Lanchas r¨¢pidas en Florida
La vigilancia cada vez m¨¢s sofisticada del estrecho de la Florida ha forzado una salida m¨¢s del ¨¦xodo cubano por la actual v¨ªa de M¨¦xico. Pero el tradicional flujo de viajes directos Cuba-Florida contin¨²a como un goteo incesante, eso s¨ª, con sistemas cada vez m¨¢s sofisticados.
Es ya casi imposible que fructifiquen las traves¨ªas rudimentarias. La historia del balsero cl¨¢sico se termin¨®. Los que llegan a salvo lo hacen en lanchas de traficantes. El precio de 10.000 d¨®lares (7.300 euros) que se pagaba por viajero hasta hace poco tiempo, y que se mantiene para la ruta mexicana, ha aumentado para Florida. Puede estar por los 15.000 d¨®lares (11.000 euros) o m¨¢s. Sigue siendo un gran negocio, aunque muy peligroso. Para especialistas, como los narcotraficantes.
Los sistemas para burlar la vigilancia son cada vez m¨¢s ingeniosos, y las compras de lanchas m¨¢s potentes se han notado hasta en las ferias na¨²ticas de Miami y Fort Lauderdale este a?o. Los traficantes tienen su propia compa?¨ªa y escogen incluso d¨ªas al borde del mal tiempo, cuando los guardacostas no salen, salvo emergencias. Controlan sus horarios y hasta las veces que Cuba aumenta la vigilancia de sus costas. Y usan dos lanchas, con intercambio de pasajeros en el medio del Golfo, para despistar.
Algunos s¨®lo hacen un viaje al mes, pero si traen un m¨ªnimo de 20 personas se llevan un buen pellizco. Y lo hacen incluso en yates de lujo, cerrados, para evitar que el Chismoso, como conocen al avi¨®n que controla el estrecho de la Florida, detecte con sus rayos infrarrojos que hay ocupantes. El negocio es jugoso, pero el riesgo es mucho, incluidas penas de c¨¢rcel de hasta 15 a?os. En los ¨²ltimos meses ha habido dos sentencias.
Esta misma semana han llegado nuevos grupos al Farito de Key Biscayne o incluso a Miami Beach, a la altura de la calle 73. Y el misterio general contin¨²a, porque el delito no abarcar¨ªa s¨®lo a los lancheros, sino a toda la cadena de viajeros y familiares que pagan. Por eso el silencio y el miedo. Y la mentira. Una vez en tierra, los pasajeros no pueden decir que vinieron en una lancha r¨¢pida: adem¨¢s de una entrada ilegal, estar¨ªan involucrados en tr¨¢fico humano, delito federal. Tras ser fichados en los centros de Krome o Pembroke Pines, estos pies secos podr¨¢n solicitar en un a?o la residencia legal.
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