La gran moderaci¨®n
Han transcurrido 20 a?os desde que Alan Greenspan se convirtiera en presidente de la Reserva Federal estadounidense. Desde entonces, se ha producido la tasa de aumento de la renta media mundial m¨¢s r¨¢pido de cualquier generaci¨®n, as¨ª como unos estallidos notablemente escasos de desempleo masivo que causaran deflaci¨®n o destrucci¨®n de la riqueza. S¨®lo la d¨¦cada y media perdida por Jap¨®n y las privaciones de la transici¨®n poscomunista se consideran cat¨¢strofes macroecon¨®micas de una magnitud en otro tiempo deprimentemente com¨²n.
Por supuesto, los a?os transcurridos desde 1987 no han estado exentos de grandes sacudidas. El mercado burs¨¢til estadounidense se desplom¨® por razones t¨¦cnicas en oto?o de ese a?o. La invasi¨®n de Kuwait por Sadam Husein en 1991 sacudi¨® el mercado del petr¨®leo mundial. El mecanismo de cambio fijo europeo se vino abajo en 1992. A ello le siguieron la crisis del peso mexicano en 1994, la crisis de Asia Oriental en 1997 y 1998, y los problemas de Brasil, Argentina, Turqu¨ªa y otros pa¨ªses. El nuevo milenio empez¨® con el hundimiento de la burbuja de las empresas de internet en 2000 y las repercusiones econ¨®micas del 11 de septiembre de 2001.
El 'dinero inteligente' adopta la perspectiva de que los precios de los activos hoy son expectativas racionales de sus valores futuros
Adem¨¢s, los desequilibrios mundiales y el alineamiento incorrecto de las tasas de cambio reales amenazan con provocar no s¨®lo una ligera recesi¨®n, sino una depresi¨®n significativa y prolongada. Pero, por el momento, ninguno de estos acontecimientos -aparte de Jap¨®n desde comienzos de la d¨¦cada de 1990 y los fracasos de la transici¨®n en los territorios situados al este de Polonia- ha causado una crisis prolongada.
Los economistas proponen tres explicaciones para esto. En primer lugar, algunos sostienen que hemos tenido suerte, porque no se ha producido ning¨²n cambio estructural que otorgara a la econom¨ªa mundial m¨¢s resistencia. De acuerdo con esta opini¨®n, simplemente hemos lanzado los dados y ganado cinco veces seguidas. Deber¨ªamos estar contentos y agradecidos, pero sin esperar que contin¨²e.
En segundo lugar, los bancos centrales por fin han aprendido a hacer su trabajo. Seg¨²n esta teor¨ªa, antes de 1985 los bancos centrales cambiaban constantemente de objetivo, desde controlar la inflaci¨®n a reducir el desempleo, mitigar la deuda estatal refinanciando los costes, o mantener la tasa de cambio en el valor que sus se?ores pol¨ªticos prefiriesen.
La ¨²ltima explicaci¨®n es que los mercados financieros se han calmado. Al parecer, el dinero inteligente hoy adopta la perspectiva a largo plazo de que los precios de los activos b¨¢sicamente son expectativas racionales de valores fundamentales del futuro. Por el contrario, antes de 1985 los mercados financieros estaban dominados abrumadoramente por el comportamiento en manada de los operadores a corto plazo, personas que no buscaban descubrir elementos fundamentales, sino predecir cu¨¢l esperar¨ªa la opini¨®n media que fuera la opini¨®n media. De ese modo, los bancos centrales se encontraban atascados en el intento por controlar una econom¨ªa mundial zarandeada por cambios aleatorios en el esp¨ªritu animal de inversores y operadores.
Cuando eval¨²o estas cuestiones, no encuentro pruebas a favor de la primera teor¨ªa. Nuestra suerte -medida en funci¨®n de la magnitud del sector privado y otras sacudidas que han azotado a la econom¨ªa mundial- en realidad ha sido relativamente mala desde 1987.
Y tampoco encuentro prueba alguna que respalde la tercera. Ser¨ªa bueno que nuestros mercados financieros fuesen m¨¢s racionales que antes. Pero no veo cambios institucionales que les hicieran serlo.
Por tanto, mi opini¨®n es que har¨ªamos bien en apostar por la teor¨ªa de que los bancos centrales hoy est¨¢n m¨¢s preparados y tienen una visi¨®n m¨¢s aguda y menos tendencia a dar saltos miopes o permitir que los hagan saltar de un lado a otros unos se?ores pol¨ªticos que cambian impredeciblemente los objetivos que ellos en principio persiguen a?o tras a?o. Ojal¨¢ esta situaci¨®n dure muchos a?os.
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