Dejadme solo
Quien va bien es Alemania, pero la moda sigue jugando a favor de Francia. Superados sus primeros cien d¨ªas, la popularidad de Sarkozy es enorme y no deja de proporcionar, d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, las mejores fotos y las novedades m¨¢s asombrosas. Pero de momento todo forma parte del efecto anuncio, sin correspondencia con mejora alguna en el comportamiento de la econom¨ªa francesa ni en la acometida de reformas de aut¨¦ntica envergadura. Alemania, en cambio, acaba de salir de los n¨²meros rojos por primera vez desde la ca¨ªda del muro: ha registrado un super¨¢vit del 0,1%, vuelve a cumplir con las exigencias de Maastricht despu¨¦s de cuatro a?os seguidos en falta, y su gran coalici¨®n de Gobierno puede exhibir como un ¨¦xito su programa de reformas suaves y el incremento del IVA en un 3%. La absorci¨®n de la antigua Alemania comunista habr¨¢ durado nada menos que 18 a?os, en los que el lastre frenaba a la cl¨¢sica locomotora econ¨®mica europea. Su econom¨ªa est¨¢ creciendo a un ritmo del 2,5%, bastante por encima del escaso 1,75% franc¨¦s. El paro est¨¢ en sus cifras m¨¢s bajas de los tres ¨²ltimos lustros y las exportaciones en todo lo alto. El Gobierno alem¨¢n, en cambio, no se dedica a bajadas de impuestos espectaculares ni a pregonar reformas imposibles (tampoco podr¨ªa, porque lo impide la gran coalici¨®n). Y la locomotora funciona tambi¨¦n en lo pol¨ªtico, como demuestra el semestre de doble presidencia alemana de la UE y del G-8: Angela Merkel desanud¨® la madeja de la Constituci¨®n europea y forz¨® a EE UU a moverse de su encastillamiento respecto al cambio clim¨¢tico.
Si Francia ten¨ªa un presidente anciano y af¨®nico, ahora hay un joven hiperactivo que habla por los codos
Todo lo que hace Merkel contrasta con Sarkozy. Donde una es liberal, el otro es intervencionista; donde una flexible y negociadora, el otro dogm¨¢tico e intratable; donde una escucha, el otro da lecciones. La colegiaci¨®n y la concertaci¨®n frente a la personalizaci¨®n y las OPA hostiles. El Gobierno alem¨¢n quiere controlar las inversiones extranjeras, sobre todo en sectores estrat¨¦gicos y por parte de capitales dudosos, originarios de pa¨ªses como China, Rusia o las monarqu¨ªas ¨¢rabes. El franc¨¦s en cambio observa el problema en t¨¦rminos de patriotismo industrial y de campeones nacionales. Merkel sigue la tradici¨®n alemana de no interferir en las decisiones del banco central, mientras Sarkozy no puede resistir sus impulsos de hacer gravitar su poder sobre quienes deciden sobre la pol¨ªtica monetaria. El franc¨¦s reivindica la anulaci¨®n de las diferencias entre izquierda y derecha: la alemana la practica, trabajando y renovando los acuerdos de coalici¨®n y evitando la gestualidad provocadora y la frivolidad de la incorrecci¨®n pol¨ªtica. Merkel es la mujer m¨¢s poderosa del planeta, por segundo a?o consecutivo, seg¨²n la revista norteamericana Forbes. Pero quien ocupa las p¨¢ginas de la prensa del coraz¨®n y las portadas de la prensa de referencia es Nicolas Sarkozy.
El nuevo presidente franc¨¦s saca meritorio partido del marasmo en el que estaba hundida Francia y del vac¨ªo pol¨ªtico e ideol¨®gico que tiene a su izquierda, donde el Partido Socialista se ha convertido en un supermercado donde escoger y comprar. Su popularidad no se explica s¨®lo porque ¨¦l es el ¨²nico que ocupa la escena, sino porque los franceses quer¨ªan que pasara algo, que alguien dijera cosas distintas, y todo esto tienen la sensaci¨®n de que est¨¢ sucediendo. Si Francia estaba ausente de la escena internacional, si ten¨ªa un presidente anciano y af¨®nico, ahora hay un joven hiperactivo que habla por los codos, est¨¢ en todas partes y se cree protagonista de todo cuanto se ve bendecido por su luminosa presencia. Francia existe.
La presidencia francesa vuelve a lucir. ?l ha sido quien ha recuperado la Constituci¨®n europea. Quien ha reconstruido la relaci¨®n con Washington. Quien ha puesto firmes al Banco Central Europeo. Quien ha cantado las verdades del barquero sobre los temas m¨¢s escabrosos: los ped¨®filos, por ejemplo. Quien ha autorizado con sus correspondientes condiciones la fusi¨®n entre EDF y GDF o ha dirigido una carta dici¨¦ndoles a los maestros c¨®mo deben hacer las cosas.
S¨®lo le faltaba a Sarkozy que una escritora de talento y calidad literaria como Yasmina Reza se ocupara de ¨¦l durante un a?o entero con el prop¨®sito de escribir luego una semblanza en la que no hay ni ideas ni programas, sino ¨²nicamente la ambici¨®n personal en toda su crudeza. El diario Le Monde, al que no cabe calificar de antisarkozista, ha tirado de la se?al de alarma y ha se?alado que "nadie, por grande que sea su talento, puede servir para todo". El editorial, titulado Demasiado solo, habla de "un ejercicio peligrosamente solitario del poder", que afecta a la propia democracia, y presenta al joven presidente como un aut¨¦ntico y voraz acaparador, que como un torero figura exige y se crece en su soledad ante el peligro.
O se emborracha a capotazos.
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