A la caza del beb¨¦ guatemalteco
Marisol L¨®pez fue v¨ªctima de las mafias de ni?os. "No era una adopci¨®n, era un robo", relata
A Marisol L¨®pez Donillas, de 19 a?os y madre soltera, casi le roban a su hijo. La joven narra que creci¨® en el campo, en un hogar desintegrado y fue, desde muy ni?a, v¨ªctima de malos tratos por parte de su madre. Su voz todav¨ªa se quiebra al recordar las palizas. Con 18 a?os reci¨¦n cumplidos, qued¨® embarazada y sin posibilidad de formar un hogar propio. La angustia y el temor a un castigo que adivinaba apocal¨ªptico se apoderaron de ella.
"Convirtieron una instituci¨®n noble en un negocio sucio", dice la Defensora de la Ni?ez
"Nunca lo voy a maltratar. No quiero que viva como yo viv¨ª", dice Marisol de su hijo
Prisionera de sus miedos, hizo caso a una mujer de su pueblo, que le habl¨® de la posibilidad de encontrar padres adoptivos para su futuro hijo. "T¨² ni siquiera lo podr¨¢s alimentar y vestir", le dijo la mujer. "Si lo cedes, te atenderemos adecuadamente y, al final, te daremos 17 mil quetzales. Adem¨¢s, los padres adoptivos le dar¨¢n el mismo calor que una madre natural y nunca le faltar¨¢ nada", prometi¨®.
Su caso no es ¨²nico. De acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), m¨¢s de 4.000 ni?os guatemaltecos fueron dados en adopci¨®n durante 2006, un 95% de ellos a matrimonios estadounidenses. Una mafia de traficantes de personas, con el apoyo de un grupo de notarios, se ha dedicado a exportar beb¨¦s. El negocio les habr¨ªa reportado ingresos de alrededor de 200 millones de d¨®lares estadounidenses (150 millones de euros).
De acuerdo con estudios de organizaciones humanitarias, los notarios involucrados cobran entre 20.000 y 35.000 euros por cada ni?o dado en adopci¨®n. Sin embargo, a las madres biol¨®gicas raramente les dan m¨¢s all¨¢ de los 700 ¨® 1.200 euros por el ni?o, tras marearlas con ofertas sustanciosas. Reciben, eso s¨ª, amenazas para que no puedan pelear por sus derechos o reclamar el pago apalabrado previamente.
El origen de este fen¨®meno se remonta a la d¨¦cada de los ochenta, cuando decenas de ni?os fueron rescatados de la selva tras salvarse de las balas de los enfrentamientos entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla. "Al principio, buscar un hogar para estos ni?os fue una necesidad, un gesto humanitario. Pero hubo personas que se percataron de que el gesto podr¨ªa traerles dividendos y convirtieron una instituci¨®n noble, la adopci¨®n, en un negocio sucio", dijo a EL PA?S Nidia Aguilar, defensora de la Ni?ez y la Juventud de la oficina del Defensor del Pueblo.
En esta apreciaci¨®n coincide el coordinador del Programa Legal de Casa Alianza, una organizaci¨®n de ayuda a la infancia desprotegida, H¨¦ctor Augusto Dionicio God¨ªnez. ?ste califica el marco jur¨ªdico guatemalteco como "noble", en el sentido de que el esp¨ªritu del legislador era evitar que un ni?o quedara abandonado por mucho tiempo, extremo explicable en el contexto de un conflicto armado interno calificado como uno de los m¨¢s sanguinarios de Am¨¦rica. "Lamentablemente", explica, "un grupo de profesionales del derecho descubri¨® que, bas¨¢ndose en la figura de la adopci¨®n, podr¨ªa abrirse un campo donde podr¨ªan cederse ni?os en forma inmediata y a gran escala". El letrado se?ala que Espa?a fue el primer pa¨ªs que, tras conocer las anomal¨ªas en los procesos de adopci¨®n, prohibi¨® a las parejas interesadas optar por ni?os guatemaltecos. Eso provoc¨® que otros pa¨ªses, como Alemania, Francia, el Reino Unido y Canad¨¢ hicieran lo propio, aunque lamenta que Estados Unidos, el principal pa¨ªs de destino para los infantes, no tome una actitud m¨¢s decidida al respecto.
Para Marisol, embarazada como estaba, el tiempo corr¨ªa y le ser¨ªa imposible ocultar m¨¢s su estado, as¨ª que accedi¨® a irse con la mujer a Retalhuleu, una ciudad del sur de Guatemala donde admite que recibi¨® una alimentaci¨®n balanceada y el seguimiento m¨¦dico que en su comunidad rural nunca hubiera tenido. "Llegu¨¦ a creer que todas las atenciones eran por amor a mi ni?o, cuando la realidad es que quer¨ªan rob¨¢rmelo para venderlo a extranjeros", afirma ahora. Pero entonces todo parec¨ªa marchar bien, hasta que lleg¨® la hora de dar a luz, en la casa de la mujer que la hab¨ªa acogido.
"Nada m¨¢s nacer, otra mujer lleg¨® a la casa y se llev¨® a mi beb¨¦ en la cesta de la compra", recuerda. "Ni siquiera me dejaron que intentara darle de mamar. Fue entonces cuando me percat¨¦ del enga?o. Lo que estaba ocurriendo no era un proceso de adopci¨®n, como me prometieron, sino el robo descarado de un ni?o, un negocio sucio que incluy¨® el ofrecimiento de un dinero que, adem¨¢s, nunca recib¨ª".
El calvario se prolong¨® varios d¨ªas. El beb¨¦ s¨®lo le fue devuelto cuando fue necesario trasladar al ni?o hasta la capital, donde se realizan los tr¨¢mites legales para darlo en adopci¨®n. Fue obligada a viajar, acompa?ada de un hombre al que nunca antes hab¨ªa visto, hasta la ciudad de Guatemala. Nada m¨¢s salir de la estaci¨®n de autobuses, una mujer, a la que jam¨¢s volvi¨® a ver, le arrebat¨® al beb¨¦ y desapareci¨®. Su acompa?ante, adem¨¢s, le dijo que no podr¨ªa darle el dinero ofrecido porque el proceso de adopci¨®n se hab¨ªa paralizado. "Ya no quieren machitos, s¨®lo hembritas", le explic¨® para que se fuera haciendo a la idea de que nunca ver¨ªa la recompensa econ¨®mica.
Marisol pas¨® una semana de peripecias, siempre acompa?ada por este hombre que la custodiaba. Volvi¨® a su pueblo natal para recoger su partida de nacimiento y legalizar la futura adopci¨®n, pero en el Ayuntamiento no la encontraron. Marisol tuvo una inspiraci¨®n: record¨® que en la oficina de Casa Alianza ten¨ªan una copia del documento, y le dijo a su custodio que la pedir¨ªa con la excusa de que iba a empezar a trabajar en una casa de familia. El hombre accedi¨® y la llev¨® hasta la sede de la instituci¨®n. Las personas que estaban all¨ª, habituadas a ver este tipo de problemas, se dieron cuenta de lo que pasaba y protegieron a la joven.
Aunque el desconocido logr¨® huir, las autoridades de Casa Alianza pudieron sacar una fotocopia del carn¨¦ de identidad del sujeto y un n¨²mero de tel¨¦fono m¨®vil al cual llamarlo. Ante la presi¨®n y el temor de ser capturado, el desconocido llam¨® a la organizaci¨®n para indicar que devolver¨ªa al beb¨¦ en un parque de bomberos. All¨ª, finalmente, lo recuper¨® su madre.
Marisol es ahora una mujer renovada. Ha recibido ayuda psicol¨®gica y apoyo para aprender un oficio que le permita, en un futuro pr¨®ximo, asumir su vida y crear a su ni?o. "Lo amo con toda mi alma y nunca lo voy a maltratar. No quiero que crezca como yo crec¨ª", dice con l¨¢grimas en los ojos.
El "martirio" de cumplir la ley
Terry Calvillo es una profesional que ha dedicado sus horas libres, en los ¨²ltimos 15 a?os, a ayudar a ni?os de escasos recursos con problemas m¨¦dicos. Su brillante trayectoria profesional y su doble nacionalidad (madre estadounidense y padre guatemalteco) le han permitido abrir puertas en hospitales norteamericanos y organizar jornadas m¨¦dicas en las que galenos de renombrados hospitales de EE UU viajan a Guatemala para operar a centenares de ni?os, sin cobrar un c¨¦ntimo.
Como parte de su actividad humanitaria, Terry conoci¨®, esta primavera, a una ni?a con graves dolencias, que llevaba nueve meses abandonada en el hospital Roosevelt, el centro m¨¦dico del Estado m¨¢s importante de Guatemala, y decidi¨® adoptarla.
A pesar de llenar escrupulosamente todos los requisitos que la ley manda, Terry ha sufrido todo tipo de inconvenientes. Como la oposici¨®n de las trabajadoras sociales del centro donde est¨¢ la ni?a desde mediados de 2006. "Antes de d¨¢rsela a usted, preferir¨ªa mandarla a cualquier hospital regional", le dijeron, aunque las condiciones en esos centros son muy precarias: "Estos ni?os no pueden crecer bien en condiciones socioecon¨®micas diferentes de las del hogar de donde proceden".
Tras meses de rizar el rizo con los requisitos legales y actuar con paciencia y tenacidad, Terry Calvillo ha logrado que el Estado le conceda la calidad de "madre sustituta", lo que le permitir¨¢ tener acceso a la ni?a, como paso previo a que la peque?a le sea dada en adopci¨®n. Su lucha ha permitido a las autoridades hospitalarias detectar posibles complicidades entre alg¨²n sector del personal con las mafias que roban beb¨¦s, muchos de ellos arrebatados a sus madres al abandonar el hospital tras dar a luz.
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