Un esc¨¢ndalo sexual compromete a los republicanos en EE UU
El vicepresidente Cheney centra las cr¨ªticas dem¨®cratas tras la dimisi¨®n del fiscal general
La salida de Alberto Gonzales como fiscal general (equivalente al ministro de Justicia) de Estados Unidos y de Karl Rove como asesor pol¨ªtico de George W. Bush supone un alivio para los aspirantes republicanos a las presidenciales de 2008. Pero los suspiros duran poco. El estallido de un nuevo esc¨¢ndalo sexual, protagonizado por el senador republicano Larry Craig, vuelve a nublar la carrera de los conservadores al Despacho Oval. Mientras, el vicepresidente, Dick Cheney, se ha quedado como la ¨²nica figura dentro de la Casa Blanca con influencia para defender los intereses republicanos.
Los hechos se remontan a junio, en un ba?o para caballeros del aeropuerto de Minneapolis, donde el senador se aproxim¨® supuestamente a un polic¨ªa encubierto con la intenci¨®n de entablar una relaci¨®n sexual. Craig, casado y con tres hijos, reconoci¨® de inmediato haber seguido una conducta lasciva y fue detenido. El legislador, que vot¨® contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, niega ahora haber tenido una conducta impropia, y explic¨® que opt¨® por declararse culpable para evitar problemas mayores en el aeropuerto.
Craig, que aspira a ser reelegido en 2008, explic¨® que suele orinar con las piernas muy abiertas y que se agach¨® para recoger un papel en el suelo. Seg¨²n el polic¨ªa, el senador intent¨® rozarle con su pie.
"No hice nada malo", insisti¨® ayer ante la prensa. Craig lament¨® la decisi¨®n de declararse culpable y de haber mantenido en secreto el incidente, y asegur¨® que no pidi¨® asesor¨ªa legal en ese momento al no creerlo necesario, lo que reconoce ahora que fue un error. "No soy gay, nunca lo fui", concluy¨®.
El caso, sin embargo, puede llegar a tener consecuencias pol¨ªticas importantes, como las que provoc¨® el esc¨¢ndalo protagonizado por Mark Foley, senador republicano por Florida que fue investigado por insinuarse a menores, en plena campa?a de las pasadas elecciones legislativas, en 2006. Los l¨ªderes republicanos han pedido al comit¨¦ ¨¦tico del Senado que revise el caso.
Entretanto, en la Casa Blanca siguen adapt¨¢ndose a funcionar con los nuevos cambios en el Gabinete, donde Dick Cheney sobrevive como la ¨²nica figura con capacidad para influir en la agenda republicana durante los 17 meses que quedan de mandato. El vicepresidente tampoco se escapa de esc¨¢ndalos que nublan la recta final de un presidente en ca¨ªda libre por las crisis de Irak y del Katrina.
Karl Rove dejar¨¢ el Gobierno el viernes, y Alberto Gonzales, el 17 de septiembre. Ambos son amigos de Bush desde sus or¨ªgenes pol¨ªticos en Tejas, y han desempe?ado hasta ahora un papel clave en las decisiones de la Casa Blanca. La pregunta que se hacen los comentaristas pol¨ªticos es c¨®mo afectar¨¢n estas bajas a los planes de Bush, a punto de afrontar un complejo debate en el Congreso sobre Irak.
Los analistas del American Enterprise Institute opinan que estas dimisiones son el ejemplo de los obst¨¢culos que est¨¢ teniendo el presidente para impulsar su agenda en el Congreso. Y tambi¨¦n lo ven como un tap¨®n para evitar las fugas entre los conservadores, que empezaron a distanciarse de Bush por el da?o que les puede hacer ante las presidenciales de 2008.
El vicepresidente, como explican los analistas, se convierte en estos casos en una figura clave para sacar adelante la agenda republicana cuando el comandante en jefe se debilita. Pero recuerdan que Cheney no tiene ambici¨®n de ser presidente, lo que podr¨ªa provocar que la Casa Blanca se despreocupe en los pr¨®ximos meses de los intereses de su partido.
Hay un problema a?adido. Cheney estuvo bajo sospecha a ra¨ªz de la filtraci¨®n a la prensa del nombre de una agente de la CIA, cuando empezaron a cuestionarse las justificaciones de la Casa Blanca para defender la invasi¨®n de Irak. El caso Plame acab¨® llevando a juicio a su principal asesor, Lewis Libby, por obstrucci¨®n a la justicia y perjurio. Los dem¨®cratas tambi¨¦n plantean dudas sobre el papel del vicepresidente en el dise?o y ejecuci¨®n del programa de escuchas lanzado por la Casa Blanca y autorizado por el fiscal general, y en el pol¨¦mico despido de ocho fiscales por motivaciones pol¨ªticas, que acabaron obligando a dimitir a Gonzales el lunes pasado.
La oposici¨®n dice que estas dimisiones no impedir¨¢n seguir adelante con sus investigaciones.
![George W. Bush, durante un acto para recaudar fondos el lunes en Washington.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DTWWGYI5K2IS47FBAEY5TQZEUM.jpg?auth=4d2d302019da1c9f1aa3976b41b477525a81814d8321ab1b42e690095d66fef2&width=414)
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