Hambre en el pa¨ªs de la carne
Cada argentino consume entre 60 y 70 kilos al a?o. Pero no en la regi¨®n de Chaco, donde reinan la pobreza y la desnutrici¨®n
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"Se?orita, ?a qu¨¦ hora nos dan el desayuno?". N¨¦lida Espinosa, profesora de primaria desde hace nueve a?os, escucha esta pregunta una y otra vez de sus alumnos. A unos metros de su aula, se calientan en una perola varios litros de leche rebajados con agua para que cundan m¨¢s. En la destartalada pero limpia habitaci¨®n que hace de cocina de su escuela hay, adem¨¢s, un saco de cart¨®n lleno de panecillos. Es probablemente la ¨²nica comida del d¨ªa para muchos de los alumnos de la Escuela n¨²mero 50 de Villa Andr¨¦s, en Resistencia (1.020 kil¨®metros al norte de Buenos Aires).
Los profesores de la regi¨®n argentina de Chaco se han movilizado para denunciar que los alumnos se les duermen de hambre en el pa¨ªs conocido por su producci¨®n masiva de carne. Y eso en Resistencia, la capital: en el interior de la regi¨®n, 12 personas han fallecido ya por desnutrici¨®n desde el 15 de julio, todas ellas ind¨ªgenas.
"De los 20 chicos que tengo en clase apenas seis o siete captan lo que digo, el resto piensa en la hora del desayuno. Luego se duermen", se desespera Espinosa. La situaci¨®n se repite en los colegios p¨²blicos de Resistencia.
Chaco es una provincia duramente castigada por la crisis. Aqu¨ª la que la Administraci¨®n p¨²blica es la primera fuente de empleo con 60.000 puestos de trabajo. De su mill¨®n de habitantes, el 48% se sit¨²a bajo el umbral de la pobreza. Hay un 30% de indigentes que apenas sobreviven con 1,75 pesos (43 c¨¦ntimos de euros) al d¨ªa. El kilo de pan cuesta tres pesos, unos 0,75 euros.
Para los profesores la labor educativa ha pasado a un segundo plano, porque en el primero est¨¢ el mantenimiento f¨ªsico de sus alumnos. "El presupuesto que recibimos para comida es de 55 c¨¦ntimos de peso por ni?o y d¨ªa. Tenemos que organizar rifas, juegos, funciones de t¨ªteres o pedir donativos para darles algo", asegura Norma Papinutti, docente del Jard¨ªn de Infancia n¨²mero 57 de Independencia.
No siempre fue as¨ª. Chaco era una regi¨®n argentina dedicada en gran parte al cultivo del algod¨®n y con alguna industria, sobre todo textil. La industria fue desmantelada durante los a?os noventa y el algod¨®n ha sido sustituido en los ¨²ltimos a?os por la soja, mucho m¨¢s rentable. El problema es que el primero de esos cultivos necesitaba siete trabajadores por hect¨¢rea y el segundo apenas requiere de uno. El resultado es una gran corriente migratoria de personas que abandonan las ¨¢reas rurales y se concentran en torno a Resistencia, la cercana Corrientes o terminan en el gran Buenos Aires.
Cintur¨®n de pobreza
La capital de Chaco est¨¢ ahora rodeada de un cintur¨®n de pobreza donde no son raras las caba?as de adobe o con paredes formadas por esteras. Casi todos sobreviven con los 150 pesos (unos 36 euros) que el Gobierno local, en manos de los radicales (un partido no peronista), les otorga. "Ac¨¢ estoy mejor que en Laguna Negra", asegura Argentina Iasco, de 40 a?os (parece que tiene 20 m¨¢s). Iasco lleg¨® hace varios meses de una localidad del interior. Descalza y rodeada de basura, vive a apenas cinco minutos en coche de la principal calle de Resistencia.
Como el territorio se halla inmerso en un proceso electoral, los candidatos han repartido ladrillos y cemento por doquier. Los ni?os se alimentan en las escuelas p¨²blicas de la zona. Por falta de presupuesto, los centros dejaron este a?o de dar almuerzo y s¨®lo facilitan el desayuno. El resultado es que el absentismo escolar se ha multiplicado.
"El problema es que la situaci¨®n, lejos de mejorar, se est¨¢ deteriorando. Hay un importante deslizamiento de la clase media hacia la pobreza", denuncia Rolando N¨²?ez, director del Centro Mandela, un organismo local de defensa de los derechos humanos que destaca que el drama es mucho mayor de lo que se pueda estimar. "Los chicos pasan hambre. As¨ª de claro. Los peque?os se duermen y los mayores a veces se desmayan. Y no hablamos de zonas alejadas, sino de cosas que suceden ahora mismo a pocas cuadras del centro de la ciudad", subraya Sergio Soto, secretario general en Chaco de CETERA, el principal sindicato argentino de profesores.
"El tema del hambre es impopular en Argentina, pero aqu¨ª adem¨¢s se est¨¢ produciendo un aut¨¦ntico genocidio silencioso sobre las comunidades ind¨ªgenas del interior", recalca Rolando N¨²?ez. En las ¨²ltimas semanas se han producido 12 muertes por desnutrici¨®n de abor¨ªgenes de la comunidad de Villa R¨ªo Bermejito, situada en el interior de la regi¨®n, en una zona conocida como El Impenetrable. Los abor¨ªgenes, de la etnia toba, presentan un grado de desnutrici¨®n inconcebible en un pa¨ªs considerado el granero del mundo y donde seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales cada argentino consume entre 60 y 70 kilos de carne al a?o. "En Chaco hay entre 50.000 y 60.000 abor¨ªgenes. El 96% vive bajo el nivel de indigencia y el otro 4% restante, bajo el de pobreza. No hay un solo aborigen que pertenezca a la clase media", subraya.
"Los funcionarios dicen que es un problema cultural, acusan a los ind¨ªgenas de no querer tratarse, y a lo sumo hablan de un problema m¨¦dico. Pero en esta provincia hay hambre", resalta Sergio Soto, quien ha encabezado varias manifestaciones de profesores para denunciar la situaci¨®n. Y mientras hay una Argentina desarrollada que atrae al turismo internacional, Soto se lamenta: "No nos diferenciamos en nada de Biafra o Eritrea".
"Aunque no quieran reconocerlo, Chaco vive una situaci¨®n de emergencia sanitaria debido al hambre", denuncia Rodolfo Cobo, ex director de Medicina Materno-Infantil, quien subraya que, aunque los casos de los ind¨ªgenas son los m¨¢s llamativos, el verdadero problema est¨¢ en el cintur¨®n de pobreza que rodea Resistencia. "Al menos la mitad de la poblaci¨®n no come".
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
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