Movimiento
Las autoridades vaticinaban la otra noche 991.000 coches en circulaci¨®n por Andaluc¨ªa al final de la fuga de agosto, entre el viernes a primera tarde y la ¨²ltima hora del primer domingo de septiembre. Tiene la autoridad una precisi¨®n prodigiosa, religiosa: exactamente 516.000 coches en Andaluc¨ªa Oriental, 475.000 en el occidente de la regi¨®n, multitudes m¨®viles que huyen del aburrimiento. El otro d¨ªa no pod¨ªa dormirme y le¨ª un art¨ªculo que se llamaba precisamente El dulce aburrimiento: "En la huida del aburrimiento se funda la econom¨ªa mundial", escribe Gianni Vattimo. Han inventado el ocio rentable: moverse gastando dinero. ?sta es la religi¨®n m¨¢s practicada, con sus iglesias llenas: gasolineras y centros comerciales. En la calle de San Miguel, en el pueblo fronterizo entre M¨¢laga y Granada del que casi no me muevo en los ¨²ltimos tiempos, hay un supermercado donde, tambi¨¦n el otro d¨ªa, una se?ora entr¨® en bikini e inmediatamente le dieron una camiseta para que se cubriera, como hacen con las turistas en las iglesias italianas y espa?olas.
Tanto coche en marcha sugiere que es insoportable no moverse. La vida es contraria a la inmovilidad. El aburrimiento es un pecado. Disminuir la velocidad es pernicioso. El ministro de Econom¨ªa, Solbes, amenaza con que "habr¨¢ una suave desaceleraci¨®n", y se refiere al crecimiento econ¨®mico, no a la autov¨ªa de vuelta a casa. Inmovilizar dinero es un error en econom¨ªa. Ser un inmovilista significa, en ideolog¨ªa y pol¨ªtica, estar dotado de una cerraz¨®n peligrosa. Pero la coyuntura econ¨®mica futura, la profec¨ªa cient¨ªfica de estos d¨ªas, nos invita a la desmovilizaci¨®n general, a gastar menos energ¨ªas, porque la subida de los precios no ser¨¢ suave, y m¨¢s caros ser¨¢n el pan y la leche, la gasolina, los huevos y la carne.
La cosecha de cereales ha sido mala, dicen, pero la Asociaci¨®n Andaluza de J¨®venes Agricultores prefiere hablar de movimientos especulativos de los industriales y los comerciantes al por mayor. Esta movilidad avariciosa presagia m¨¢s inmovilidad general, m¨¢s aburrimiento, es decir, menos dinero en la calle. El partido de la oposici¨®n, el PP, agita los altos precios y los bajos sueldos para ver si cae el Gobierno del PSOE. Yo me acuerdo de los viejos a?os setenta, cuando los dem¨®cratas, ilegales y empe?ados en derribar un r¨¦gimen, a?ad¨ªan a su petici¨®n de derechos humanos la protesta contra la carest¨ªa de la vida. Esto les daba cierto prestigio de apego a la realidad, los salvaba, o eso cre¨ªan, de ser tomados por meros so?adores de libertades y derechos humanos. Pero hablar ahora de combatir la carest¨ªa parece m¨¢s bien puro idealismo, irreal, a no ser que, en contra de lo que sostienen el PP y el PSOE, sea mentira que la econom¨ªa es inapelable y matem¨¢tica, lo que ellos nos digan cient¨ªficamente. Suena a sue?o, a idealismo desquiciado, hablar ahora de carest¨ªa, es decir, apelar a lo menudo, a lo ¨ªnfimo, al humano precio del pan, al salario. Hoy la cr¨ªtica pol¨ªtica apenas toca la gesti¨®n econ¨®mica, y se hace en torno a hechos de delincuencia com¨²n, prevaricaciones y cohechos, y a cat¨¢strofes mec¨¢nicas o naturales m¨¢s o menos azarosas. El azar es el gran agente pol¨ªtico del momento, como si fuera el signo de una sabidur¨ªa superior.
Pongo m¨²sica, todav¨ªa una de mis malas costumbres que mueven dinero. Oigo una canci¨®n de Richard Hawley, Valentine. Pensaba que hablaba de una mujer, Valentine, pero habla de marcas de whisky. "No necesito ni Valentines ni Roses", que s¨®lo me llevan al pasado, dice el cantante. Gianni Vattimo me propone el aburrimiento, la inmovilidad y el vac¨ªo zen, todos quietos y con la nevera menos llena, meditando. Oigo otra canci¨®n: Rufus Wainwright canta, con su hermana Martha, una canci¨®n de Loudon Wainwright, su padre: One man guy. "La gente medita: ?qu¨¦ estupendo es intentar encontrar el Yo interior!", dice la letra. Creo que el Yo exterior lo buscamos saliendo de compras. Lo m¨¢s rentable es moverse. Ah¨ª est¨¢ la pesadilla de las hipotecas m¨®viles, gran invento, muy rentable, vender ayer dinero para cobrarlo hoy al precio que al vendedor de dinero le convenga ma?ana. Vienen d¨ªas de poca liquidez, de retirada de fondos. Algo hemos hecho mal y los padres del mundo nos bajan la pensi¨®n, el dinerillo para los gastos semanales. (Entre nosotros: estoy un poco deprimido).
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