"Asesinaron a mi marido en un campo de trabajo y reeducaci¨®n"
Tres miembros de Falun Gong declaran en la Audiencia Nacional
Tres ciudadanos chinos acusaron ayer en la Audiencia Nacional al Gobierno de su pa¨ªs de ser el responsable de un genocidio contra los practicantes del movimiento espiritual Falun Gong. El juez escuch¨® durante algo m¨¢s de dos horas los relatos atroces de tres de los 15 querellantes. El marido de una de las denunciantes muri¨® en campos de trabajo y reeducaci¨®n para seguidores de este movimiento.
"A esto lo llamaban el avi¨®n... aqu¨ª me ataban en una cama y cinco hombres me daban descargas con porras el¨¦ctricas... con este otro m¨¦todo tuve suerte de ser delgado, otro compa?ero se qued¨® parapl¨¦jico..." Zhao Ming, de 36 a?os, muestra unos dibujos que ¨¦l mismo ha hecho para ilustrar los diferentes m¨¦todos de tortura que asegura haber sufrido durante los dos a?os que estuvo recluido en un campo de reeducaci¨®n y trabajo para practicantes de Falun Gong.
Ha venido desde Irlanda, donde se refugi¨® tras su liberaci¨®n, para mostr¨¢rselos al juez Ismael Moreno, convencido de que las palabras no pueden describir lo inimaginable. Ayer relat¨® su experiencia a EL PA?S.
Zhao es uno de los 15 querellantes por un delito de genocidio y torturas contra los practicantes de Falun Gong. Su abogado, Carlos Iglesias, ha presentado hasta cinco querellas, todas por genocidio y torturas, contra altos cargos del Partido Comunista chino; entre ellos el ex presidente del pa¨ªs Jiang Zemin y el ex alcalde de Pek¨ªn Jian Qinglin, as¨ª como cuatro directores de campos en los que los querellantes aseguran haber sido torturados mientras produc¨ªan juguetes, tej¨ªan jers¨¦is de lana o envolv¨ªan palillos de pl¨¢stico.
El Tribunal Supremo consider¨® en junio de 2006 que la Audiencia Nacional era "competente" para investigar el caso.
"Ning¨²n genocidio ha sido juzgado nunca en el pa¨ªs de origen. China ni siquiera reconoce el delito de genocidio. Es responsabilidad de la comunidad internacional investigarlo y castigarlo. Lo contrario es favorecer la impunidad de los genocidas", asegura Iglesias.
Dhai Zhizhen, de 44 a?os, muestra una fotograf¨ªa de su marido, Chen: "Fue asesinado a golpes en un campo de trabajo. Todo porque se hab¨ªa dirigido por carta a la Oficina de Apelaciones de Pek¨ªn, donde los ciudadanos denuncian injusticias, explicando el car¨¢cter inofensivo de Falun Gong y pidiendo al Gobierno chino que lo legalizara.Cuando su hermana fue a identificar el cad¨¢ver, le preguntaron si ella era practicante, dijo que s¨ª, y ese mismo d¨ªa se la llevaron a un campo de trabajo".
Dhai hab¨ªa conocido a su marido en una reuni¨®n de practicantes de Falun Gong. Se apunt¨® porque "era m¨¢s barato que aprender taichi".
La tercera en declarar ayer en la Audiencia Nacional, Chen Ying, de 37 a?os, residente en Francia, relata: "Un d¨ªa me llevaron desde el campo de trabajo a un hospital y me hicieron un mont¨®n de pruebas m¨¦dicas. Cuando a?os despu¨¦s le¨ª el informe del ex secretario de Estado canadiense para Asia-Pac¨ªfico denunciando la extracci¨®n masiva de ¨®rganos a practicantes de Falun Gong, me di cuenta de lo cerca que hab¨ªa estado".
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