Cansadas de ser las hermanas peque?as
Ana Mar¨ªa Matute y Juana Salabert denuncian el machismo del mundo literario
Anochece en casa de Ana Mar¨ªa Matute, en Barcelona. Cuatro horas antes, la escritora abr¨ªa la puerta, vestida de blanco de pies a cabeza y con una sonrisa que no se le borra de la cara. A la vuelta de la esquina, la fiesta de sus 82 a?os. "Tengo la suerte", explica, "de ser consciente de mi edad. No quiero ser Sara Montiel. Me ha costado tantos a?os conseguir estas arrugas... ?c¨®mo voy a quit¨¢rmelas!". "Est¨¢ muy bien cuidarse", a?ade Juana Salabert, "pero hay una obsesi¨®n malsana. Se vende incluso que los novelistas sean j¨®venes, como si tuvieran que participar en un campeonato de nataci¨®n".
Adem¨¢s, los que ahora se impresionan con la juventud olvidan que Ana Mar¨ªa escribi¨® su primer libro con 17 a?os. Aquel libro era Peque?o teatro, y el contrato con la editorial (3.000 pesetas) lo tuvo que firmar el padre de la novelista. "En aquella ocasi¨®n", recuerda ¨¦sta, "fue porque yo era menor de edad, pero luego era obligatorio que firmara tambi¨¦n mi marido. 'Con mi venia marital', pon¨ªa. Grotesco. Cosas del franquismo. Una mujer necesitaba el consentimiento de un hombre para todo: para abrir una cuenta corriente, para hacerse el pasaporte". "Le cuento eso a mi hija y no da cr¨¦dito", relata Salabert. "Quiere saber, indignada, por qu¨¦ la gente soportaba todo aquello. Por miedo". Cuando se les pregunta si todav¨ªa hay machismo en la literatura, las dos coinciden: "Oficialmente no, pero por detr¨¢s, s¨ª. Te toman menos en serio. Como si fu¨¦ramos las hermanas peque?as".
Ana Mar¨ªa Matute fue finalista del Premio Nadal en 1948. Juana Salabert tambi¨¦n lo fue, pero en 1996. Sin embargo, ellas se conocen "desde siempre; somos mellizas, se nota, ?no?". Bromea "la Matute", como le gusta llamarse a s¨ª misma.
Salabert -hija de Miguel Salabert, escritor exiliado y fallecido hace unas semanas- recuerda una foto de su padre y la autora de Los Abel en la librer¨ªa espa?ola de Par¨ªs. Adem¨¢s, las dos comparten encuentros que todav¨ªa recuerdan a carcajadas. Tambi¨¦n comparten la devoci¨®n por Proust y una devoci¨®n a¨²n mayor por sus respectivos hijos. "?Cu¨¢ntos a?os tiene la ni?a? ?Diecisiete? ?Y qu¨¦ hace?", pregunta la narradora barcelonesa. "Es una maravilla, pero va por mal camino", contesta, ir¨®nica, Juana Salabert: "Quiere ser escritora". "?Maaal camino!", subraya ahuecando la voz Ana Mar¨ªa Matute, que contin¨²a: "Dicen que un libro es como un hijo. ?Anda ya! Como un hijo no hay nada. Eso lo dicen los que no han tenido hijos o no han escrito libros. Sobre todo los que no han parido". "Los hijos son de cristal", a?ade Salabert; "siempre tienes miedo y no puedes demostrarles que tienes miedo". "Un libro est¨¢ bien", prosigue Matute, "pero es un suced¨¢neo. Tener un hijo es lo m¨¢s grande que te puede ocurrir en la vida. Y lo m¨¢s terrible".
La escritora sabe de lo que habla. Casada a los 25 a?os, su matrimonio se arrastr¨® a lo largo de una penosa d¨¦cada. Cuando decidi¨® dejar a su marido, la separaron de su hijo durante tres a?os. Lo recuper¨® cuando el ni?o ten¨ªa 11. Los mismos que ten¨ªa ella cuando estall¨® la Guerra Civil. No es, pues, extra?o que hable siempre de esa edad como de un momento decisivo. Tampoco lo es que la protagonista de su nuevo libro sea una ni?a. La Matute se levanta y vuelve encantada con una prueba de la cubierta de Para¨ªso inhabitado, la novela a la que da los ¨²ltimos retoques y que Destino publicar¨¢ este oto?o. Once a?os hace tambi¨¦n desde que viera la luz Olvidado Rey Gud¨², "el libro que siempre quise escribir; cuando lo termin¨¦, me beb¨ª una botella de champ¨¢n".
Mientras se hace de noche en su terraza, Ana Mar¨ªa Matute no deja de re¨ªr ni de hacer re¨ªr. Gesticula, baja la voz con picard¨ªa, quita hierro cuando nota que la charla se pone trascendente ("y rompi¨® a llorar", apostilla), va y viene con unas cervezas o ense?a la casita de madera en la que est¨¢ trabajando. Tambi¨¦n cuenta emocionada su reciente viaje a Mozambique, y hace planes para ir a Par¨ªs con Juana Salabert "a poner unas flores en la tumba de Proust".
Al abrigo de las sombras, la pregunta del mill¨®n: ?son creyentes? "A mi modo", contesta Salabert. "Creo en la materia, en las fuerzas de creaci¨®n. Me encanta la f¨ªsica cu¨¢ntica. Los f¨ªsicos son los fil¨®sofos de hoy en d¨ªa. Y me da rabia que llamen fil¨®sofos a muchos que no son m¨¢s que profesores de filosof¨ªa". "Yo fui la rebotada de una familia de derechas", explica Ana Mar¨ªa Matute. "Te educaban en el catolicismo y quedabas sellada. Me hice atea. Luego me seren¨¦. La Biblia me parece un libro lleno de misterio y poes¨ªa, y Cristo es importante para m¨ª, pero es terrible que la religi¨®n dicte las leyes. En el mundo hay algo que todav¨ªa no hemos descubierto y que a veces nos llega, como un rel¨¢mpago... digo yo". Al momento, estalla en una carcajada y termina: "La Matute es novelera-novelera".
Ana Mar¨ªa Matute
En oto?o, Ana Mar¨ªa Matute publicar¨¢ su nueva novela, Para¨ªso inhabitado. Lleva a?os enfrascada en su escritura y ha tenido poco tiempo para ir a la Real Academia Espa?ola. En 1998 ocup¨® el sill¨®n que hab¨ªa pertenecido a Carmen Conde, cuyo centenario se celebra este mes. En 1978 Conde se convirti¨® en la primera mujer en ingresar en una instituci¨®n que ten¨ªa ya 265 a?os. La Matute echa de menos all¨ª a m¨¢s escritoras, pero nunca ha detectado "ni una gota de machismo entre los acad¨¦micos".
Juana Salabert
"La literatura femenina es un invento que parece hecho para recriminarte que no te salen los personajes masculinos. A la inversa, nadie se lo dir¨ªa a Flaubert", afirma esta escritora nacida en Par¨ªs hace 45 a?os, en una familia de exiliados. Salabert -que escribe poes¨ªa en franc¨¦s y diarios que destruye al final de cada a?o- gan¨® el Premio Biblioteca Breve con Vel¨®dromo de invierno, una novela sobre la persecuci¨®n de los jud¨ªos en Francia. Este oto?o se publicar¨¢ all¨ª: "Era un tab¨², pero ya se puede hablar de eso".
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