta complacido durante su viaje a Jap¨®n sino un turista? ?C¨®mo llamar a Ernst J¨¹nger, autor de esa feroz disecci¨®n de la sociedad burguesa que es El trabajador, cuando leemos en sus diarios de los setenta la anotaci¨®n sobre su "excursi¨®n platanera" en Gran Canaria, confortablemente instalado en su autob¨²s mientras la gu¨ªa recita por el micro las excelencias del paisaje insular? ?Existe una ¨²nica y genuina experiencia tur¨ªstica? Sabemos poco de este impulso que desde hace casi dos siglos forma parte del drama universal de lo moderno y que, si no lo es ya, ser¨¢ pronto su m¨¢ximo exponente, la primera industria mundial.
?Es el turismo la vanguardia de la construcci¨®n social de la realidad?
Tensiones entre lo local y lo global, extinci¨®n de todo vestigio de naturaleza intacta, p¨¦rdida del sentido hist¨®rico, hegemon¨ªa de la imagen en la articulaci¨®n de lo social, conquista total del tiempo de ocio por las relaciones de producci¨®n capitalista. Pese a que pocos pensadores se han decidido a¨²n a adentrarse en esta senda trillada por millones de personas, el turismo es el escenario que mejor resume las contradicciones de las sociedades tardomodernas, un fen¨®meno que en los pr¨®ximos a?os seguir¨¢ creciendo vertiginosamente. Conformarse s¨®lo con enfoques estrictamente economicistas del turismo -¨¦stos si abundan- es pues un reduccionismo aberrante y limitarse a condenarlo con juicios morales un gesto est¨¦ril, "un lujo empobrecido", como dir¨ªa Fredric Jameson, que la visi¨®n hist¨®rica no se puede permitir.
?Ha sustituido el espacio al tiempo en el impulso ut¨®pico moderno? ?Cabe hacer distinciones r¨ªgidas entre el adentro y el afuera de la experiencia tur¨ªstica en un mundo telematizado? ?Es el turismo la vanguardia de la construcci¨®n social de la realidad? ?Es una c¨¢rcel de signos? ?Cabe seguir manteniendo la dicotom¨ªa entre el discurso del lugar para ser para todos y la realidad del acceso v¨¢lido para unos pocos? ?Hay posibilidades de resistencia en la cultura de masas? ?Cu¨¢les son los elementos esenciales y los l¨ªmites de una cultura? ?Son equiparables los estragos de la industria del viaje y los deseos de los turistas? ?Es el turista una figura indisociable del inmigrante? ?Necesitamos teor¨ªas que se zambullan en la experiencia? ?Teor¨ªas que tomen plenamente en cuenta la contradicci¨®n, la paradoja, la iron¨ªa y la incertidumbre irreductibles en la explicaci¨®n de las actividades humanas? ?Teor¨ªas viajeras?
Autores como Georges Ritzer, James Clifford, Zygmunt Bauman y, muy especialmente, John Urry y Dean MacCannell son indispensables para salirle al paso a estas preguntas y formular otras nuevas. Curiosamente todos ellos pertenecen al ¨¢mbito anglosaj¨®n. Espa?a, pese a que seg¨²n diversos indicadores es la segunda potencia tur¨ªstica mundial, apenas ha producido al respecto aportaciones de relieve. Desde la asunci¨®n de esta circunstancia, esta serie que se extender¨¢ hasta finales de agosto en las p¨¢ginas de Babelia, con textos generados desde los dominios disciplinares de la historia del arte, la arquitectura y la antropolog¨ªa, pretende contribuir a la inversi¨®n de esta tendencia escrutando a ese sujeto que abarrota nuestras playas y que unas veces se abandona pl¨¢cido a la flotaci¨®n de la realidad y otras veces se perturba cuando sospecha que "se borra como en los l¨ªmites del mar un rostro de arena".
Mariano de Santa Ana es historiador del arte, editor del libro Paisajes del placer, paisajes de la crisis: el espacio tur¨ªstico canario y sus representaciones (Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique, 2004).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.