Los topillos ya est¨¢n en los vi?edos

El topillo que ha devorado parte de la cosecha de cereal y de los regad¨ªos en Castilla y Le¨®n ha entrado ya en los vi?edos. El roedor campa por las vides de Toro y de Rueda aunque en una proporci¨®n que todav¨ªa no supera el 2% de las plantaciones, seg¨²n la Junta, y la consejera de Agricultura explic¨® ayer que los vi?edos pueden protegerse con anillos. El consejo regulador de la denominaci¨®n de Rueda asegura que el porcentaje es mayor y que si el topillo se come las yemas de las vides, como afirman, podr¨ªa afectar tambi¨¦n a la cosecha del a?o que viene.

Los agricultores de esta zona y de otras de Castilla y Le¨®n dicen que ahora que el topillo ha llegado a los vi?edos es cuando la Junta toma medidas. Todos coinciden en que es muy tarde, que se les ha ido de las manos. "Ahora que les afecta a los ricos es cuando se toman medias, a nosotros que nos den", se enfadan los agricultores. "Es incomprensible que no hayan hecho nada hasta ahora", se quejan de ?vila a Valladolid. El cabreo y la desesperaci¨®n tambi¨¦n se extienden como una plaga.

La Consejer¨ªa de Agricultura afirma que no hay constancia de que la producci¨®n de vino est¨¦ en peligro, pero algunas medidas para evitar los topos, como la quema de parcelas, que los agricultores de cereal llevan pidiendo hace tiempo, empezar¨¢n por las zonas colindantes a los vi?edos y a los regad¨ªos, que ya est¨¢n muy afectados en algunas zonas.

Para la quema de rastrojos en las parcelas segadas, a la que se ha comprometido la Consejer¨ªa de Agricultura, se necesita la autorizaci¨®n de Europa y ser¨¢ la Consejer¨ªa de Medio Ambiente la que decidir¨¢ el lunes cu¨¢ndo se puede empezar. "El Gobierno apoyar¨¢ la petici¨®n de estas quemas en Europa, como medida excepcional por la plaga del topillo. Ser¨¢n quemas controladas por efectivos de la Junta y con la colaboraci¨®n del Seprona. Los agricultores no pueden quemar por libre", advierte la consejera de Agricultura, Silvia Clemente.

Pero todo es experimental. No se sabe si el fuego acabar¨¢ con los millones de topillos porque su refugio en las madrigueras a veces es como un b¨²nker antinuclear.

Meses despu¨¦s de que empezara la plaga, la Junta constituy¨® ayer un comit¨¦ cient¨ªfico t¨¦cnico con la colaboraci¨®n de las universidades de Le¨®n, Salamanca y Valladolid. Tiene vocaci¨®n de permanencia en el tiempo, para asesorar sobre los problemas que de tanto en tanto asolan los cultivos de la regi¨®n y ha sido bien recibido por los investigadores. Pero los trabajos de este comit¨¦ no empezar¨¢n hasta septiembre. "Nunca es tarde, se pod¨ªa haber constituido antes, pero la plaga a¨²n est¨¢ ah¨ª y no sabemos cu¨¢ndo va a acabar".

Ni cu¨¢ndo, ni c¨®mo. Otra de las medidas que ha puesto en marcha la Junta es remover con maquinaria pesada las cunetas de las parcelas para destruir las madrigueras del topillo, pero los campesinos creen que todo "es un parip¨¦ para la foto" y opinan que en absoluto est¨¢ dando resultado. En Villalar de los Comuneros (Valladolid) se empez¨® con esta pr¨¢ctica hace d¨ªas, pero los topillos siguen all¨ª, entre las pajas del cereal segado y devorando las remolachas. De poco sirven las trampas que ponen los agricultores. Goyo Villar recoge cada ma?ana cientos de roedores que se han ahogado cuando intentaban beber en los dep¨®sitos de agua que rodean su parcela. Despu¨¦s los entierra en un rinc¨®n de la finca. "Esto ya resulta asqueroso. Hace tres meses s¨ª estaban en las cunetas, pero ahora est¨¢n dentro". Y no dejan de comer ni de reproducirse.

Goyo ha frenado un poco su voracidad, pero a costa de perder su tiempo y sus vacaciones. "Me iba a ir a Vigo, pero ya no, para no estar tranquilo, mejor me quedo. Dicen que los agricultores tenemos af¨¢n de quejarnos, pero yo digo que cuando la gente se queja es por algo. Nos gusta recoger lo sembrado".

Algunos proponen que se aneguen las parcelas para ahogar a los topillos, otros que se les inocule una enfermedad que acabe con ellos. Pero el ratoncillo se pasea por fincas y calles ante la mirada, ya aburrida, de los lugare?os.