"La industria corre el riesgo de desaparecer si no baja el precio de los discos"
Desde el principio comprendi¨® que s¨®lo pod¨ªa competir con las ideas y con el precio. El alem¨¢n Klaus Heymann (Francfort, 1936) fund¨® Naxos, su compa?¨ªa de m¨²sica cl¨¢sica en 1987, justo cuando los costes de fabricaci¨®n de discos compactos empezaban a caer. Su idea era ofrecer ced¨¦s a precios equiparables al de los antiguos elep¨¦s. Para entonces llevaba casi dos d¨¦cadas viviendo en Hong Kong adonde se hab¨ªa trasladado desde Alemania para montar la oficina de un peri¨®dico americano, El Semanario de Ultramar, un negocio que acab¨® por qued¨¢rsele peque?o. Emprendedor e inquieto por naturaleza, antes de fundar su propia empresa en el negocio de la m¨²sica cl¨¢sica distribu¨ªa equipos de sonidos, organizaba conciertos, vend¨ªa discos por correspondencia y elep¨¦s de compa?¨ªas europeas. "En mi caso, tampoco arriesgaba tanto. Se trataba de una compa?¨ªa peque?a, que no contaba con excesivo gancho para los artistas, as¨ª que empezamos por crear un cat¨¢logo, y para engrosarlo recurrimos a m¨²sicos y orquestas de los pa¨ªses del Este de Europa cuyo nivel era muy bueno y para los que pasar de la moneda local al d¨®lar les supon¨ªa un cambio ventajoso, aunque nuestra empresa no pagara excesivamente", cuenta Heymann.
La estrategia para sacar a flo
te la nueva discogr¨¢fica inclu¨ªa tambi¨¦n la contrataci¨®n de artistas j¨®venes y en muchos casos desconocidos a los que la industria no parec¨ªa decidida a darles una oportunidad, dada la crisis que se empezaba a vivir. Controlar f¨¦rreamente el coste de la edici¨®n, precios razonables de venta, una pol¨ªtica de no duplicaci¨®n de obras de su cat¨¢logo, gran volumen de novedades y calidad de las grabaciones acabaron por lanzarles en el mercado de la m¨²sica cl¨¢sica. Sin embargo, pese a la buena gesti¨®n de las finanzas de Naxos, el golpe de suerte que toda empresa necesita para sobrevivir en el mercado lleg¨® de la mano de la violinista Takako Nishizaki, la mujer de la que Klaus Heymann se enamor¨® y con la que ha viajado a Madrid para celebrar el XX aniversario de Naxos. Con ella grab¨® las Cuatro estaciones, un disco del que vendi¨® millones de copias en Asia. Aquello fue como la botadura de un buque. A partir de ah¨ª cre¨® su propia red de distribuci¨®n del soporte f¨ªsico, en el que ahora colaboran una treintena de sellos independientes en Estados Unidos, Reino Unido y Australia. Luego pusieron en marcha proyectos de enciclopedias sonoras, grandes colecciones de cl¨¢sicos y grabaciones hist¨®ricas (un proyecto de rescate y restauraci¨®n t¨¦cnica de los grandes momentos de la interpretaci¨®n musical del siglo XX en el que se incluyen tambi¨¦n g¨¦neros como el jazz y la m¨²sica popular). Pese a las innovaciones constantes, pocas cosas fundamentales han cambiado en su empresa. Muchos de sus discos se venden a poco m¨¢s de un euro, una cantidad que apenas ha subido en estas dos d¨¦cadas, pero en un mercado como el actual tambi¨¦n es necesario diversificarse.
La m¨²sica cl¨¢sica representa el 10% del total de la m¨²sica grabada y se ha visto menos afectada por las descargas ilegales que otros g¨¦neros, pero Heymann busc¨® de los primeros en internet una v¨ªa para su subsistencia. En 2003 firm¨® un acuerdo con cuatro empresas de archivos musicales. El sello se ha aventurado con rarezas y m¨²sica contempor¨¢nea, incluyendo grabaciones de Luciano Berio y Penderecki; la web oficial de la compa?¨ªa (www.naxos.com) facilita la escucha de extractos de las obras y Naxos Radio (www.naxosradio.com) permite escuchar en internet bajo suscripci¨®n 60 canales. En cuanto al valor del negocio, el 75% de las ventas de su empresa se concentra en CD y DVD, y un 25%, en internet, pero "los beneficios se reparten entre el 50% de la venta f¨ªsica y otro tanto en internet", dice. "Las ventas no han bajado, pero se han incrementado las compras on line".
En contra de lo que sucede
con el rock o el pop, donde la tendencia pasa por bajarse canciones aisladas, los aficionados a la m¨²sica cl¨¢sica buscan discos completos. Se trata tambi¨¦n de un tipo de oyente que exige calidad. No se pegan por ser los primeros en descargarse una melod¨ªa, para ellos es primordial la calidad del sonido. El gran problema en este sector sigue siendo el precio. "Si las multinacionales no reducen el precio de los discos, corren el riesgo de desaparecer", asegura. El presidente de Naxos todav¨ªa recuerda cuando surgi¨® el CD como formato y se plante¨® la protecci¨®n de copias. "La industria se neg¨® y diez a?os despu¨¦s los discos piratas estaban por todas partes. Y lo mismo con las descargas, tampoco en ese terreno la industria supo enfrentarse a lo que se avecinaba".
Poco antes de viajar a Madrid, conversando en Par¨ªs con el propietario de las tiendas Virgin, le cont¨® su desasosiego por la desaparici¨®n de las tiendas de discos. "La preocupaci¨®n es total. Si calculas las ventas por metro cuadrado, estamos perdidos", a?ade. Sin embargo, la vigencia del producto f¨ªsico tanto en el ¨¢rea de la m¨²sica cl¨¢sica como el jazz no le preocupa demasiado. Las ventas f¨ªsicas pueden bajar a¨²n m¨¢s pero van a llegar soportes nuevos, cada vez m¨¢s peque?os, que vender¨¢n los aparatos con la m¨²sica incorporada; tambi¨¦n en internet las descargas decrecer¨¢n y funcionar¨¢ un sistema de suscripciones que te facilitar¨¢ una web con dos millones de horas disponibles para que puedas escuchar en el ordenador, el m¨®vil o en el coche. Pero eso s¨ª, dentro de 20 a?os seguiremos escuchando m¨²sica cl¨¢sica.
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