P¨¢jaros en el tejado
La Guardia Civil paraliza la instalaci¨®n de rejillas antivencejos en un bloque de Getafe
A Ion Ene y Alejandro Rata, dos obreros rumanos, les toc¨® ayer deshacer el trabajo de dos d¨ªas. Encaramados al brazo mec¨¢nico de una gr¨²a, quitaron las rejillas en la cornisa de un bloque de un centenar de viviendas en Getafe. La paradoja es que ellos mismos las hab¨ªan montado dos d¨ªas antes. Ion y Alejandro son obreros de la empresa a la que llam¨® el administrador de la finca para que taparan los huecos que han permitido a una colonia de vencejos anidar bajo el tejado del bloque. Los obreros llegaron el lunes y comenzaron su trabajo. El mi¨¦rcoles, una patrulla del Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) les orden¨® volver a liberar las aperturas. Las rejillas hab¨ªan dejado atrapadas a las cr¨ªas de los vencejos.
La finca, de cuatro bloques, se levanta desde hace 12 a?os en el barrio El Casar, entre calles con nombres de pensadores ¨¢rabes: Averroes, Avicena, Alhaqu¨¦n, los fil¨®sofos que miraban el cielo. Y desde el cielo, como por una antigua atracci¨®n, cada a?o vuelven los vencejos a construir su nido en la cornisa de la finca. "Vienen desde que se levant¨® el edificio", aseguran los vecinos. Los p¨¢jaros se cuelan en las tomas de aire de los trasteros abuhardillados que ocupan la planta alta de los edificios. All¨ª vuelven al principio del verano, all¨ª depositan sus huevos y crecen sus cr¨ªas. En oto?o se van. El vencejo es ave migratoria, se alimenta de insectos, anida en los aleros de los tejados y nunca deja de volar.
Pero a los vecinos les fastidia un poco esta ley de la naturaleza. "Cagan sobre los aleros de las ventanas; ni siquiera puedo tender la ropa", se queja una vecina. Los residentes votaron por cortar a los p¨¢jaros la v¨ªa de acceso a sus trasteros a principios de a?o.
"Sus excrementos corroen el tejado met¨¢lico", asegura Juan Francisco Carrillo. Es uno de los que vot¨® a favor de la iniciativa vecinal. Pero nunca imagin¨® que el cierre de los huecos se har¨ªa en plena crianza de los p¨¢jaros. Por eso, cuando el lunes vio la gr¨²a, alert¨® al Seprona. El vencejo, como todas las especies de aves, est¨¢ protegido por la Ley de Conservaci¨®n de la Naturaleza, que impone respetar el periodo de anidaci¨®n. "Lo normal ser¨ªa que muchos polluelos hubieran muerto de hambre antes de que se retiraran las rejillas", plantea Theo Oberhuder, de Ecologistas en Acci¨®n.
Ana de Eugenio mira contenta hacia el tejado de su casa, ya sin rejillas. "Los peque?os quedaron atrapados. Picoteaban la rejilla mientras las madres gritaban desesperadas", recuerda.
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