La orquesta de los pobres
Es un milagro. 270.000 ni?os de las clases m¨¢s humildes de Venezuela forman parte de un experimento musical que da sentido, futuro y educaci¨®n a sus vidas. Los grandes directores del mundo, como Simon Rattle o Claudio Abbado, se han involucrado en un proyecto revolucionario que comenz¨® hace ya 32 a?os.
A veces, esa en apariencia insuperable distancia que existe entre la miseria y la salvaci¨®n es cuesti¨®n de 50 cent¨ªmetros. Los que mide un viol¨ªn. Todos y cada uno de los 270.000 ni?os que integran el sistema de orquestas de Venezuela lo saben. Lo han visto, lo han o¨ªdo, lo han vivido... El 85% de ellos pertenece a las clases m¨¢s oprimidas de un pa¨ªs en el que la pobreza es una escena cotidiana con un 31,3% de la poblaci¨®n debajo de su umbral, seg¨²n datos del Banco Mundial y la ONU. Pero cada d¨ªa la mayor¨ªa de estos muchachos agarran su instrumento y su entusiasmo y se dirigen a cualquiera de los 120 n¨²cleos, de las escuelas desperdigadas en los barrios, en los pueblos, en la selva, donde aprenden a superarlo todo. Es all¨ª donde su vida, dicen ellos mismos, cobra sentido.
"Para los ni?os es el d¨ªa m¨¢s importante, el mejor director del mundo ha venidoa escucharles"
"Cuando empezamos, muchos pensaban que ¨¦ramos unos blasfemos para la educaci¨®n musical"
"Si a un ni?o rodeado de miseria le entregas un instrumento, le est¨¢s dando un arma"
A Paola le costaba aguantar la trompeta: "Me obligaron a levantar cada d¨ªa dos sacos de harina"
Los ni?os sordos del coro mueven las manos y traducen a su lenguaje lo que suena
Que la m¨²sica tiene la llave del progreso y de la vida, puede sonar a palabrer¨ªa tan hueca como bienintencionada en ciertos ambientes. Pero cuando lo dice Jos¨¦ Antonio Abreu, ese hombre visionario y revolucionario que decidi¨® hace 32 a?os regenerar un continente por medio del trabajo c¨®mplice y en equipo de las orquestas, es, sencilla y contundentemente, verdad. ?l lo ha demostrado y hoy es el d¨ªa en que sigue un tanto asombrado de su haza?a. Del milagro.
Empez¨® en un garaje con 25 atriles en febrero de 1975. Demasiados. Entonces le sobraron 14. S¨®lo 11 ap¨®stoles estaban dispuestos a confiar en su sue?o, 11 muchachos que hoy, ya m¨¢s entrados en a?os, siguen a su lado en el alucinante sistema de ense?anza que han montado desde entonces y que no s¨®lo se ha implantado en Venezuela, cuyo Gobierno lo apoy¨® al a?o siguiente de su creaci¨®n, sino que se ha adoptado como m¨¦todo en 23 pa¨ªses m¨¢s.
Hoy son batallones en todo el mundo los que saben que este hombre menudo, amable, austero y con la voluntad de los generales heroicos, tiene la clave, la llave, el enigma resuelto del futuro de la m¨²sica. Lo saben sus seguidores y quienes integran el sistema. Lo saben los ni?os, los j¨®venes y los ya profesionales que han salido de ¨¦l y hoy integran las orquestas m¨¢s prestigiosas del mundo. Y tambi¨¦n lo han descubierto los grandes gur¨²s vivos de la m¨²sica occidental, desde Simon Rattle, director de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, hasta Claudio Abbado, un mito en activo de la direcci¨®n de orquestas que pasa ahora cuatro meses al a?o junto a los chicos de Abreu traspas¨¢ndoles su experiencia, su visi¨®n de la m¨²sica, su sabidur¨ªa.
La ¨²ltima semana de julio ha sido ajetreada para todo el mundo. Hac¨ªa a?os que no se realizaba una selecci¨®n nacional de ni?os y j¨®venes para tocar en Caracas. Adem¨¢s, Rattle ha llegado al pa¨ªs con su esposa, la cantante Magdalena Kozen¨¢ -que actuar¨¢ con ellos-, para dirigir a la Sinf¨®nica Sim¨®n Bol¨ªvar, el m¨¢ximo escalaf¨®n art¨ªstico del sistema. Poco despu¨¦s de llegar acude a una demostraci¨®n de la orquesta m¨¢s virtuosa de uno de los n¨²cleos punteros, el de Montalb¨¢n, en Caracas, que cuenta con tres formaciones. Le interpretan en su honor el cuarto movimiento de la Primera sinfon¨ªa de Mahler, la Tit¨¢n, que ha dirigido Ulyses Ascanio, uno de los 11 pioneros del sistema. El maestro Abreu acompa?a a Rattle, que aplaude entusiasmado y besa, abraza y felicita a los muchachos. "?Viva la m¨²sica!", les dice en espa?ol al final. "?Seguid as¨ª!". Ellos le han recibido en pie. Saben perfectamente qui¨¦n es, lo veneran. Por si fuera poco, Abreu se lo recuerda: "Para estos ni?os, hoy es uno de los d¨ªas m¨¢s importantes en sus vidas", asegura ante los asistentes, "el mejor director del mundo ha venido a escucharles".
Luego, en su m¨¢s que austera oficina del teatro Teresa Carre?o de Caracas, ante un vaso generoso de Coca-Cola light, lo comenta y da la clave de su proyecto. "?ste no es un programa musical, es un programa social". Lo bueno es que a trav¨¦s de esa revoluci¨®n silenciosa pero tremendamente arm¨®nica, de esa transformaci¨®n y vuelco de las verdades sacrosantas establecidas en lo que se refiere a la m¨²sica, de esa bofetada que Abreu le ha propinado a las mentes m¨¢s resignadas, esc¨¦pticas y pesimistas, "el maestro", como le llama todo el mundo, ha demostrado que con su sistema explota el talento de manera natural.
"Cuando a un ni?o que vive en un barrio rodeado de miseria le entregas un instrumento, le est¨¢s dando un arma", asegura Abreu. "Es lo ¨²nico que tiene, lo que le va a permitir abrirse paso, y se aferra a ¨¦l como un n¨¢ufrago. Es su tabla de salvaci¨®n". Por eso ensayan tres, cuatro horas diarias. Por eso y porque sus vidas adquieren repentinamente un sentido profundo. "Un sentido que se contagia a sus familias y tambi¨¦n a la comunidad. Con lo que hace, el ni?o adquiere su propia identidad. Lo peor de la pobreza no es carecer de nada: es no ser nadie. En la orquesta son alguien. ?T¨² sabes lo que para un ni?o de ¨¦stos representa que Rattle lo abrace, le felicite? Es lo m¨¢ximo".
Todo surgi¨® por rebeld¨ªa. Rebeld¨ªa contra la pobreza, contra la educaci¨®n musical elitista y caduca que busca solistas perfectos y crea, en su mayor¨ªa, fracasos y frustraciones. Otra de las claves, seg¨²n Rattle, es precisamente la desinhibici¨®n: "Cuando algo les sale mal, no pasa nada. Lo repiten y saben que lo mejorar¨¢n. No tienen sentido de culpa", asegura el director brit¨¢nico en el documental Tocar y luchar, el lema de Abreu y el sistema.
Eso y muchas otras cosas son lo asombroso de un m¨¦todo que quieren aprender profesores italianos, alemanes, japoneses, espa?oles, canadienses o estadounidenses que acuden a Venezuela como a la llamada del profeta para copiar lo que all¨ª se hace. Una f¨®rmula en la que impera el sentido com¨²n, el contagio. Tanto como lo demuestra Abbado en el mismo documental cuando sencillamente proclama: "No s¨¦ c¨®mo esto no se nos hab¨ªa ocurrido antes". El director italiano descubri¨® la capacidad de las orquestas de Venezuela por casualidad: "Vino a dar un concierto y cuando se dirig¨ªa a una rueda de prensa entr¨® en un ensayo. Estuvo llorando todo el tiempo y al salir dijo: 'Yo he venido a hablar de mi orquesta, pero de lo que se debe enterar el mundo es de lo que tienen ustedes aqu¨ª", relata Abreu.
A partir de entonces, Abbado, como anteriormente hab¨ªa hecho Giuseppe Sinopoli, se enrol¨® en sus filas. Encontraba en el proyecto una aut¨¦ntica vocaci¨®n de educaci¨®n ins¨®lita. "Lo novedoso de este proyecto es la inclusi¨®n de todos". S¨®lo se pide la partida de nacimiento. "Todo el que quiere entrar tiene un hueco. Con s¨®lo pedirlo, vale". Eso fue fundamental para toda la gente sin recursos. "Se les hab¨ªa negado el acceso a la educaci¨®n cultural, a la formaci¨®n art¨ªstica y a la sensibilidad, que no tiene nada que ver con la intelectual y que es tan importante como ¨¦sta". Abreu se propuso abrir esa puerta y sab¨ªa que as¨ª podr¨ªa lograr su sue?o inicial: "Por lo menos una orquesta en cada ciudad, en cada localidad. ?Se imagina lo que es eso? La armon¨ªa de todo un pueblo", dice.
Pero esa profunda revoluci¨®n no era cosa de individuos. Sobre todo deb¨ªa ser objetivo de grupos. He ah¨ª otra clave del sistema. En vez de fomentarse el esfuerzo en solitario se apuesta por lo colectivo. Justo lo contrario a lo que ocurre en el resto del mundo y sobre todo en los conservatorios europeos, la cuna de la m¨²sica occidental. "Al poco tiempo de ingresar en el sistema, el ni?o ya est¨¢ tocando en una orquesta", asegura Abreu.
La prueba es la concentraci¨®n de ni?os y j¨®venes que forman la orquesta infantil y juvenil este a?o. Nada menos que 339 han sido seleccionados por todo el pa¨ªs para tocar juntos en Caracas. Rub¨¦n Dar¨ªo Cova se ha encargado de las pruebas y los dirige en sus ensayos diarios, que comienzan a la ocho de la ma?ana y pueden terminar m¨¢s all¨¢ de las doce de la noche. Acaban sin aliento, con apenas fuerzas para subir a las habitaciones y meterse en la cama despu¨¦s de perfeccionar Los planetas, de Holst, o El cascanueces y la Cuarta sinfon¨ªa, de Chaikovski.
Dar¨ªo Cova ha elegido a quienes han demostrado estar m¨¢s preparados en 4.810 audiciones a lo largo y ancho de todo el pa¨ªs. Luego es el encargado de dirigir el trabajo en la concentraci¨®n de este verano junto a 30 profesores m¨¢s. Sabe dominarlos, buscarles las cosquillas para que den lo mejor de s¨ª. Es sorprendente observar c¨®mo responden. "Son chicos acostumbrados a la disciplina. Tienen pasi¨®n, deseo de superaci¨®n, compromiso, orgullo", proclama. Con esas caracter¨ªsticas es m¨¢s f¨¢cil controlar un grupo de 339 personas entre los siete y los 16 a?os, templar toda la energ¨ªa que despiden y encauzarla en la m¨²sica. Pero lo logran, y observarlos resulta fascinante, se mueven entre las banquetas y los atriles con un ritmo contagioso.
Algunos buscan respiro, como Mar¨ªa Victoria Chirinos Varela, de siete a?os, la m¨¢s peque?a del grupo. Se abraza al viol¨ªn en el asiento y se sorprende cuando le preguntan si es aconsejable para dominar su instrumento no llegar a tocar el suelo con los pies, como ella. "No", responde, "cuando se alcanza el piso, tambi¨¦n puedes tocar". No sabe qui¨¦n es Chaikovski, pero s¨ª conoce su m¨²sica. En cambio ha o¨ªdo hablar de Mozart: "Era un se?or muy alocado, de pura risa, que muri¨® con 36 a?os", cuenta.
Mar¨ªa Victoria quiere ser violinista, de hecho mira sorprendida a su interlocutor cuando le pregunta qu¨¦ desea ser de mayor. Les pasa a las decenas de chavales a quienes se demanda lo mismo. Si no m¨²sicos, aspiran siempre a algo de enjundia: jueces, profesores, m¨¦dicos. En una palabra, saben que les espera un futuro. Como Mar¨ªa Ver¨®nica Betancourt, de 10 a?os, la arpista de la selecci¨®n de este a?o. "De mayor tocar¨¦ el arpa o estudiar¨¦ idiomas. Me encantar¨ªa aprender ingl¨¦s, italiano, argentino y mexicano", asegura con inocencia.
A Paola Chistori, con 10 a?os, de padre carpintero, le costaba aguantar la trompeta. A¨²n hoy sorprende que lo consiga con esos brazos que tiene, como fideos. Pero el entrenamiento al que le someti¨® su maestro, Rafael Elster, responsable del n¨²cleo de Sarr¨ªa, uno de los barrios m¨¢s conflictivos de Caracas, dio resultado: "Me oblig¨® a levantar cada d¨ªa durante un tiempo dos sacos llenos de harina", cuenta Paola. Ella chorreaba talento, y Elster, que es trompetista, enseguida se dio cuenta. Dos a?os despu¨¦s, Paola est¨¢ en la selecci¨®n infantil y juvenil.
Ha llegado all¨ª desde un barrio donde los callejones no tienen nombre y los ranchos -las viviendas marginales- se ganan cada metro entre ladrillo, tejavana, cemento, piedras y un hueco para las antenas parab¨®licas en una de las laderas plagadas de chabolas rojizas que rodean la capital. En una ciudad asolada por la inseguridad, donde se producen m¨¢s de 100 asesinatos a la semana -que el Gobierno de Ch¨¢vez niega con la cerraz¨®n del populista charlat¨¢n que enga?a a sabiendas-, el sonido de la m¨²sica de estos ni?os es un principio de esperanza que no ha cesado.
La seguridad es uno de los alicientes para los padres. Los ni?os est¨¢n superprotegidos en los n¨²cleos. A muchos se les lleva directamente a sus casas cuando terminan el trabajo, como comentan John Y¨¢nez o Jegriker Anato, de 16 y 17 a?os, integrantes de los coros cuyo lema cambia: "El nuestro es 'cantar y luchar", apuntan. Seguridad y comida: "Cantar, luchar y comer", agrega Gregory Cede?o, que de no conseguir una carrera como cantante, se har¨¢ cocinero. "Nos dan cosas muy ricas. Entr¨¦ en el sistema con 69 kilos, ahora peso 81".
En Sarr¨ªa, los chavales cargan con su instrumento y un pack con s¨¢ndwich, fruta y chocolatinas. Rafael Elster, su responsable, es todo un personaje entregado al sistema. ?l iba para trompetista de ¨¦lite. De hecho estudi¨® en la prestigiosa Juillard School, de Nueva York, y form¨® parte de alguna renombrada orquesta. "Al poco tiempo de estar all¨ª, casi sin hablarme con nadie, en un clima de competencia feroz, me pregunt¨¦: '?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª?'. Estoy malgastando mi vida. Y me vine a ense?ar", asegura. "En una orquesta sabes lo que puedes aportar, pero yo aqu¨ª he aportado 10 veces m¨¢s. He sacado much¨ªsimo m¨¢s partido a mi vida que como m¨²sico profesional", confiesa. Aquella man¨ªa por la perfecci¨®n, por el sello, por el sonido ¨²nico... "?A qui¨¦n le importa eso? A los pocos que van a verte, te aplauden y se marchan a sus casas. ?Qu¨¦ sentido tiene?". Elster ha encontrado en este modo de vida, integrado hasta los huesos en un barrio marginal, con ni?os a los que ha tenido que comprar zapatos para que fueran a la escuela, su sentido, su vida, porque no tiene otra. "Estoy casado, mi mujer es cantante, pero vive en Estados Unidos. No tenemos tiempo para la vida familiar", afirma.
La soluci¨®n de muchos es casarse entre ellos. Ocurre con frecuencia, as¨ª que el sistema es tremendamente endog¨¢mico. Est¨¢ muy inspirado en otras experiencias educativas que Abreu admira, como la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, una organizaci¨®n que en Venezuela tuvo su predicamento despu¨¦s del exilio espa?ol, porque fue donde llegaron familias republicanas como los Azc¨¢rate.
Lo que ocurre es que dentro del pa¨ªs se ha convertido en algo intocable. Todos los Gobiernos lo han apoyado sin fisuras. Proporcionan instrumentos, locales, infraestructura. Para Hugo Ch¨¢vez, el sistema de orquestas ha sido un aut¨¦ntico caramelo que no se ha atrevido a tocar. Y en la sociedad civil, Abreu, ministro de Cultura con Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, es un s¨ªmbolo. Su influencia es casi incuestionable. Lo que pide se le da. Cada ni?o enfermo es atendido sin problemas en los mejores hospitales, por ejemplo. Sus colaboradores hablan de Abreu como una especie de santo. Le colocan en la escala de un Gandhi o un Mandela. Le veneran y le obedecen ciegamente.
Como Susan Sim¨¢n, directora del centro de Montalb¨¢n, que actualmente cuenta con 1.100 ni?os. Es una de las escuelas punteras del sistema. All¨ª trabaja el padre de Gustavo Dudamel, una de las joyas de la Venezuela musical: director de orquesta superdotado, seg¨²n Rattle y Abbado, reci¨¦n nombrado titular de la Sinf¨®nica de Los ?ngeles con 26 a?os. "Admitimos a ni?os desde los dos a?os", asegura Susan Sim¨¢n. "Nuestro cometido es ense?arles desde que entran a llegar a tocar la Quinta de Beethoven", dice. En los primeros ensayos hay que concentrarse en cosas extramusicales: "Se nos oye m¨¢s pedirles que no se chupen el dedo o no se rasquen el pa?al que otras indicaciones", afirma Sim¨¢n. Los primeros instrumentos son maquetas. "Formas modeladas de madera que ellos pintan y ponen nombre. Cuando les llega el instrumento real, es muy emocionante". As¨ª hasta formar m¨²sicos de raza. Tanto que Montalb¨¢n, seg¨²n Susan Sim¨¢n, "se ha convertido en algo as¨ª como una sala de partos para orquestas".
Otro de los lugares emblem¨¢ticos del sistema se encuentra en Barquisimeto, en el Estado de Lara, donde naci¨® el tenor Aquiles Machado. Su escuela es todo un s¨ªmbolo porque all¨ª se logr¨® romper una barrera m¨¢s que ha mostrado a sus responsables que la m¨²sica no conoce l¨ªmites. Que son las personas quienes los imponen hasta que algunos visionarios los hacen desaparecer. Es el caso de Naybeth Garc¨ªa y Johnny G¨®mez, un matrimonio del sistema, fundadores del coro Manos Blancas, formado por un grupo de ni?os sordos que logran interpretar m¨²sica. S¨ª, interpretar m¨²sica, ha le¨ªdo usted bien.
A nadie se le hab¨ªa ocurrido de no ser porque un d¨ªa apareci¨® por all¨ª una ni?a que iba a colocarles en un brete. "Se llama Estefan¨ªa Colmenares y es sorda", asegura Naybeth Garc¨ªa. Un buen d¨ªa entr¨® en la escuela y por se?as dijo que quer¨ªa aprender. La primera reacci¨®n fue contundente: "No puedes, mi amor, pero qu¨¦date en la escuela si lo deseas". Estefan¨ªa se decidi¨® a intentarlo porque quer¨ªa pasarlo tan bien como su prima, que estaba en la orquesta. Al poco tiempo, los profesores se dieron cuenta de que Estefan¨ªa respond¨ªa a impulsos singulares y sobre todo que esas se?ales, cualesquiera que fueran, le hac¨ªan disfrutar.
Era feliz. As¨ª que se propusieron ver hasta d¨®nde era capaz de llegar. Hoy esa ni?a es la pionera de un coro que act¨²a regularmente por toda Venezuela demostrando que hay pocas cosas imposibles. Su actuaci¨®n es tan sencilla como emocionante: a su lado, ni?os con voz cantan. Ellos mueven las manos y traducen a su lenguaje lo que suena al tiempo, en una comuni¨®n de ritmo y expresi¨®n incre¨ªble.
Poco a poco, Barquisimeto se convirti¨® en un centro puntero de educaci¨®n especial, y el conservatorio de la ciudad, en el que Johnny G¨®mez no fue admitido como alumno en su d¨ªa, es hoy liderado por ¨¦l. All¨ª aprenden ni?os sordos, ciegos, con deficiencias f¨ªsicas, mentales. Es alucinante, por ejemplo, escuchar sus ensambles de percusi¨®n con sordos. O contemplar al grupo Lara Somos, con algunos componentes ciegos y con principios de autismo.
Los invidentes aprenden muy r¨¢pido, poseen una ultrasensibilidad sonora. Tanto que los ni?os normales, m¨¢s atrasados que ellos en la m¨²sica, quieren saber su secreto. "Creen que la clave est¨¢ en esos papeles que ellos tocan y nos piden aprender Braille porque creen que avanzar¨¢n mucho m¨¢s", comenta G¨®mez. Con todas estas experiencias, los profesores han llegado a una conclusi¨®n crucial para ense?ar: "Que las discapacidades pueden ser intelectuales y sensoriales, pero nunca emocionales, que es lo principal para aprender m¨²sica", explica Johnny G¨®mez: "El alma no tiene discapacidad".
Hay muchos ni?os sin discapacidad que les han pedido estar dentro del coro de Manos Blancas. Eso supone un curioso y alentador reverso de la integraci¨®n. "Por supuesto, lo permitimos. Lo hacen de forma voluntaria", cuenta Naybeth Garc¨ªa. La voluntad de integraci¨®n social no se olvida en Barquisimeto. En el concierto de final de curso se palpa ese orgullo de las familias. Ha sido un ¨¦xito con bises en el que se ha mezclado como lo m¨¢s natural la m¨²sica tradicional popular venezolana con el barroco de Vivaldi, por ejemplo.
Toda la familia de Maybir Rosendo ha ido a escuchar a la ni?a, que ha cantado vestida como una princesa de cuento. Sus dos abuelas, que han llegado a verla desde el campo, donde viven, la miran con un orgullo indescriptible, como sus padres y sus t¨ªas. Una de ellas hasta llora de emoci¨®n. Maybir adora ser cantante y ya va a Caracas a estudiar un s¨¢bado cada 15 d¨ªas. En Barquisimeto tambi¨¦n toca la trompeta y ensaya con el coro. De mayor le gustar¨ªa ser juez: "Para arreglar las cosas que no me gustan".
A Alejandro y a El¨ªas M¨²gica L¨®pez tambi¨¦n han ido a verles. Su padre, que se gana la vida como mariachi en bodas, bautizos y cumplea?os, les nota talento. Son de Agua Salada y en casa montan sus ensayos los tres. "Hacen su grupito, la m¨²sica le da alegr¨ªa a la casa", afirma su madre. All¨ª, El¨ªas, el m¨¢s peque?o, con siete a?os, tiene montado tambi¨¦n una especie de zoo: "Quiero ser veterinario de mayor. Tengo una tortuga, un loro y a mi perro Maylo".
Tras el jolgorio y las felicitaciones, los int¨¦rpretes se han ido a sus casas y los profesores explican el milagro del coro de las Manos Blancas a profesores y m¨²sicos italianos y espa?oles que han acudido al evento y lo han vivido con los ojos a cuadros. Es otra de las haza?as de Abreu y sus colaboradores, una de las m¨¢s rompedoras. "Cuando empezamos, muchos de nuestros amigos pensaban que est¨¢bamos locos, ¨¦ramos unos blasfemos para el sistema de educaci¨®n musical", dice el maestro. Ahora, 32 a?os despu¨¦s de haber empezado a prender aquella mecha inicial que ha terminado en toda una explosi¨®n musical, est¨¢ a punto de lograr otro de sus sue?os. "Estoy seguro de que Espa?a y Portugal se unir¨¢n a ¨¦l. Es la creaci¨®n de la primera Orquesta Sinf¨®nica Iberoamericana". A fe que su lucha por hermanar y desarrollar a los pueblos a trav¨¦s de la m¨²sica no terminar¨¢ ah¨ª. Romper¨¢ muchas m¨¢s barreras.
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