Las torres del No-Do
"Saludo a Franco. ?ARRIBA ESPA?A!". ?ste era el estimulante encabezado de los recibos que la Junta Provincial Pro Pazo del Caudillo entregaba en 1938 a los que contribu¨ªan para comprar las Torres de Meir¨¢s y reconstruirlas para regal¨¢rselas a Franco. Una especie de tique-regalo, tremendamente ¨²til para demostrar la fidelidad al r¨¦gimen que nac¨ªa o para disimular la desafecci¨®n.
La idea hab¨ªa partido, entre otros, de Pedro Barri¨¦ de la Maza, y por si las donaciones no bastaban, el gobernador civil tuvo la iniciativa de realizar descuentos en las n¨®minas de los funcionarios.
Las Torres de Meir¨¢s eran una reconstrucci¨®n historicista de un edificio que databa del siglo XIV, quemado durante la invasi¨®n napole¨®nica, que encarg¨® la condesa de Pardo Baz¨¢n, madre de la escritora.
Do?a Emilia ten¨ªa su biblioteca en la m¨¢s alta de las tres torres que llam¨® de la Quimera. Los herederos vendieron por cerca de medio mill¨®n de pesetas de entonces el edificio y cuatro hect¨¢reas y media de terreno, y la Junta Pro Pazo se hizo con otras dos por m¨¦todos diversos.
A la abuela de Carlos Bab¨ªo, hoy concejal del BNG en Sada, reci¨¦n enviudada y con tres hijos, la llevaron a firmar la venta de sus tierras y su casa al banco del promotor, pero otros vecinos no tuvieron ocasi¨®n de pisar ninguna entidad financiera, porque les pagaron poco o nada.
Llave en mano, la mujer de Franco, Carmen Polo, haciendo honor a su pasi¨®n por las antig¨¹edades, lo fue llenando de objetos de m¨¢s solera, de muebles a blasones, procedentes de otros pazos o de anticuarios. ?se era el Meir¨¢s en el que el No-Do mostraba a Franco viendo jugar a sus nietas.
Muerto el dictador, su ¨²ltimo momento de esplendor fue la boda entre una de aquellas ni?as, Merry Mart¨ªnez Bordi¨², y Jimmy Gim¨¦nez Ar-nau, en 1977.
Un a?o despu¨¦s, el edificio sufri¨® un incendio de proporciones y causas no determinadas. Carmen Polo don¨® entonces al Estado 8.000 vol¨²menes que sobrevivieron al fuego. Se calcula que quedan unos 3.000. A ra¨ªz del siniestro, qued¨® en un estado de pr¨¢ctico abandono. La familia no lo reabri¨® hasta 1996, para otra boda, la de Arancha Mart¨ªnez-Bordi¨² Franco.
El ¨²ltimo acto social fue la petici¨®n de mano de Margarita Vargas Santaella por parte de Luis Alfonso de Borb¨®n, en agosto de 2004.
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