El perro y el doble

La gente se cre¨ªa que lo de llevar una doble vida era un chollo, de ah¨ª el ¨¦xito que tuvo al principio Second Life. ?C¨®mo renunciar a la posibilidad de crear una versi¨®n alternativa de uno mismo? De hecho, las avenidas de ese sitio se llenaron enseguida de gente guapa, din¨¢mica, con un poder adquisitivo que s¨®lo estaba a la altura de su poder de seducci¨®n. Los bancos, las grandes firmas de moda, incluso Coca-Cola, se dieron cuenta de que hab¨ªa que estar all¨ª y adquirieron los locales comerciales situados en los mejores barrios. Ahora, apenas unos meses despu¨¦s, todas esas empresas han huido del lugar y el 85% de quienes crearon un doble lo han abandonado porque no pod¨ªan con ¨¦l.

Lo del doble es como lo del perro: al principio hace mucha ilusi¨®n y todos los miembros de la familia se ofrecen para sacarlo a pasear y darle de comer. Lo dif¨ªcil es mantener esa ilusi¨®n durante toda la vida del animal (o de la tuya). Por eso hay tantos perros y tantos dobles abandonados en medio de las calles. Y es que se es dos cuando no se puede ser uno, nunca al rev¨¦s. En cualquier caso, lo l¨®gico es que esa gente que dedic¨® tantas horas a la creaci¨®n de un ¨¢lter ego, a la hora de renunciar hubiera renunciado a la versi¨®n anal¨®gica de s¨ª, que es la m¨¢s sucia.