La tienda de Otman, ropa y tes
Detr¨¢s del museo Picasso hay una peque?a calle que no creo que llegue a los tres metros de ancho. Es peatonal, pero no hay mucho movimiento de gente porque no viene de paso, y ¨¦sta es una de sus gracias. Los tres o cuatro establecimientos que se ven est¨¢n esperando que se abra la puerta del patio del museo, cosa que dar¨ªa otros aires al lugar. Sin embargo, vale la pena acercarse tal como est¨¢ ahora. La calle se llama de la Cirera y la descubr¨ª hace unos d¨ªas visitando la tienda de Otman. Otman es una persona tocada por la gracia. Dice que las cosas le salen por azar, pero lo cierto es que pone mucho de su parte, adem¨¢s de tener amigos que creen en ¨¦l.
Otman Chentouf es de Asilah, un pueblo blanco con una playa largu¨ªsima, muy cerca de T¨¢nger. All¨ª, en verano se dedicaba a la pesca y en invierno a coser chilabas para una empresa. Hasta que decidi¨® montar su propio taller. Pero a las chilabas les daba otro aire que no gustaba demasiado a la gente de Asilah: les pon¨ªa forro para que no picaran y les daba un toque m¨¢s moderno. "S¨®lo me las compraban los turistas, as¨ª que decid¨ª ampliar la oferta con otro tipo de ropa".
La idea que llevaba pensando durante toda la vida era abrir una tienda de ropa que fuera a la vez teter¨ªa, como en las tiendas de su pa¨ªs
Y continu¨® vendiendo a turistas en una peque?a tienda que abri¨® en el centro de la medina. Hasta que, hace ahora 10 a?os, decidi¨® dar el gran salto y se present¨® a una exposici¨®n de moda que organizaba SOS Racismo en Barcelona. Y ya no se movi¨® de aqu¨ª. La agencia de desarrollo local que promueve empleo y empresas de calidad, Barcelona Activa, tuvo mucho que ver.
Otman abri¨® una tienda en la calle de Banys Vells, en el barrio de la Ribera. Ten¨ªa un peque?o taller y dise?aba su propia ropa. "Siempre me he inspirado en mi cultura, los colores y las formas, aunque haya adaptado el estilo y la manera de ser de aqu¨ª. Trabajo con telas naturales, algod¨®n, seda, lino, y no masifico los modelos: el cliente encuentra s¨®lo una pieza y yo la confecciono de nuevo seg¨²n su talla", cuenta Otman mientras sorbe su t¨¦ con menta.
Me dice que tiene el vicio humano de crecer, de arriesgarse a algo nuevo y mejor; por esto, Banys Vells le quedaba peque?o y hace tres a?os se instal¨® en la calle de la Cirera, un local mucho m¨¢s grande, bastante especial, que compr¨® relativamente bien de precio. Me confiesa que el cambio fue duro en todos los sentidos, sobre todo por el papeleo de los permisos, y que, otra vez, Barcelona Activa le resolvi¨® parte de los problemas; en este caso, la financiaci¨®n de las obras por medio de la asociaci¨®n Contra l'Atur. La idea que llevaba pensando durante toda la vida era abrir una tienda de ropa que fuera a la vez teter¨ªa, como las tiendas de su pa¨ªs. "En los bazares marroqu¨ªes te invitan a t¨¦ mientras se pacta el precio. Aqu¨ª esto no se discute, pero es agradable no tener prisa mientras se mira la ropa y se prueba", comenta Otman. "Era el sue?o de mi vida, algo que me recuerda de d¨®nde vengo".
Pero lo que ten¨ªa que ser una simple teter¨ªa se ha convertido en un peque?o restaurante. Y entre el cusc¨²s, el t¨¦, las paredes pintadas de colores, la m¨²sica, los cojines... uno podr¨ªa hacerse a la idea de estar en cualquier medina. Albert es el cocinero que cada mediod¨ªa prepara el men¨². Por poco m¨¢s de nueve euros ofrece una ensalada mediterr¨¢nea y un cusc¨²s que va variando seg¨²n la inspiraci¨®n. Los fines de semana se sirve cena.
Otman organiza todos los a?os un desfile. Hace unas semanas present¨® su colecci¨®n para el verano en un desfile en la plaza de George Orwell. Siempre le han ayudado las sociedades del barrio y menciona L'Espai Brossa como uno de sus protectores. Sus clientes son gente de aqu¨ª. "Intent¨¦ confeccionar chilabas a mi manera, pero no tuvieron ¨¦xito porque las mujeres piden un escote y entonces ya no tiene sentido". Ahora intenta familiarizarse con la minifalda, pero me confiesa que le est¨¢ resultando muy dif¨ªcil: "Ser¨¢ por cultura, o porque nunca vi a mi madre con esta prenda, pero me veo incapaz de coser una falda corta".
Su nueva colecci¨®n est¨¢ inspirada en los mosaicos marroqu¨ªes. No olvida las capuchas ni los bombachos, y los colores siguen recordando los que se pueden encontrar en el desierto, la medina, el mercado o los palacios de Marruecos. Cuando le pregunto si se siente a gusto aqu¨ª me comenta que Barcelona es una caja completa que tiene de todo y que la gente se adapta a lo que le ofreces. Aunque echa de menos la Ribera de hace 10 a?os, cuando todo era m¨¢s familiar, con negocios para los vecinos y no como ahora, enfocado s¨®lo para el turista. "A este barrio le falta un empuj¨®n", comenta, "se est¨¢n cerrando los pisos para alquilarlos a los turistas y esto parecer¨¢ un barrio fantasma".
Todos los veranos Otman va a Asilah, donde piensa abrir otra tienda mucho m¨¢s ambiciosa. "A veces encuentro a faltar la vida de all¨ª, mis amigos, la familia, pero cuando hace una semana que estoy en Asilah tengo ganas de volver a Barcelona porque aqu¨ª est¨¢ mi mundo". Otman est¨¢ casado con una catalana y tiene un ni?o de 10 meses. Ahora est¨¢ pensando en celebrar sus 10 a?os en la ciudad. "Ser¨¢ en septiembre", dice, "y me gustar¨ªa organizar una semana de festejos, como una boda marroqu¨ª". Pues all¨ª estaremos.
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