"El pintor es la guinda de las obras: cuando llega al edificio todo est¨¢ a punto de acabarse"
Jordi Boronat es pintor, tiene 44 a?os y mucho trabajo en verano. Mientras va de un lado para otro del piso que tiene que pintar recita versos que escribi¨® el poeta Joan Salvat-Papasseit en su poema L'ofici que m¨¦s m'agrada para homenajear a los pintores: "I encara hi ha un ofici / que ¨¦s ofici de festa - el pintor de parets: / si no canten abans, no et fan una sanefa / si la can?¨® ¨¦s molt bella deixen el pis m¨¦s fresc (...)". Raz¨®n no le faltaba al poeta, piensa.
Entrar en una casa donde est¨¢n trabajando pintores de paredes es toda una comprobaci¨®n de c¨®mo se trabaja con alegr¨ªa. La m¨²sica invade las estancias, la luz del sol de la ma?ana ilumina todos los rincones del piso, el olor a esmalte recuerda que hay algo que se est¨¢ renovando y los pintores, que normalmente trabajan en pareja, tararean las canciones y marcan el comp¨¢s con la brocha.
Empez¨® pintando locales y casas con un grupo de amigos y ahora lleva m¨¢s de 25 a?os dedicado de pleno a la brocha
"Mientras camino siempre observo los colores de las fachadas de los edificios"
"El pintor es la guinda de las obras; cuando llega a un edificio significa que todo est¨¢ a punto de acabarse", opina Boronat, que lleva 26 a?os dedic¨¢ndose a este oficio. Ninguno de sus padres fue pintor de paredes y a ¨¦l, el gusto por la pintura no sabe de d¨®nde le viene. "Nac¨ª en Barcelona cerca de una f¨¢brica de pintura: Tit¨¢n, y en mis caminos de ida y vuelta al colegio siempre pasaba por delante de ella", recuerda Boronat tratando de averiguar el origen de su pasi¨®n por la pintura. A los 15 a?os dej¨® los estudios y entr¨® a trabajar en una agencia de publicidad. All¨ª se dedicaba a la fotograf¨ªa, pero empez¨® tambi¨¦n a pintar plat¨®s de grabaci¨®n. A los 18, cuando dej¨® la agencia, sigui¨® dedic¨¢ndose a la pintura entre amigos, en plan aficionado (pero cobrando), pintando casas y locales. "Poco a poco me fui profesionalizando e hice cursos en el gremio de pintores", recuerda Boronat, que sabe muy bien que en cualquier oficio la mejor manera de aprender es observando c¨®mo lo hacen los buenos. As¨ª empez¨® su particular aventura.
Durante 20 a?os Boronat ha trabajado casi siempre en pareja con su colega y amigo Joaqu¨ªn Nicolescu, de 51 a?os. Con ¨¦l ha recorrido muchas casas de Barcelona: "Me gusta mi ciudad y la he descubierto pint¨¢ndola: sus casas, las calles, las porter¨ªas... hay cosas muy bonitas. Mientras camino siempre voy observando, me fijo en las fachadas de los edificios, en sus colores, en c¨®mo est¨¢n pintadas", dice Boronat y se le ilumina la cara. En pareja, pueden pintar un piso en tan s¨®lo una semana. Siempre trabajan en domicilios particulares. Cambia constantemente y eso le entusiasma: "Al entrar en casas diferentes, los clientes tambi¨¦n son diversos los unos a los otros y eso me gusta. Cada trabajo que hacemos tiene sus intr¨ªngulis", dice. La personalidad del pintor queda impresa en las paredes de las casas: los clientes exponen sus ideas, pero quienes tienen la ¨²ltima palabra son los profesionales de la brocha. Boronat y Nicolescu aconsejan a los propietarios de las viviendas para que el conjunto de muebles, suelo y ventanas no desentone con el color y la t¨¦cnica de la pintura utilizados. "Los sillones de color crudo est¨¢n de moda y por eso se llevan las paredes pintadas de rojo, beige o salm¨®n", asegura Boronat, que cree que los responsables de marcar tendencias en la pintura de paredes son las revistas de decoraci¨®n. En cuanto a las t¨¦cnicas, tambi¨¦n hay corrientes: "Antes se empapelaba mucho, ahora se llevan los estucados, o sea, el famoso gotel¨¦", bromea recordando con verg¨¹enza (no le gust¨® nada) la serie de televisi¨®n Manos a la obra que hizo conocida la palabra.
Boronat est¨¢ satisfecho con el oficio que decidi¨® emprender hace ya m¨¢s de 25 a?os. "Reconozco que es un trabajo que me sienta bien, soy un privilegiado", sonr¨ªe. Sabe que hoy los oficios han perdido peso y se prima m¨¢s la cantidad que la calidad. Pero un trabajo bien hecho siempre es bienvenido: "Los profesionales de la pintura no somos los ¨²nicos que reconocemos el buen o mal resultado de nuestro trabajo. Las personas tienen sensibilidad para discernir si una fachada, una puerta o una pared est¨¢ bien pintada o no", dice. "Ahora trabajan muchos inmigrantes en la construcci¨®n, y tambi¨¦n de pintores. No son profesionales, pintan porque tienen que trabajar para salir adelante, es comprensible, y m¨¢s si aqu¨ª la gente ya no quiere mancharse las manos", asegura.
La sociedad y las perspectivas de futuro de la gente cambian y Boronat lo sabe. Pero ¨¦l no ha pretendido cambiar nunca de trabajo y seguir¨¢ pintando con la misma ilusi¨®n que le pone a la vida. Tiene un hijo de 13 a?os y jam¨¢s le ha preguntado a qu¨¦ va a dedicarse: "Que decida ¨¦l", dice, "yo s¨®lo quiero que sea feliz".
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