El seductor sin g¨¦nero
Ser¨¢ obsceno proclamarlo pero yo adoraba a Paco Umbral. No ten¨ªamos, en el fondo, nada que ver puesto que su pozo biogr¨¢fico y el m¨ªo han sido muy distintos pero nos entend¨ªamos en la forma. O mejor dicho: pensaba yo hace a?os que nadie le entender¨ªa mejor.
El arte de la escritura posee vida propia pero incluso doble vida cuando la trata el amante oportuno y la invita al pecado y la transgresi¨®n. En las manos de Umbral, la escritura nunca fue un ser ya escrito sino una criatura en continua invenci¨®n a la que daba un rebelde y fin¨ªsimo aliento. Todo era posible para ¨¦l ante la p¨¢gina en blanco que, muy lejos de ser cursi amenaza para el autor, se alzaba ante ¨¦l como la t¨®rrida ocasi¨®n de la conquista. Desde el principio, como con las mujeres, hab¨ªa deseado ocuparla y complacerse en ella. M¨¢s a¨²n, siempre pareci¨® que le faltaba papel para seguir escribiendo, pista para continuar bailando o blasonando. Si se atuvo, por ejemplo, a los l¨ªmites de la columna fue porque en los peri¨®dicos cortan sin piedad y, probada esa ley, es preferible no alargarse hasta el deg¨¹ello. En lugar, pues, de seguir escribiendo unas l¨ªneas sin tasa, Umbral se tasaba el reloj para hacer una firme unidad entre redacci¨®n y mecanograf¨ªa, pulso y pulsaci¨®n, mente y dedo.
A ese punto cr¨ªtico de fusi¨®n hab¨ªa llegado su quehacer y su placer conjuntos. A nadie m¨¢s recuerdo con tanto ¨ªmpetu en la vocaci¨®n y con una carrera tan pugnaz y caudalosa Desde que le conoc¨ª hace medio siglo acodado en el bar del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, su monoman¨ªa se divid¨ªa en dos: escribir y ligar, ligar y escribir, enlazados en un nudo narcisista que finalmente lo lubricaba todo.
Divertido y col¨¦rico
Divertido, ir¨®nico, airado, sorprendente, megal¨®mano, memorioso, col¨¦rico, heroico, Umbral ha disfrutado de los mejores atributos para hacerse leer mediante adoradores, adictos y feroces enemigos. Fue duro cuando se lo propuso pero tambi¨¦n cari?oso, mimoso y tierno hasta la disoluci¨®n. Su escritura es tan propiamente escritura que resulta intraducible a cualquier otra expresi¨®n o formato porque, efectivamente, cuando el texto es preciso nada hay que logre su reproducci¨®n. De esta manera devota y fr¨ªvola nos entend¨ªamos. No basta decir algo por hondo o trascendente que llegue a ser. Lo verdaderamente importante es la inmanencia, la energ¨ªa de su instante y su pegada.
Escritor y periodista, periodista y escritor, Umbral ha dejado bien claro, por si fuera necesario, que el oficio de escribir llega mucho m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero. ?Novelista? ?Ensayista? ?Columnista? ?Poeta? Umbral ha sido, como su amado Pla, el gran escritor sin clasificaci¨®n previa. La raza de escritor que siendo tan aut¨¦ntico y grande no cabr¨¢ nunca en el modoso corte y confecci¨®n del g¨¦nero.
Babelia
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