La peligrosa sensaci¨®n de estafa circundante
Una de las m¨¢s graves sensaciones que los ciudadanos tienen en las sociedades actuales, y en particular en la espa?ola, es que tanto las autoridades como las empresas los est¨¢n siempre estafando, o, como m¨ªnimo, aprovech¨¢ndose de ellos, y eso crea a su vez una sensaci¨®n de malestar e indefensi¨®n m¨¢ximas que lleva a ver como enemigos tanto a los pol¨ªticos como al pr¨®jimo en general. Algo sumamente perjudicial para la convivencia y que, si a algo invita, es a saltarse las reglas y la ley el mayor n¨²mero de veces posible, y a que los individuos, en su peque?a escala, intenten por su parte estafar y defraudar cuanto puedan.
Empecemos con Hacienda, de cuya existencia soy, en la teor¨ªa, gran partidario, as¨ª como de cumplir con ella (la redistribuci¨®n y todo eso). Pero, si es ella la que abusa, entonces es ilusorio que pretenda recibir de los contribuyentes el trato que no les da. Como es sabido, si un ciudadano se retrasa un solo d¨ªa en presentar su declaraci¨®n anual, o la trimestral del IVA, al instante le cae una multa, mientras que Hacienda no abona un c¨¦ntimo de intereses sobre las cantidades que retiene indebidamente a lo largo de todo un a?o, y que empieza a devolver unos siete meses despu¨¦s de vencido ese a?o. De la misma manera, el contribuyente ha de poner remedio -y perder horas de tiempo- cada vez, y son much¨ªsimas, que Hacienda comete un error y reclama algo que ya est¨¢ pagado, o es incapaz de coordinar a sus diferentes departamentos y dar de baja a una sociedad disuelta hace siglos o a un muerto bien muerto, al que a veces sigue reclamando impuestos. Tambi¨¦n el ciudadano percibe como estafa que Hacienda pretenda cobrar del mismo dinero varias veces: si ustedes le regalan una cantidad a sus hijos, o le hacen un pr¨¦stamo a un amigo, ¨¦stos deben comunic¨¢rselo a la Recaudadora para que saque nueva tajada de un dinero por el que ustedes ya tributaron, en el momento de ganarlo. Podr¨ªamos seguir hasta el infinito, pero a?adamos s¨®lo que el contribuyente comprueba c¨®mo jam¨¢s se le dan explicaciones sobre los presupuestos: hace unas semanas le¨ª con estupor que la Fundaci¨®n pol¨ªtica que m¨¢s subvenci¨®n recibe del Estado -unos tres millones de euros anuales, si mal no recuerdo- es la FAES del ex-Presidente y actual correveidile financiero Aznar, sin que uno vea justificaci¨®n posible a semejante favoritismo. Hacienda, y el Estado, que dan toda la impresi¨®n de estafar, estrujar, abusar, cobrar lo que no les corresponde y hacer de su capa un sayo, dif¨ªcilmente pueden aspirar a que los contribuyentes sean honrados con ellos.
"Lo llamativo es que haya todav¨ªa personas c¨ªvicas"
Los bancos, por su parte, con unos beneficios siempre crecientes y monstruosos, cada vez cobran m¨¢s por todo. El ¨²ltimo cargo del que he tenido noticia ha sido el de tres euros por la mera "visita" de un cliente a la caja privada que ten¨ªa contratada. Las compa?¨ªas telef¨®nicas se sabe que recurren a toda clase de estratagemas para retener cautivos, contra su voluntad, a los clientes que un d¨ªa captaron, y no son las ¨²nicas empresas que tratan a sus usuarios como a rehenes. Tras los apagones de Barcelona en julio, las el¨¦ctricas han sido acusadas de limitarse a repartir sus tambi¨¦n monstruosos y siempre crecientes beneficios y de descuidar, en cambio, las inversiones en mantenimiento e infraestructuras, y no parece que sean acusaciones descaminadas. Asimismo se sospecha que muchos apagones menores son provocados, chantajes para forzar a la Administraci¨®n a que les permita recurrir en mayor medida a la energ¨ªa nuclear que ahora tienen limitada. Los aeropuertos son un caos y p¨¦simos, se dir¨ªan concebidos para torturar a los pasajeros, sobre todo la criminalmente c¨¦lebre T-4 de Barajas. La Renfe es un desastre, y si no que se lo digan de nuevo a los barceloneses. Los precios de la vivienda han aumentado un poco menos este a?o y esto se da como gran noticia (no que hayan disminuido, que no lo han hecho), pero siguen siendo una sangr¨ªa para la mayor¨ªa de la gente, a la vez que las edificaciones se multiplican sin ton ni son no ya en las costas, sino en todo el territorio, con la aquiescencia y lucro de numerosos alcaldes. Muchos de ellos recalifican terrenos protegidos, y con gran desparpajo se los entregan a promotores inmobiliarios sin escr¨²pulos o directamente a mafiosos, para que hagan negocios de los que los representantes p¨²blicos se llevar¨¢n su parte. La gente se va de vacaciones y es f¨¢cil que se sienta estafada, por la agencia de viajes, por la compa?¨ªa a¨¦rea, por quienes le alquilan un apartamento, por el hotel en el que se hospedan y hasta por el chiringuito de la playa.
En estas circunstancias, lo llamativo para m¨ª es que haya todav¨ªa personas c¨ªvicas, honradas, responsables, cumplidoras de las a menudo injustas leyes, obedientes, sumisas. Porque lo normal ser¨ªa que todos pens¨¢ramos: si una gran parte de la poblaci¨®n, y en particular las empresas, se dedican a sacarnos los cuartos de la peor manera, y los diferentes Gobiernos no s¨®lo no lo impiden sino que suelen sumarse a la tarea de exprimirnos, qu¨¦ diablos hacemos cumpliendo. Este tipo de situaciones de desconfianza y explotaci¨®n prolongadas son las que de tarde en tarde conducen a los ciudadanos a motines y rebeliones. Las autoridades deber¨ªan saberlo, es decir, deber¨ªan conocer un poco de Historia.
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