La velocidad del urbanismo
Si las organizaciones m¨¢s competitivas son aquellas que saben crear estructuras que respondan a las oportunidades y retos del entorno en el que operan a la velocidad adecuada, las estructuras f¨ªsicas de las ciudades y la disciplina que las regula, el urbanismo, parecen funcionar a trav¨¦s de procesos obsoletos. Las ciudades y las regiones, como organizaciones que operan en un marco de competitividad, deben desarrollar sus potenciales en un espacio f¨ªsico limitado, en un marco temporal definido para formar parte de las redes de ciudades y territorios que lideran los procesos econ¨®micos y culturales, en la sociedad de la informaci¨®n.
1. Hoy en d¨ªa no s¨®lo es importante la calidad en los desarrollos urban¨ªsticos, sino que hay que garantizar que se desarrollan a la velocidad adecuada, para permitir en su caso generar viviendas, infraestructuras o lugares de trabajo al ritmo que lo requieren las condiciones cambiantes de nuestra sociedad. El caso de la vivienda es paradigm¨¢tico, puesto que el debate de los ¨²ltimos a?os no ha permitido, en general, traducir las voluntades en hechos, de forma que hay una generaci¨®n de espa?oles que no dispondr¨¢n de vivienda en aquella edad en la que los j¨®venes deciden crear empresas o establecer familias. Por ello, construir viviendas tanto en alquiler como en propiedad para los colectivos m¨¢s necesitados (j¨®venes, mayores, inmigrantes, etc¨¦tera) deber¨ªa ser objeto de actuaciones concretas espec¨ªficas en plazos determinados, como un objetivo de prioridad nacional. Se trata, por tanto, de no s¨®lo ser capaces de actuar en el espacio de forma correcta, sino tambi¨¦n controlar asimismo la acci¨®n en el tiempo.
2. En el urbanismo confluye una circunstancia parad¨®jica: se requiere la misma figura jur¨ªdica para desarrollar un plan urban¨ªstico que contiene principalmente viviendas protegidas que para construir un campo de golf y viviendas de lujo. Los tr¨¢mites de ambos procesos son similares y en general la desconfianza (por responder ambos a procesos urban¨ªsticos) tambi¨¦n lo es. Y, sin embargo, ambas son actuaciones tan diversas como jugarse el dinero en un casino o ahorrarlo en un banco. Por ello se hace necesario el desarrollo de normativas y procedimientos que permitan que se puedan resolver a una velocidad mayor aquellas iniciativas relacionadas con la implantaci¨®n de actividades en el territorio con mayor impacto social.
3. Los propios ayuntamientos y comunidades deber¨ªan ser sensibles a la necesidad de crear viviendas protegidas a la velocidad que lo reclaman los ciudadanos, garantizando el acceso a la vivienda, de la misma manera que se garantiza el acceso a una plaza escolar. Los tr¨¢mites burocr¨¢ticos para obtener licencias de las viviendas protegidas siguen la misma velocidad que cualquier otra actuaci¨®n urbana. Y todo ello es dram¨¢tico porque retrasar el inicio de una construcci¨®n de viviendas seis meses significa retrasar una emancipaci¨®n ese mismo tiempo para decenas de personas o familias.
4. Porque las ciudades demuestran que, en ocasiones, s¨ª saben operar seg¨²n la velocidad del mundo contempor¨¢neo, cuando las circunstancias lo requieren. El caso de la cubrici¨®n de la M-30 en Madrid, o de la construcci¨®n de un circuito de f¨®rmula 1 en Valencia en tiempo r¨¦cord, demuestra que las administraciones son conscientes del valor de la velocidad con relaci¨®n a la econom¨ªa de las ciudades, lo cual es de celebrar. La llegada del AVE a Barcelona (y su cruce por la ciudad) o la ampliaci¨®n de la red viaria estatal en la costa mediterr¨¢nea ser¨ªa el ejemplo contrario de esta situaci¨®n. Por ello, habr¨ªa que demandar una gran capacidad de gesti¨®n en cuestiones clave para el desarrollo de las ciudades y el territorio, sin la necesidad de depender necesariamente de grandes eventos (en los cuales en general s¨ª que se ha sabido actuar con celeridad en los ¨²ltimos a?os).
5. La cuesti¨®n del ¨¢mbito de actuaci¨®n tambi¨¦n es relevante para definir su velocidad. La reciente Ley del Suelo espa?ol ha cometido aparentemente el error de seguir pensando que el municipio es una unidad clave en los desarrollos urban¨ªsticos, cuando tanto t¨¦cnica como culturalmente se reconoce que las ¨¢reas metropolitanas o las comarcas son las unidades operativas reales. Asumir que un peque?o municipio incluido en una gran ¨¢rea metropolitana deba utilizar la figura del plan general que requiere al menos cuatro a?os de gesti¨®n para asumir implantaciones de vivienda protegida o de actividades clave su desarrollo, puede significar el colapso de ciertas ¨¢reas metropolitanas de Espa?a necesitadas de una mayor agilidad urban¨ªstica en la respuesta a los problemas sociales reales. Por ello, frente a un urbanismo regulador o punitivo, se deber¨ªa potenciar un urbanismo de ideas y creativo que responda m¨¢s a las aspiraciones de la sociedad de una forma natural, y que no considere sospechoso cualquier desarrollo sobre el territorio, por el simple hecho de ser "urban¨ªstico".
Una vez pasada la euforia desarrollista de los ¨²ltimos a?os, habr¨ªa que reclamar de la iniciativa privada la b¨²squeda de la excelencia en cualquier desarrollo urban¨ªstico que se realice en el territorio. Asimismo, habr¨ªa que solicitar a las administraciones que gestionen los proyectos a la velocidad adecuada, que se tomen en funci¨®n de su importancia social, con independencia de los ciclos electorales. Una buena iniciativa no gestionada correctamente en el tiempo puede transformarse en una mala iniciativa.
Si la velocidad en una magnitud que relaciona el espacio y el tiempo, deber¨ªa ser integrada en el urbanismo como un par¨¢metro m¨¢s a cumplir de forma estricta en relaci¨®n a las cuestiones que afecten m¨¢s directamente la vida de los ciudadanos.
Vicente Guallart es arquitecto.
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