?lbum de familias

La familia espa?ola, en singular, ha pasado a mejor vida. Se acab¨® la uniformidad, lo plural y la mezcla se imponen. Familias monoparentales, con hijos de otro color, biol¨®gicos o adoptados, de homosexuales, de 'juntos pero separados', divorciados y vueltos a casar... Familias. Un panorama impensable hace unos pocos a?os.

"Debemos aprender a vernos como lo que somos, no como ¨¦ramos hace 20 a?os"

"El cambio es similar al de otros pa¨ªses europeos, s¨®lo que mucho m¨¢s r¨¢pido y con mayor mezcla"

"?Vivan las mezclas!, adoptar una ni?a china es lo m¨¢s bonito que nos est¨¢ pasando"

"Se puede pertenecer a varias redes familiares simult¨¢nea o sucesivamente"

"Siempre hay nuevos pasos legales que dar; las familias piden m¨¢s y mejores servicios"

Familias urbanas y rurales, extensas o nucleares, nacionales y extranjeras, de razas y nacionalidades diferentes, pasadas por la iglesia o sin papeles, acomodadas o modestas, de gays y lesbianas, monoparentales, de j¨®venes que inician su andadura o mayores que repiten, familias que adoptan o acogen ni?os y ni?as de pa¨ªses lejanos y futuro incierto. Cl¨¢sicas y modern¨ªsimas. Est¨¢n todas, o casi todas, y algunas de ellas, impensables hasta hace muy poco en Espa?a.

Son im¨¢genes de un ilustrativo libro, Retratos de familia, en el que vale la pena detenerse, no s¨®lo por el atractivo, indiscutible, de los retratos, sino por lo que hay detr¨¢s de los mismos, por su significado hist¨®rico, sociol¨®gico y religioso, y por lo que suponen de aire fresco y abandono de una estructura familiar hasta hace muy poco monol¨ªtica y secular en Espa?a. Nuevas familias para el siglo XXI, opciones personales traducidas en diversidad y libertad que conviven con la m¨¢s absoluta tradici¨®n. Im¨¢genes de un pa¨ªs diferente. ?Qui¨¦n dijo que la familia est¨¢ en crisis?

"La familia no est¨¢ para nada en crisis; m¨¢s bien al contrario, se encuentra en una fase de apertura y expansi¨®n producto de experiencias vitales compartidas, tiene una enorme vitalidad y es capaz de crear nuevos y variad¨ªsimos tipos de relaciones, desde micro hasta macrofamilias. Es un mare m¨¢gnum maravilloso. Asistimos a un incre¨ªble desarrollo, casi proliferaci¨®n, de la familia, pero las de ahora son muy distintas. Hay nuevos tipos de parentesco para los que, en algunos casos, ni siquiera tenemos nombre", dice la soci¨®loga Constanza Tob¨ªo, catedr¨¢tica de la Universidad Carlos III de Madrid y especialista en temas de familia, que ha colaborado en el libro, editado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

As¨ª parece. Hay t¨¦rminos como familia DINK, siglas que definen -en ingl¨¦s- a la pareja de profesionales activos, sin hijos, y con una privilegiada situaci¨®n econ¨®mica, que todav¨ªa no tienen un nombre espec¨ªfico en castellano. ?Y c¨®mo denominar a las parejas juntos pero separados, que viven en hogares y localidades distintos, deslocalizadas por motivos generalmente profesionales? Tob¨ªo no duda al se?alar lo que le sugiere este sorprendente mosaico familiar: "Un cambio social muy r¨¢pido y tambi¨¦n una sociedad distinta, una Espa?a que se ha enriquecido enormemente, porque durante mucho tiempo este pa¨ªs era exageradamente uniforme, y hoy hay una eclosi¨®n de diversidad de la que quiz¨¢ todav¨ªa no somos conscientes".

Que se lo digan a Joseba y Juan, matrimonio desde hace seis meses -antes, 14 a?os de convivencia en pareja- que viven con Cristina, hija de Joseba y sobrina de Juan. Ellos s¨ª son conscientes del cambio. "Hasta el momento no hemos tenido problemas, no nos ponemos un cartel en la frente diciendo que somos homosexuales, porque no estamos de acuerdo, ni damos explicaciones, pero tampoco lo ocultamos, lo sabe el que lo quiere saber. Lo vivimos con mucha normalidad, normalidad es la palabra. Juan, que es profesor de matem¨¢ticas, ha sido menos expl¨ªcito en su entorno, pero tampoco se ha cortado al presentarme... Yo soy un poco m¨¢s reivindicativo y a mi alrededor lo sabe todo el mundo. Cuando nos casamos, el a?o pasado, toda mi familia, padres, primos, t¨ªos, estuvieron encantados en la boda. A los padres de Juan les cost¨® un poco m¨¢s, pero mi suegro estaba el primero".

Cristina, su hija, una adolescente de 13 a?os -su madre es hermana de Juan-, asume lo de tener dos padres con absoluta normalidad: "Es lo mejor, me gusta mucho y es diferente a mis amigos". "La hemos educado en el criterio de que ella es lo importante, y no lo que diga la gente, y no ha tenido muchos problemas. Ana, su madre, vivi¨® con nosotros hasta que se cas¨®", dice Joseba, un auxiliar veterinario que se expresa con gran tranquilidad y seguridad. "Yo creo que en Espa?a ha habido una evoluci¨®n muy positiva, lo bueno es que las nuevas familias se vean, que la gente se acostumbre a vernos, la normalidad es lo deseable. Todav¨ªa habr¨¢ personas que se extra?en, que no lo entiendan, pero lo estupendo es que puedas ir por la calle sin que pase nada".

Hay que fijarse en los detalles de estos magn¨ªficos retratos que, en ocasiones, reflejan la atm¨®sfera y vida de los protagonistas mejor que las propias personas. Los cuadros, fotos y estampas colgados de las paredes, los sof¨¢s y mesas -a veces recubiertas de pl¨¢stico-, bodegas que parecen salidas de la mano de Zurbar¨¢n; indumentarias desenfadadas -esa familia guapa y numeros¨ªsima con aspecto de haber pasado por el estilista de Benetton- junto a camisetas de f¨²tbol o multicolores trajes ¨¦tnicos de lejanos pa¨ªses. J¨®venes con aspecto de dise?o publicitario junto a im¨¢genes de una Espa?a rural que parecen arrancadas de Los santos inocentes. Un panorama familiar que nos enfrenta de bruces con una realidad sabida o intuida, pero pocas veces percibida de un modo tan evidente.

Ser¨¢ porque, como mantiene el fot¨®grafo Alejandro Castellote, la foto de familia de estudio es una imagen que se convierte siempre en objeto simb¨®lico. "Una ventana a la que nos asomamos para comprobar los cambios y las evoluciones que el tiempo ha configurado en nuestra sociedad". Una imagen simb¨®lica que, para Tob¨ªo, "es un retrato de la Espa?a de hoy que no es la imagen que generalmente tenemos de ella. Siempre hay una inercia en las percepciones, incluso por parte de los protagonistas de la historia, pero debemos aprender a vernos como lo que hoy somos, porque en cierta medida seguimos pensando que somos como hace 20 a?os. Somos distintos, y es algo enormemente positivo y enriquecedor".

El panorama es, para la secretaria de Estado de Asuntos Sociales y Familia, Amparo Valcarce, la muestra de una sociedad madura que se acepta a s¨ª misma como es, en toda su diversidad y complejidad. "Junto con los modelos tradicionales, a¨²n mayoritarios, coexisten en nuestra sociedad nuevas formas familiares que han ido adquiriendo reconocimiento social y legal. Los espa?oles hemos dado un gran salto cualitativo en t¨¦rminos de libertad y tolerancia, que nos permite elegir y vivir nuestra dimensi¨®n familiar sin discriminaciones, con plena dignidad, y cada vez con mayores cotas de igualdad".

Raquel Majolero es de las que han elegido. "Soy soltera, pero eso no quiere decir que no vaya a vivir m¨¢s en pareja, aunque no me lo planteo, no me va en ello la vida. Lo que tengo claro es que de matrimonio nada, en todo caso me emparejar¨¦. Y hoy d¨ªa lo mejor es cada uno en su casa y verse cuando apetece... Hijos ya no pienso tener, no me atrae nada la idea y no soportar¨ªa la vida de pareja con ni?os, me aburrir¨ªa. Me gustar¨ªa estar con alguien, pero no como antes, para toda la vida juntos, felices y con ni?os. Ya no tengo ese concepto de familia". Majolero, de 44 a?os, es el prototipo de la nueva mujer independiente que pisa fuerte. Empresaria de hosteler¨ªa y "m¨¢s bien progresista", valora el enorme cambio familiar habido en Espa?a. "Menos mal, porque lo anterior se hab¨ªa quedado un poco obsoleto y hay que adaptarse a los nuevos tiempos".

A la escritora Rosa Reg¨¤s le parece impensable ver c¨®mo la familia patriarcal, que durante tantos siglos fue dominante en Espa?a -y que a¨²n contin¨²a fuerte-, ha dejado paso, con el nuevo protagonismo de la mujer, su trabajo e independencia econ¨®mica, a una diversidad de familias. "Porque ya no puede hablarse en singular. Pueden ser de dos padres o dos madres, familias en las que los c¨®nyuges, despu¨¦s de separarse, han formado otra familia sin renunciar a la anterior; madres solteras o madres y padres solos que se deciden a adoptar uno o varios hijos. No hay un modelo de familia ni de convivencia porque cada cual tiene que invent¨¢rsela en funci¨®n de sus apetencias, de sus necesidades y de la historia que le acompa?a. Y curiosamente, gracias a esta gran variedad, hecha a medida de cada cual, ya no hay exclusi¨®n de ni?os de padres separados u homosexuales, como la hab¨ªa hace unas d¨¦cadas".

Si hay una familia que puede ser prototipo de este nuevo modelo multicultural, es, sin duda, la del empresario Jos¨¦ Ram¨®n Torres (57 a?os), divorciado y con dos hijos. Emparejado desde hace 17 a?os con Mari Luz de las Heras (55 a?os), divorciada de un ciudadano libio, padre de su hija Ahlam Elena (30 a?os), quien aporta a la familia un novio ruso, Alexander Victorovich (27 a?os). El grupo se ampl¨ªa con Jorge Omar, hijo adoptivo de Mari Luz, uruguayo de origen alem¨¢n.

Torres es importador de cerveza; Ahlam y Alexander, dise?adores y programadores inform¨¢ticos, y Jorge, pintor, pero viven en el campo murciano, en medio del monte entre tomates y limones que ellos cultivan. "Yo creo que s¨ª, que somos un buen exponente multicultural... La nuestra es una familia totalmente consolidada, resultado de la sociedad en la que vivimos, con muchas influencias globales. Y no es una familia gen¨¦tica, sino de elecci¨®n. ?C¨®mo se lleva tanta diversidad?, pues con mucha flexibilidad, mucho cari?o y amistad. Los chicos son j¨®venes y hasta ahora no han entrado en la sociedad de consumo, todos nos sentimos muy bien viviendo en mitad del campo".

El empresario asegura que no se opone al matrimonio civil (Mari Luz y ¨¦l lo intentaron, pero fue imposible lograr que el ex marido libio, casado de nuevo, firmara los papeles de divorcio). "El matrimonio es s¨®lo una formalidad m¨¢s que se cumple porque los beneficios administrativos que reporta lo hacen aconsejable". Han sufrido alg¨²n problemilla para empadronar a Jorge y darle de alta en la Seguridad Social, "pero nos llevamos estupendamente con toda la gente del entorno, tenemos establecido con los vecinos un peque?o mercado de trueque de productos".

El cambio, reflexiona la soci¨®loga Tob¨ªo, es similar al que antes han realizado otros pa¨ªses europeos de nuestro entorno, s¨®lo que mucho m¨¢s r¨¢pido y con mayor mezcla, lo que significa un paso m¨¢s all¨¢. "A la diversidad est¨¢ superpuesta la inmigraci¨®n de todo tipo, j¨®venes, ni?os, los hijos de los inmigrantes que nacen aqu¨ª, las adopciones de ni?os extranjeros, los matrimonios entre distintas razas y nacionalidades... Estamos creando unos nuevos tejidos sociales enormemente novedosos e interesantes desde el punto de vista de la complejidad y variedad. Y lo estamos haciendo con normalidad y falta de conflicto, porque el que hay es inducido en alguna medida. La sociedad espa?ola vive estos cambios con absoluta tranquilidad y aceptaci¨®n del otro, en lo que hay mucho de tolerancia y, es mi duda, puede que algo de indiferencia".

No siempre hay tolerancia, ni siquiera indiferencia. Al menos, Ar¨ªstides Alc¨¢ntara, casado por la Iglesia hace diez a?os con la espa?ola Maite Murillo, y con dos hijos, as¨ª lo ha sentido. Alc¨¢ntara, de 34 a?os, dominicano y mulato, confiesa que le ha pasado de todo. "No ha sido un camino de rosas. La verdad es que los padres de Maite no me han tragado, ni me tragan, todav¨ªa sigue igual la cosa... M¨¢s que por la inmigraci¨®n, los problemas han venido por el color de la piel, pero creo que la mezcla de razas es lo mejor que puede pasar en Espa?a. Lo primero, por el nacimiento de ni?os, porque el ¨ªndice de natalidad es muy bajo y los extranjeros tienden a tener m¨¢s hijos. Y lo segundo, por la mezcla cultural y racial, que beneficia a todos los pa¨ªses". Y este t¨¦cnico de maquinaria industrial, ya espa?ol, a?ade socarr¨®n: "Adem¨¢s, los ni?os sacan un color muy bonito y no tienen que tomar el sol para ponerse morenos".

Tambi¨¦n de racismo habla el nigeriano Lucky Osagiede (43 a?os), profesor de educaci¨®n f¨ªsica en Lagos y alba?il en Espa?a, que r¨ªe a carcajadas al enterarse de que su retrato figura en un libro. En ?frica pertenec¨ªa a una extens¨ªsima familia. Aqu¨ª, en Cartagena, vive junto a su hermana Eunice y su primo Festus en una casa de su propiedad. Osagiede, ocho a?os en Espa?a, afirma que los comienzos fueron duros, "s¨®lo hablaba ingl¨¦s y nadie quer¨ªa escucharme. Y, aunque ten¨ªa todos los papeles en regla, me dec¨ªan que me fuera a trabajar al campo. Pregunt¨¦ d¨®nde estaba el campo y me dijeron que en el Sur, as¨ª que me vine a Murcia y aqu¨ª sigo". Osagiede piensa quedarse en Espa?a "hasta que sea viejo". Con un hijo de 21 a?os en Valencia, primos en Madrid y un t¨ªo, tambi¨¦n con casa propia, en la misma localidad, quiere ser espa?ol. "Al principio vi mucho racismo, pero no me ha ido mal. Hice cursos de soldador para pagar la hipoteca de la casa...". ?Sabe Osagiede que ya tiene el documento que comparten la mayor¨ªa de los espa?oles, la hipoteca?

La experiencia ha sido distinta para los lime?os Cristi¨¢n Su¨¢rez (31 a?os) y Mar¨ªa Ugarte (30 a?os), matrimonio con un hijo de nueve a?os y otro en camino. Llevan nueve a?os en Espa?a y regentan una panader¨ªa en un pueblito de Cuenca, La Peraleja. "Nos consideramos una familia espa?ola a todos los efectos". Apenas imperceptible el acento peruano, Cristi¨¢n dice divertido que nunca imagin¨® que terminar¨ªan de panaderos. "Estudi¨¦ administraci¨®n hostelera y en Per¨² trabajaba en hosteler¨ªa, y mi mujer, en manualidades. Pensamos quedarnos aqu¨ª definitivamente, tenemos la nacionalidad espa?ola y estamos muy adaptados, muy a gusto, hemos hecho unas amistades estupendas. Nadie nos ha llamado nunca sudacas ni hemos sentido la menor marginaci¨®n. ?Yo siempre digo que no cambio a la gente de los pueblos!".

En el nuevo panorama aparecen entremezcladas familias nucleares y numerosas sin que eso presuponga una etiqueta de modernidad o antig¨¹edad, uno de los t¨®picos que quiz¨¢ haya que empezar a desterrar. Abuelos, hijos, nietos, primos y hermanos se mezclan hoy con un estilo de vida poco convencional o tradicional. "Hay una vieja idea", dice Tob¨ªo, "de asociar la modernidad a peque?as familias. Y es verdad que los que conviven son unidades cada vez m¨¢s peque?as de individuos, pero esos hogares est¨¢n integrados, cada d¨ªa m¨¢s, en redes familiares que tienen relaciones estrech¨ªsimas y en las que se ejerce, igual que en otros momentos hist¨®ricos, la solidaridad y la ayuda mutua. Hoy, las abuelas se vuelcan con el proyecto profesional y familiar de sus hijas, y cuidan a los nietos para que ellas puedan trabajar. Pero el segundo personaje principal, e interesant¨ªsimo, es el abuelo materno, que mantiene con los nietos un tipo de relaci¨®n que no pudo tener con los hijos y con la que est¨¢ aprendiendo mucho".

J¨®venes modern¨ªsimos, matrimonio, y abuelos. El ayer y hoy encajados sin el menor rubor, con amor confeso y reivindicativo. "Nos hemos casado, despu¨¦s de cuatro a?os de convivencia, porque ya nadie lo hace. No es nada convencional. Entre la gente de nuestra edad se ha perdido el amor, y eso no es ni moderno ni cl¨¢sico, es un valor que es bueno mantener". Merche Santos (28 a?os) y ?lvaro Isidro (26) son dise?adores gr¨¢ficos y su aspecto no puede ser m¨¢s de dise?o. Ropa negra; ella, amplios tatuajes en los brazos; ¨¦l, perra carlino -tambi¨¦n de dise?o- en brazos. Viven en Madrid, trabajan en su propio estudio y se retratan con los padres de Merche. Quieren tener hijos pronto. "El futuro est¨¢ plasmado en mi camiseta, es la co?a de la foto", dice Merche, mientras ?lvaro se?ala que el conjunto que refleja el libro es "superpintoresco. Y muy interesante ver que el concepto de familia en Espa?a ya no es s¨®lo de hombre-mujer".

Un dato a tener en cuenta. En los pa¨ªses del norte de Europa, la mitad de los ni?os nacen de madres no casadas pero que generalmente viven en parejas. En Espa?a, s¨®lo dos nacimientos de cada diez se producen fuera del matrimonio.

?Ha fracasado la familia nuclear que tantas expectativas suscit¨® en los a?os setenta del pasado siglo? Hay, explican los expertos, dos modelos de familia nuclear: la basada en la divisi¨®n de roles, madre, padre, hijos (padre proveedor y madre cuidadora), y el modelo n¨®rdico, en el que madre y padre trabajan, pero tienen una serie de apoyos estatales, servicios colectivos y permisos parentales, que generalmente disfruta la mujer. "A lo mejor, en Espa?a podemos ir a un modelo que, sin perder del todo las redes familiares, pueda tener muchos m¨¢s recursos p¨²blicos y sociales que los actuales, apoyos a la conciliaci¨®n y al cuidado de los ni?os y ancianos, un poco como el caso franc¨¦s", dice Tob¨ªo.

Quien crea que las familias de hoy tienen que ser a la fuerza peque?as puede asombrarse con la de Sebasti¨¢n Tobal y Mari Carmen Rojas, que, con 15 hijos y tres nietos, habr¨ªa hecho las delicias de cualquier premio de natalidad franquista. Todos rubios, saludables y guapos, ?y del Opus Dei? "Somos cat¨®licos, pero no del Opus. Y al principio no nos planteamos tener muchos o pocos hijos, sino los que vinieran. Tenemos relaciones sexuales sin utilizar ning¨²n tipo de anticonceptivo y han sido 15... Cuando nos casamos ten¨ªamos una casa muy grande y no sab¨ªamos qu¨¦ hacer con ella, pensamos en tener perros y hemos acabado comprando el piso de al lado...".

?Se puede hoy tener una familia tan numerosa sin gozar de una buena posici¨®n econ¨®mica? "No es mi caso, aunque todo el mundo lo piensa", asegura Tobal, propietario de un comercio de regalos y juguetes. "Tenemos un presupuesto muy ajustado, pero hoy d¨ªa te puedes vestir bien con poco dinero. Mi mujer compra camisetas estupendas por un euro... En la posguerra, en Espa?a todas las familias ten¨ªan ocho o diez hijos y hab¨ªa mucha pobreza... Es cuesti¨®n de conformarse con lo que tienes y no ser caprichoso". Una hija casada, otra a punto de casarse, y un hijo viviendo en pareja. "A m¨ª me gustar¨ªa que todos fueran cat¨®licos y se casaran, pero cada uno har¨¢ lo que quiera. El hijo que vive en pareja es excepcional, y ella tambi¨¦n".

El contrapunto, familia nuclear y ni?a adoptada china, lo marcan la profesora de instituto Nicole Palacios y el instalador el¨¦ctrico Juan Manuel Ballesteros (ambos de 46 a?os). Casados hace cinco a?os, tienen claro que su descendencia, si la tienen, ser¨¢ casi con seguridad mestiza y con rasgos orientales. "Nos encanta, nos encanta, ?vivan las mezclas!, es lo m¨¢s bonito que nos est¨¢ pasando", confiesa una entusiasmada Nicole, que asegura que s¨®lo la edad -"la ni?a nos da una ca?a que nos machaca"- les impide adoptar m¨¢s ni?os de pa¨ªses pobres.

Pensaron en ?frica, pero eligieron China porque entonces era el pa¨ªs que permit¨ªa adoptar beb¨¦s m¨¢s r¨¢pidamente. "Nos daba igual que el hijo fuera biol¨®gico o no, porque el cari?o que le das es el mismo, y es estupendo poder ofrecer a un ni?o la oportunidad de salir adelante". Ana lleg¨® a Espa?a con 13 meses, y ahora, con tres a?os, "es espa?ola por los cinco sentidos y habla cartagenero". Nicole no puede evitar, como todas las madres, explayarse en la inteligencia y aptitudes de la peque?a. "Tiene una enorme facilidad para los idiomas, desde los dos a?os construye frases complej¨ªsimas, y la han escogido ya para hacer gimnasia r¨ªtmica, cuando normalmente seleccionan a los ni?os a los cinco a?os. Ella sabe que es diferente a los ni?os espa?oles, pero nosotros la educamos dici¨¦ndole que es china y lo ve con toda naturalidad. Cuando por la calle vemos a otros orientales, enseguida me dice: "Mira, mam¨¢, son chinos".

Los soci¨®logos afirman que estamos en la segunda transici¨®n demogr¨¢fica, caracterizada por la diversificaci¨®n familiar y la incorporaci¨®n de las mujeres al trabajo. Pero ante las nuevas situaciones y problemas que se plantean -a mucha m¨¢s velocidad que se legisla- cabe preguntarse hacia d¨®nde vamos y cu¨¢l ser¨¢ el siguiente modelo de convivencia. ?Una familia europea como la que propone el destacado soci¨®logo franc¨¦s Louis Roussel, caracterizada por la doble ocupaci¨®n de hombres y mujeres, aumento del divorcio y reducido n¨²mero de hijos; o la que perge?a su no menos famoso colega Claude Martin, que invita a no mirar a la familia como una realidad est¨¢tica, sino como las distintas situaciones de convivencia por las que atraviesan los individuos a lo largo de su vida? "Yo apuesto por las dos, creo que se mezclan", dice Tob¨ªo. "El modelo Martin supone mirar a la familia de otra manera. Siempre lo hemos hecho desde el punto de vista est¨¢tico, desde la estructura, y ¨¦sta es otra forma de conceptualizarla en la que el individuo cobra mucho m¨¢s protagonismo. Eso no quiere decir que la gente vaya a vivir aislada, porque al mismo tiempo se puede pertenecer a varias redes familiares simult¨¢nea o sucesivamente a lo largo del tiempo. Es otra forma, muy nueva, de ver la familia".

Una mirada infantil es lo que llev¨® a los valencianos Ana Castro (38 a?os) y Miguel T¨®rtola (44) a acoger a Scherezade y ampliar la familia biol¨®gica. A los 11 a?os, Miguel, su hijo mayor, vio a un beb¨¦ que hab¨ªan acogido sus t¨ªos y qued¨® tan impresionado de su aspecto desvalido que les anim¨® a acoger a otro. "Somos religiosos, pero no practicantes; m¨¢s que nada, han sido motivos humanitarios, porque todav¨ªa se me pone la piel de gallina cuando recuerdo a aquel ni?o. Ahora Scherezade tiene cuatro a?os, lleva dos con nosotros y est¨¢ totalmente integrada en la familia. Es la ni?a bonita de mi marido, siempre dice: "Mira mi chica, qu¨¦ guapa es". ?Miedo a que alg¨²n d¨ªa la reclamen sus padres biol¨®gicos? "Esa cuesti¨®n", dice Ana, "me la he planteado cientos de veces, pero aunque nunca te lo aseguran al cien por cien, creo que se quedar¨¢ con nosotros para siempre. Sus padres est¨¢n enfermos y no pueden cuidarla. Yo la considero mi hija".

?Est¨¢n todas estas familias innovadoras contempladas en las leyes? "Los cambios sociales son siempre m¨¢s r¨¢pidos que los legislativos, pero los importantes avances realizados por el Gobierno en los ¨²ltimos tres a?os van en la l¨ªnea de ampliar la protecci¨®n social y jur¨ªdica de todas las familias (reconocimiento de nuevas formas familiares, mejora de prestaciones econ¨®micas, impulso de la conciliaci¨®n familiar y laboral, aumento de los servicios de atenci¨®n a los menores de tres a?os y a los mayores dependientes, reglamentos de familias numerosas...). Siempre hay nuevos pasos que dar, las familias demandan m¨¢s y mejores servicios y prestaciones, y es imprescindible continuar avanzando para que esta atenci¨®n llegue a todas de acuerdo con las necesidades de cada una de ellas", afirma Amparo Marzal, directora general de las Familias y la Infancia.

Sin embargo, como bien se?ala la catedr¨¢tica Constanza Tob¨ªo, hay todav¨ªa una enorme carencia en servicios estatales familiares. "La ley de dependencia va por delante de otros pa¨ªses, y la de igualdad tambi¨¦n, pero tenemos un enorme d¨¦ficit en escuelas infantiles, hay unas listas de espera espeluznantes. Los abuelos tienen que ser s¨®lo el recurso provisional de una generaci¨®n de madres trabajadoras pioneras, no tiene sentido que sean el recurso principal para la conciliaci¨®n por falta de pol¨ªticas del Estado. Es muy injusto. Se avanza muy despacio".

Si hay algo claro, es que los abuelos ganan protagonismo en la nueva sociedad espa?ola, por necesidad o por convencimiento y deseos de recuperar el tiempo perdido. Jes¨²s Uceda (53 a?os) as¨ª lo admite. "Veo el futuro con una familia extensa, con hijos y nietos. Me veo como un abuelo siempre que pueda aportar algo a los nietos y a los hijos". Jes¨²s, agente comercial, casado con Nieves, funcionaria, padres de dos hijos adolescentes, presume de ser "una familia media convencional", pero se cas¨® por lo civil hace 19 a?os y le gusta la libertad que ahora se respira en las relaciones familiares. "Hay una gran variedad para actuar y escoger cada uno seg¨²n su personalidad. Antes, sobre todo en los hijos, hab¨ªa bastante sometimiento. Ahora, la relaci¨®n que se tiene con los hijos es totalmente distinta de la que ten¨ªan nuestros padres".

Una diversidad y libertad que Oswaldo Cipriani, italoargentino, casado con Pilar Gonz¨¢lez y reci¨¦n jubilado como profesor de fotograf¨ªa, analiza desde sus 27 a?os de vivencia espa?ola. "Llegu¨¦ en el momento de la transici¨®n y he vivido una evoluci¨®n que ha sido maravillosa. Desde el punto de vista de los avances sociales, Espa?a est¨¢ a la cabeza del mundo, y en lo referente a la familia ha sido un cambio incre¨ªble".

?C¨®mo afecta este cambio r¨¢pido, novedoso y audaz, desde el punto de vista psicol¨®gico? Los expertos dicen que habr¨¢ que ir analiz¨¢ndolo porque estamos en una fase de transici¨®n, en un cambio veloz, y todav¨ªa sabemos poco de algunas de estas nuevas relaciones. Por ejemplo, hay poca investigaci¨®n en todo el mundo sobre las familias homosexuales.

Un detalle. La foto de boda, t¨ªpica de tantas familias espa?olas, que aparece en la portada de Retratos de familia es una nueva versi¨®n de la genuina, realizada dos a?os antes por el mismo fot¨®grafo. Alicia Yuste (34 a?os), de Segovia, y funcionaria, la novia, ahora embarazada, reconoce que la suya es una familia "tradicional, aunque de mentalidad abierta. Me parece muy bien que haya variedad de familias, mi marido y yo respetamos todo tipo de relaciones, entre hombres, entre mujeres o heterosexuales. Tenemos nuestras creencias, pero respetamos a los dem¨¢s".

Nuevos tiempos para las familias.