Busci mira a las grandes ciudades entre la distancia y la nostalgia
Una sala vitoriana exhibe una veintena de obras del artista italiano
La mirada que sobre las grandes ciudades y sus espacios m¨¢s se?alados lanza el arquitecto y pintor italiano Alessandro Busci (Mil¨¢n, 1971) lleg¨® ayer a Vitoria como aperitivo de las jornadas sobre los or¨ªgenes de la civilizaci¨®n romana y su herencia que se celebrar¨¢n en la capital alavesa a finales de este mes. Busci retrata estadios de f¨²tbol, factor¨ªas o aeropuertos, no con la pasi¨®n por la t¨¦cnica de su compatriota, el futurista Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), sino con cierta nostalgia, con una mirada distante que busca m¨¢s la integraci¨®n visual en el paisaje de estas construcciones.
Giorgio Marrapodi, consejero de la Embajada de Italia en Espa?a, quien actu¨® como presentador de la muestra, que permanecer¨¢ en la sala Am¨¢rica (sita en la plaza hom¨®nima de Vitoria), hasta el pr¨®ximo d¨ªa 30, comentaba ayer este aspecto: "En todas estas obras se aprecia la tensi¨®n entre las dos almas, la reflexiva del arquitecto y la creadora del pintor". La muestra re¨²ne una veintena de piezas.
Junto a Marrapodi se exhib¨ªan tres grandes obras del artista representando el Coliseo romano, el estadio milan¨¦s de San Siro y el Museo Guggenheim de Bilbao. Suponen otros tantos referentes del encuentro de multitudes en distintos momentos de la vida de una gran ciudad y los correspondientes iconos de las dos principales ciudades italianas y la capital vizca¨ªna. "San Siro es el referente milan¨¦s por excelencia, m¨¢s que cualquier palacio. Es el campo de f¨²tbol de sus dos equipos, el Inter y el Milan, que acoge todos los domingos a m¨¢s de cien mil personas, en lo que es m¨¢s que un partido de f¨²tbol", coment¨® Marrapodi.
Esta mirada, en cierto modo rom¨¢ntica, se complementa con la b¨²squeda de la singularidad de cada edificio seg¨²n la luz que lo ilumina. Busci recupera la obsesi¨®n impresionista por recrear el paisaje urbano (en este caso, aeropuertos y f¨¢bricas) a lo largo de distintos momentos del d¨ªa. En ese di¨¢logo que, desde argumentos contempor¨¢neos, establece el autor con la tradici¨®n tambi¨¦n se pueden apreciar ecos de la pintura naturalista del siglo XIX espa?ol. Y no faltan huellas que van de los fuertes contrastes lum¨ªnicos de Zurbar¨¢n a las claridades tenues de El Greco, de las vibrantes atm¨®sferas de Vel¨¢zquez a los claroscuros de Ribera, hasta llegar a las salvajes visiones de la pintura de Goya. As¨ª se rese?a en el cat¨¢logo que acompa?¨® su primera exposici¨®n en Espa?a, celebrada el pasado mes de febrero en el Instituto de Cultura Italiana de Madrid.
Considerado uno de los artistas m¨¢s prometedores de su pa¨ªs, Busci comenz¨® a pintar cuando a¨²n estudiaba Arquitectura. En sus obras ha trabajado siempre sobre la idea de los edificios industriales, que transforman el paisaje natural y reflejan el movimiento de la ciudad actual.
Distorsi¨®n
Aquello que al movimiento futurista de Marinetti apasionaba (la velocidad, el humo) queda reflejado en las creaciones de Busci con menos optimismo. Siempre late en sus obras la reflexi¨®n sobre el efecto de esas construcciones en el paisaje previo.
El propio autor destac¨® que trabaja con la t¨¦cnica del esmalte o usando pinceles habituales en la caligraf¨ªa japonesa, lo que le permite aumentar la distorsi¨®n de su mirada sobre esos lugares comunes urbanos. Y siempre obsesionado por la luz y por la dimensi¨®n arquitect¨®nica de lo retratado. Quiz¨¢ por ello, sus cuadros resulten extra?os, nocturnos, "rom¨¢nticos", como los defini¨® Marrapodi, aunque partan del respeto a la tradici¨®n.
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