El hombre de Lascaux
En el principio fue el nacimiento del arte, o si prefiere, Georges Bataille en la caverna de Lascaux, y al final est¨¢ la pregunta por el fin del arte o, dicho de otra manera, Jorge Oteiza abandonando la escultura y escribiendo el Quousque tandem...! A principios de los a?os 40 del pasado siglo, Georges Bataille -"la mejor cabeza pensante de Francia", en palabras de Heidegger-, que por su relaci¨®n con Picasso hab¨ªa conocido muy de cerca el nacimiento del Guernica, desciende a la cueva de Lascaux y descubre en ella "un arte tan pr¨®ximo a nosotros que parece abolir el tiempo". Las pinturas de Lascaux no s¨®lo tienen "la lozan¨ªa de la juventud", sino que en ellas est¨¢ contenido todo el repertorio simb¨®lico del Guernica -el toro, el caballo, el grito del hombre herido de muerte-. Bataille cree reencontrarse en un galer¨ªa de la cueva con el disparate goyesco y al fondo de la misma contempla c¨®mo los primeros hombres -los primeros dignos de ese nombre-, han llegado por el camino del arte a desafiar su miedo a la muerte y a interrogar a lo sagrado. La de Grecia ser¨¢, dice Bataille, la luz del d¨ªa; la de la ciudad de Lascaux -pues con el primer hombre digno de ese nombre hay ya ciudad o, cuando menos, posibilidad de ella- es la luz del alba a la salida de la oscuridad. Y bajo esa luz es posible la espera del milagro que constituye la aspiraci¨®n m¨¢s profunda de la vida.
Las pinturas de Lascaux no s¨®lo tienen "la lozan¨ªa de la juventud", sino que en ellas est¨¢ contenido todo el repertorio simb¨®lico del 'Guernica'
De eso, antes y por encima de cualquier otra cosa, habla ese extra?o best-seller que se acerca a su medio siglo de andadura y se titula Quousque tandem...! Lo de best-seller lo dec¨ªa Pelay Orozco -"hablemos del best-seller"- entre bromas y veras. Cinco ediciones en vida del autor no parecen tantas, pero fueron las suficientes para que la observaci¨®n de Juan Aranzadi, seg¨²n la que ning¨²n artista ha alcanzado la importancia civil y extra-art¨ªstica que Jorge Oteiza logr¨® en los m¨¢s diversos aspectos de la vida vasca, resulte poco discutible. Igualmente indiscutible es lo dicho por Calvo Serraller a la altura de alguna de esas nuevas ediciones: que el libro hab¨ªa ganado esa proyecci¨®n m¨ªtica por la que un libro se convierte en algo m¨¢s que un libro. Todo ¨¦xito participa de alg¨²n equ¨ªvoco y a buen seguro que parte del ¨¦xito del Quousque Tandem...! fue debido a los equ¨ªvocos que se producen desde su mismo subt¨ªtulo: Ensayo de interpretaci¨®n est¨¦tica del alma vasca. Contra lo que el subt¨ªtulo pueda inducir a pensar, no estamos ante una colecci¨®n de estudios ¨¦tnicos ni mucho menos ante un cat¨¢logo de pr¨¢cticas folcl¨®ricas. Estamos ante una investigaci¨®n de car¨¢cter est¨¦tico que se remonta hasta el origen -Lascaux- para determinar cu¨¢l ha de ser el fin, el prop¨®sito del arte en las postrimer¨ªas de la modernidad. Algunos de los muchos equ¨ªvocos a los que la aventurera imaginaci¨®n de Oteiza da pie pueden deshacerse pronto con las propias aclaraciones del escultor: estilo vasco es el de Cervantes o el de Vel¨¢zquez, no el de algunos vascos de naci¨®n; la palabra "cr¨®mlech" alude ciertamente a las monta?as y la prehistoria del Pa¨ªs Vasco, pero ha sido invocada para remitirnos a la pintura de Malevich o Rothko, a los jardines zen o a la m¨ªstica alemana. Y sin embargo, los ¨²ltimos a?os de la dictadura franquista eran el terreno mejor abonado para que los equ¨ªvocos desembocasen en extrav¨ªos luego derivados hacia el etnicismo o el disparate folcl¨®rico, si bien ning¨²n patriarca de la etnia tom¨® nunca muy en serio a Jorge Oteiza.
Por los mismos a?os en que Bataille recopilaba notas para su Lascaux ou la naissance de l'art, Oteiza le¨ªa en Am¨¦rica las conferencias sobre El Greco, Goya y Picasso reunidas en su libro Goya ma?ana. Oteiza habla en ese libro de un "realismo inm¨®vil" que parece gemelo del "realismo intelectual" descubierto por Bataille en la cueva de Lascaux. Lascaux es el origen al que el artista de Orio llegar¨¢ despu¨¦s de la original investigaci¨®n formal que le convierte en un figura destacada de la segunda vanguardia art¨ªstica del siglo XX. En el bagaje para ese viaje est¨¢n las lecturas propiciadas por los contactos con los exiliados republicanos, entre los que no hay que olvidar al Garc¨ªa Bacca traductor de Heidegger y estudioso de los presocr¨¢ticos. De vuelta a casa, escrito el Quousque tandem...! en el solar de Ir¨²n donde pr¨®ximamente se levantar¨¢ una gasolinera, Oteiza ha llegado a la patria: la expresi¨®n art¨ªstica es una y la misma en el nacimiento del arte o al t¨¦rmino de las vanguardias; su fin es preparar a un hombre digno de ese nombre para la construcci¨®n de la ciudad, tarea a la que Oteiza se aplicar¨ªa desde entonces, dejando atr¨¢s la escultura, y sin otra fortuna que la equ¨ªvoca estela dejada por sus libros, todav¨ªa vivos.
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