El div¨¢n del socialismo franc¨¦s
Royal y Hollande, que han evitado aparecer juntos, protagonizan la universidad de verano de La Rochelle, que discute el futuro del PS
La universidad de verano del Partido Socialista franc¨¦s (PS), en el puerto atl¨¢ntico de La Rochelle, ha batido este a?o todos los r¨¦cords de asistencia. La derrota electoral de la pasada primavera ha convertido la cita en un gran div¨¢n de psicoanalista. "?Qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos y ad¨®nde vamos?", se preguntan los militantes. ?D¨®nde est¨¢ la izquierda? era precisamente el t¨ªtulo de una de las sesiones de debate de ayer en la que participaron, entre otros, Arnaud Montebourg, Julien Dray, Michel Rocard y Bertrand Delano?, dispuestos a proporcionar respuestas de pr¨ºt-¨¤-porter.
Los protagonistas de este psicodrama, sin embargo, no son otros que S¨¦gol¨¨ne Royal y Fran?ois Hollande, la pareja rota en lo sentimental y en lo pol¨ªtico, presentes en todo momento, pero que han conseguido no cruzarse ni una sola vez durante el fin de semana, al menos en p¨²blico.
"Ya basta del debate sobre cambiar el nombre del partido", dijo Michel Rocard
Los dos repiten el mismo mensaje a las bases: la necesidad de "trabajar juntos". El pasado jueves, incluso cenaron en el mismo restaurante del puerto: ella, en un reservado del primer piso con los presidentes de regiones; ¨¦l, en la planta baja con un grupo de periodistas. Pero se cuenta que sus respectivos equipos est¨¢n en constante comunicaci¨®n pactando recorridos, avisando de los movimientos de sus jefes, no sea que en una de ¨¦stas, por simple casualidad, sus pasos se encuentren para regocijo de las c¨¢maras.
Ella se deja ver m¨¢s que ¨¦l. Sus entradas y salidas del centro de convenciones son espectaculares. Bella, elegante, reci¨¦n maquillada, segura de s¨ª misma, vistiendo conjuntos que revelan la meticulosidad de cada elecci¨®n, se deja envolver por el remolino de las c¨¢maras. Sus declaraciones son vagas, carentes de densidad. La ex candidata se limita a defenderse con desd¨¦n de los muchos ataques que recibe estos d¨ªas a trav¨¦s de varios libros.
?l, por el contrario, prefiere el contacto directo, los foros de debate, especialmente con los j¨®venes. Bronceado, Hollande se quita las gafas una y otra vez, dando p¨¢bulo a quienes aseguran que ha decidido ponerse lentillas. Armado con su habitual sentido del humor y su agilidad intelectual, deja claro en todo momento que hay que contar con ¨¦l para el futuro. "Estar¨¦ listo en 2010", la fecha en la que se elegir¨¢ al candidato socialista para las presidenciales de 2012.
Los secundarios, por su parte, se colocan para salir en la foto. El ex primer ministro Rocard, que ha aceptado el puesto que le ha ofrecido el presidente Nicolas Sarkozy en la comisi¨®n para la reforma de la educaci¨®n, ha sido el ¨²nico de todos los socialistas que ha aceptado colaborar con el inquilino del El¨ªseo en dar la cara frente a la militancia. Recuperado de un accidente vascular, fue recibido con divisi¨®n de opiniones, pero los pitos y abucheos acabaron apagados por un largo aplauso. "Ya basta de este debate sobre cambiar el nombre del partido", dijo; "la derecha lo cambia cada tres o cuatro a?os, pero nosotros somos nuestra historia".
Abundando sobre esta crisis de identidad socialista, Julien Dray, un hombre clave de la campa?a de Royal, antiguo trotskista y amigo de la pareja Royal-Hollande hasta que se rompi¨®, puso el dedo en la llaga sobre las causas de la derrota. "Constatamos que, si se hubiera acabado de votar a los 65 a?os, ser¨ªamos el partido mayoritario en Francia". El peso decisivo del voto de los jubilados en la victoria de Sarkozy plantear¨ªa al PS una renovaci¨®n imposible. "?C¨®mo se construye la fragilidad?", a?adi¨®. "Sarkozy crea el desorden, y se beneficia de ello apareciendo como el rey de la selva", respondi¨®.
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