H¨¦roes an¨®nimos bajaron al Misisipi para rescatar a decenas de heridos
John Hutchinson, de 23 a?os, fue uno de los 50 h¨¦roes an¨®nimos que el pasado mi¨¦rcoles se echaron literalmente al r¨ªo Misisipi a ayudar a decenas de heridos. ?l no dud¨® en hacerlo poqu¨ªsimos minutos despu¨¦s de que el puente de una de las autopistas m¨¢s transitadas del Estado de Minnesota, en Estados Unidos, se viniera abajo repentinamente, con decenas de automovilistas sobre su asfalto. John hab¨ªa salido de su casa (a cinco manzanas del puente) a las seis de la tarde, justo cinco minutos antes del accidente, en la interestatal 35W. "De repente escuch¨¦ un ruido tremendo y vi una nube de polvo rojiza y gigante que se acercaba hacia m¨ª", relataba ayer en conversaci¨®n telef¨®nica. El olor, recordaba, "era a humo, a metal oxidado, a suciedad".
La autopista que se desplom¨® sobre el Misisipi estaba siendo reparada. Los obreros, recordaba John, "estaban en estado de shock". Uno de ellos, mexicano, no paraba de gritar en espa?ol: "?T¨ªo, t¨ªo!". Llamaba desesperado a su familiar, tambi¨¦n obrero y que estaba dentro del coche cuando el puente cedi¨®. "Lo encontramos en la parte baja. Tuvo una ca¨ªda de unos 15 metros", explicaba John. "Incre¨ªblemente, estaba vivo", dec¨ªa. Seguramente John jam¨¢s olvidar¨¢ a ese herido: "Ten¨ªa la mano izquierda rota, y el hueso entre la mano y el codo totalmente salido a trav¨¦s de la piel. Adem¨¢s, su cabeza estaba ba?ada en sangre. Ten¨ªa su oreja derecha rasgada".
"El coche de otro hombre estaba aplastado por un cami¨®n y ¨¦l no pod¨ªa salir", describ¨ªa John. A ese herido s¨®lo pudo decirle palabras de ¨¢nimo. Fueron los bomberos quienes, tras casi tres horas, lograron liberarle. De otro coche, John ayud¨® a sacar a una chica de unos 17 a?os. Lo peor, una vez fuera, fue tranquilizarla: "Sus padres todav¨ªa estaban atrapados y no paraba de gritar". Seg¨²n John, cada vez que intentaban ayudar a alguien ten¨ªan que hacerlo en grupos de entre siete y ocho personas, ya que el terreno arenoso y los escombros lo complicaban todo.
Poco a poco, bomberos y polic¨ªas fueron acumul¨¢ndose en el lugar del accidente: "Nos dijeron que nos fu¨¦ramos. S¨®lo entonces llam¨¦ por tel¨¦fono a Andrea [su novia] para que no se preocupara". Sus amigos, explic¨® John, "estaban orgullosos" cuando cont¨® su aventura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.