Los p¨¢jaros de Fontanarrosa
Ya son mucho m¨¢s que amigos. Despu¨¦s de un mes juntos de gira, Joan Manuel Serrat y Joaqu¨ªn Sabina no s¨®lo han llenado estadios, han ganado en armon¨ªa y complicidad. Se han convertido en el gran d¨²o del verano.
Los agoreros esperaban un cataclismo y todo ha sido felicidad en esta gira que Joan Manuel Serrat bautiz¨® como Dos p¨¢jaros de un tiro y que le une a Joaqu¨ªn Sabina al menos hasta finales de diciembre. Ya son amigos. Hasta que comenz¨® este viaje en la carretera, "Joaqu¨ªn era un tipo a quien estimaba mucho", dice Serrat, y "Joan Manuel era una admiraci¨®n con la que ni so?aba compartir escenario", explica Sabina. Ahora son u?a y carne.
Serrat se morir¨ªa si no ensayara; est¨¢ en el lugar desde el d¨ªa anterior y a las ocho en punto ha subido a cantar
La palabra clave es disciplina. Sabina le agradece a Serrat que lo haya llevado a los ensayos. Y la otra palabra es alegr¨ªa
El concierto de Elche era el n¨²mero 14. Har¨¢n 60, al menos. El jueves act¨²an en Sant Feliu de Gu¨ªxols (Girona). Les acompa?an 48 personas de un equipo -dice Jos¨¦ Navarro, Berri, productor de Serrat desde hace 36 a?os; con Sabina lleva menos- que compone gente de los dos artistas, pero jam¨¢s ha habido un roce.
Lo peor de la gira ha sido la muerte de Roberto Fontanarrosa. Lo dicen los dos, Serrat y Sabina, por separado. Fontanarrosa, que muri¨® hace 10 d¨ªas en Rosario, Argentina, era un gran escritor, un humorista, "un tipo grande del que me acuerdo cada d¨ªa", dice Serrat. Uno de sus ¨²ltimos dibujos son esos dos p¨¢jaros que aparecen en el logotipo de Dos p¨¢jaros de un tiro. Lo envi¨® por mail, lo retoc¨®, cuando ya su enfermedad, el ELA, hab¨ªa hecho su horrible trabajo. Hubiera querido verlos; ahora, dec¨ªa Sabina, "nosotros somos en realidad los p¨¢jaros de Fontanarrosa".
Lo mejor ha sido todo, hasta ahora. "Dec¨ªa mi madre", cuenta Serrat, "un refr¨¢n que le viene bien a todo lo que pasa: 'De aqu¨ª all¨¢, pajaricos habr¨¢". La gira acaba de cumplir un mes; se inici¨® en Zaragoza el 29 de julio, ha congregado estas 14 noches a una media de 10.000 personas y s¨®lo ha tenido dos incidentes, uno en Santiago, por la lluvia, y otro en Pontevedra, porque se vendieron 500 entradas m¨¢s que el aforo. ?Y qu¨¦ pasar¨¢? Pajaricos habr¨¢.
Los dos se la est¨¢n tomando muy en serio, "y nos lo pasamos de puta madre", dice Sabina. Se encuentran, se tocan; Sabina dice que Serrat es su psiquiatra, "me ha devuelto la necesidad de trabajar, de estar alegre por hacerlo", y a Serrat le fascina "la alegr¨ªa con la que Joaqu¨ªn viene a cada sitio; si no me pagaran, ya me pagar¨ªa la alegr¨ªa de Sabina".
Pancho Varona, que desde hace 25 a?os es la u?a y la carne del cantante de ?beda: "Lo que se ve en el escenario es verdad: se quieren". Antonio Garc¨ªa de Diego, que podr¨ªa hacer una enciclopedia de la sabinolog¨ªa: "Es una gira feliz y se nota en las caras, en las bromas". Ricard Miralles, el m¨²sico sin el cual parece que Serrat es la mitad, est¨¢ con su gorra verde de la gira, al piano, en el escenario; r¨ªe, como siempre: "Es muy divertido, ya lo ver¨¢s. Y me encanta conocer el repertorio de Sabina de cerca".
La palabra clave es disciplina. Sabina le agradece a Serrat que lo haya llevado a los ensayos. Y la otra palabra es alegr¨ªa. Los p¨¢jaros de Fontanarrosa, los del logotipo de la gira, miran cada uno por su lado; ahora, dice Serrat, "miran al p¨²blico"; un peque?o resfriado, el que ten¨ªa antes de subir al escenario de Elche (un campo de f¨²tbol, "polvoriento como un cuento de Rulfo"), acecha al catal¨¢n, pero sabe que cuando suba "all¨¢ arriba" se va a contagiar de la gente "y de Sabina. ?Pero t¨² has visto c¨®mo est¨¢, el cabr¨®n?".
El cabr¨®n ha llegado, como los toreros, "a su hora"; est¨¢ en el camerino que Berri ha montado entre las construcciones de campa?a que acompa?an la gira; ha venido de Madrid, leyendo "libros que me gustan y libros del enemigo, ?hay que conocerlo!", en una furgoneta de la que ¨¦l hace la casa de un lector; viene con Jimena, su mujer, y su equilibrio. A las ocho en punto est¨¢ all¨¢ arriba, ensayando con Serrat: "Lo hago por ¨¦l, s¨¦ que le gusta ensayar, pero por m¨ª no har¨ªa nada, no probar¨ªa sonido, me lanzar¨ªa... Pero este cabr¨®n catal¨¢n me ha hecho mucho bien: me ha devuelto la alegr¨ªa y me ha quitado el teleprompter. ?Ya me s¨¦ las canciones de memoria!".
Serrat se morir¨ªa si no ensayara; est¨¢ aqu¨ª desde el d¨ªa anterior, ha tomado un arroz, al mediod¨ªa; ha hecho la siesta, ha hablado con los t¨¦cnicos, y a las ocho en punto ha subido all¨¢, a cantar como si lo estuviera viendo la humanidad entera. En realidad le ve¨ªa Juli¨¢n S¨¢ez, periodista del Ayuntamiento de Elche ("con lo que saben, qu¨¦ extra?o que ensayen"), y los t¨¦cnicos de sonido. "Pero es que si no ensayo, si no hago todos los ritos que hay que hacer antes de un concierto me irrito, muerdo". Es tan contumaz el catal¨¢n que ya hasta Sabina ensaya, "?pero s¨®lo el sonido, eh!", dice el de ?beda.
Vinieron a los camerinos de Elche (unas construcciones prefabricadas que se parecen a las de las constructoras) amigos, parientes, hijos de m¨²sicos... Un gent¨ªo enorme que no rompe la armon¨ªa del d¨ªa; Serrat tiene un sof¨¢ delante de su camerino; a¨²n con los pantalones bombachos con los que ha subido a probar sonido rasguea la guitarra que siempre lleva, canta en catal¨¢n, le susurra a la guitarra. Despu¨¦s busca unos papeles; es el gui¨®n; lo siguen, lo respetan; el gui¨®n, dice Serrat, "es un c¨®digo, como un compromiso"; "el cabr¨®n Serrat, ese primo m¨ªo, se lo invent¨® todo. ?l no lo sabe, pero me ha salvado la vida. ?Pero t¨² sabes lo feliz que soy yo con esta gira?".
Como dice Varona, es verdad lo que se ve en el escenario, se quieren. La gente hubiera esperado un cataclismo, que esta cr¨®nica hubiera empezado diciendo: "La gira Dos p¨¢jaros de un tiro es un infierno". Pues no. Cuando Sabina sube al escenario besa a todos los m¨²sicos, como Ronaldinho al saltar al campo; pero despu¨¦s los sigue besando, pero es que antes los bes¨® tambi¨¦n. Serrat es m¨¢s sobrio ("?nos ha jod¨ªo, es que es catal¨¢n!"). Bromean durante, antes y despu¨¦s; antes de subir al escenario Serrat dice: "Jo, esto es un c¨¢mping, s¨®lo falta que venga el director". El director es ¨¦l. O m¨¢s bien, el capit¨¢n. La atm¨®sfera que se respira es la de un barco que va a partir. Y parte.
Cuando parte es cuando ellos est¨¢n ya en el escenario, y la gente, de todas las edades, ya es suya. De los p¨¢jaros de Fontanarrosa. Se saben todas las canciones. "Pues por eso vienen, porque se las llevan sabiendo muchos a?os", dice Serrat. Luego se van a cenar, un tentempi¨¦. Sabina toca a Serrat, de vez en cuando, como si quisiera comprobar que est¨¢ ah¨ª. "Este cabr¨®n, qu¨¦ feliz me ha hecho".
?Y qui¨¦n es m¨¢s guapo?
Pregunt¨® Joaqu¨ªn Sabina: "?Y por qu¨¦ Fontanarrosa no es tan conocido en Espa?a?". Alguien le respondi¨®: "Porque a¨²n no se sabe que es m¨¢s divertido que Harry Potter".
Hasta que suben al escenario, los p¨¢jaros de Fontanarrosa hablan, bromean, mantienen una relaci¨®n que ha sido fundamental (dice Cristina Crespo, abogada que no quiso ejercer y que produce con Berri desde hace m¨¢s de 10 a?os) "para que el repertorio y el p¨²blico se vayan homogeneizando. ?No ves que ya todo el p¨²blico parece de los dos?".
En Zaragoza, donde empezaron, eso no era as¨ª. Era n¨ªtida la separaci¨®n: los de Sabina encend¨ªan sus m¨®viles, los de Serrat encend¨ªan sus mecheros. "Los m¨ªos eran m¨¢s salvajes. Los de Serrat eran m¨¢s sinf¨®nicos, como de misa, tan serios, con Miralles y Serrat de negro", explica Sabina.
"Ahora somos uno y trino, ja, ja". Antes tambi¨¦n bromeaban en el escenario sobre qui¨¦n era m¨¢s guapo; Serrat dec¨ªa que ¨¦l, y Sabina se vanagloriaba de que los a?os le han ido acercando "a la belleza de mi primo".
Se llaman primo, por la canci¨®n que hace 15 a?os, "cuando me arrodillaba al verlo", le hizo a "mi primo El Nano". Ahora, ya ha pasado el tiempo para que hablen de otras cosas, "y para seguir cambiando; a¨²n cambiaremos mucho", dice Serrat. "Es la base para divertirnos, cambiar. En esta gira", dice, "hay algo de desaf¨ªo; si en el escenario no nos meti¨¦ramos uno con otro como si estuvi¨¦ramos en casa la gente nos mirar¨ªa raro. Hay que desafiarse. Es fant¨¢stico. ?Y lo de guapo? Para qu¨¦ vamos a seguir hablando. Yo soy m¨¢s guapo, lo he sido siempre. Pero no te creas que me ha servido para m¨¢s. Ja, ja, ja".
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