La revancha de Bush

Bush se ha vengado de Brown. A la prensa londinense no le queda duda en vistas al regalo que George W. Bush hizo a Gordon Brown en su primera visita a Estados Unidos como primer ministro brit¨¢nico: una chupa de aviador. No es una chamarra de poca monta, sino una r¨¦plica de la cazadora que los pilotos aliados vest¨ªan en la II Guerra Mundial.

Bush luce su bomber jacket en ocasiones especiales, como cuando subi¨® a un buque de guerra y declar¨® prematuramente "misi¨®n cumplida" en Irak. Ahora Brown tiene su propio modelo, con su nombre cosido a un lado y todo. Aunque no se lleg¨® a probar la cazadora en p¨²blico y los brit¨¢nicos piensan que nunca se la pondr¨¢ ni siquiera en privado. No es su estilo. Al nuevo primer ministro brit¨¢nico le van m¨¢s los trajes de chaqueta oscuros, las camisas blancas y las corbatas rojas.

Y as¨ª, en traje, se present¨® a la cita con Bush. Y a ¨¦ste, al parecer, le molest¨® tener que ajustarse al protocolo formal, ya que el encuentro se produjo en la residencia campestre del estadounidense. ?sa ser¨ªa la raz¨®n por la que Bush habr¨ªa regalado a su hom¨®logo la cazadora de bombardero. Eso s¨ª, iba empaquetada de lujo, en una caja dorada con el sello presidencial. Downing Street guarda silencio y, de momento, no ha desvelado cu¨¢l fue el obsequio que Brown llev¨® a Bush.