Europa desacelera
Las tasas de crecimiento econ¨®mico de la eurozona y de Espa?a en el segundo trimestre del a?o han sido inferiores a las del primero. Aunque la cesi¨®n en la expansi¨®n intertrimestral del PIB espa?ol, del 0,8%, tres d¨¦cimas menos que en el trimestre anterior (en t¨¦rminos interanuales el PIB ha crecido un 4%, frente al 4,1% de los tres primeros meses), seg¨²n la estimaci¨®n que realiza el INE, el dato del crecimiento medio de las econom¨ªas con las que compartimos moneda y pol¨ªtica monetaria es m¨¢s preocupante. Y si esa desaceleraci¨®n europea hace tendencia acabar¨¢ condicionando de forma significativa las posibilidades de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. Todo ello se produce en medio de una gran inestabilidad burs¨¢til. Ayer las Bolsas europeas sufrieron un nuevo desplome (la de Madrid sufri¨® su mayor ca¨ªda desde 2004), arrastradas por los malos resultados de Nueva York y Asia.
Otra de las diferencias significativas del registro de crecimiento de la eurozona frente al espa?ol ha sido su sorpresa. As¨ª como era previsible que el crecimiento espa?ol (ininterrumpido durante 14 a?os) fuera cediendo gradualmente hacia ritmos por debajo del 4%, en la eurozona se confiaba en que mantuviera el dinamismo observado en los trimestres precedentes. Ha ocurrido lo contrario: el crecimiento de las 13 econom¨ªas de la uni¨®n monetaria ha sido s¨®lo del 0,3%, frente al 0,9% y 0,7% en los dos trimestres precedentes. El de Alemania, la econom¨ªa m¨¢s importante de la zona, un 0,3% frente al 0,5% anterior. No son datos alarmantes, pero s¨ª cuestionan la duraci¨®n de la fase expansiva en Europa, a la que se le conced¨ªan varios trimestres m¨¢s de intenso crecimiento, superior al de la m¨¢s agotada econom¨ªa estadounidense.
El comportamiento de los mercados inmobiliarios y las perturbaciones financieras en lo que llevamos de tercer trimestre no van a favorecer un repunte significativo en esos ritmos de crecimiento. Probablemente ya habr¨¢n contribuido a inhibir algunas decisiones de gasto privado en la mayor¨ªa de las econom¨ªas y lo seguir¨¢n haciendo a medida que los precios de las viviendas sigan desaceler¨¢ndose y las condiciones financieras no se suavicen.
Es razonable, por tanto, que ante un entorno menos propiciador del crecimiento econ¨®mico y del empleo, inhibidor de la demanda de consumo, y sin amenazas inflacionistas en el horizonte, el BCE no tome decisiones que acent¨²en esa desaceleraci¨®n. Desde finales de 2005 han sido ocho las dosis de un cuarto de punto en que ha elevado el tipo de inter¨¦s de referencia. No tiene por qu¨¦ hacerlo una m¨¢s inmediatamente, si esas circunstancias persisten. La prudencia que ha mostrado recientemente a la hora de garantizar la existencia de liquidez suficiente ha de exhibirla tambi¨¦n en las decisiones sobre el precio del dinero, y en su correcta comunicaci¨®n.
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