El actor Fred Thompson promete aire fresco para el maltrecho Partido Republicano

El actor y ex senador estadounidense Fred Thompson se suma hoy oficialmente a la campa?a presidencial del Partido Republicano con la esperanza de traer aire fresco y optimismo cinematogr¨¢fico a una fuerza pol¨ªtica necesitada de un salvador. Thompson, aunque s¨®lo sea por su popularidad, promete ser eso, un revitalizador del conservadurismo, un nuevo Ronald Reagan, pese a que sea dif¨ªcil encontrar otras coincidencias entre ambos personajes que su paso por el celuloide. Thompson ten¨ªa previsto comunicar sus ambiciones presidenciales anoche en un programa de televisi¨®n.

Hoy formalizar¨¢ ese objetivo ante el resto del p¨²blico y se lanzar¨¢ despu¨¦s a una gira de tres d¨ªas por los Estados donde se celebrar¨¢n, a principios de 2008, las primeras elecciones primarias.

Si no se producen sorpresas, Thompson ser¨¢ el ¨²ltimo en lanzarse a la arena. En una campa?a tan intensa y dif¨ªcil como ¨¦sta, ya casi no queda tiempo para actuar. Algunos comentaristas creen incluso que el propio Thompson ha llegado demasiado tarde. Las encuestas, no obstante, lo colocan ya en segundo lugar, unos 10 puntos por detr¨¢s del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, y con cierta ventaja sobre Mitt Romney o John McCain. Hoy por hoy, se trata pues de un candidato solvente y con posibilidades de tener un efecto en esta campa?a.

Pero tambi¨¦n es cierto que hoy por hoy, aunque ejerci¨® como senador de Tennessee durante una d¨¦cada, los electores saben pocas cosas de Fred Thompson, adem¨¢s de su brillante papel como fiscal jefe de la popular serie Ley y orden y sus actuaciones en otras muchas pel¨ªculas.

Ahora tendr¨¢ que resultar igual de convincente con sus propuestas pol¨ªticas. "Despu¨¦s de toda la expectaci¨®n creada, va a tener que transmitir una idea muy clara de lo que quiere si llega a ser presidente de este pa¨ªs", advierte David Winston, un analista pol¨ªtico republicano.

Posiciones moderadas

Sus credenciales por ahora son las de un conservador que respald¨® en varias ocasiones posiciones moderadas y centristas en el Senado y que trata ahora de hacer olvidar ese pasado para conciliarse con un partido situado actualmente mucho m¨¢s a la derecha. Carece de la experiencia y la preparaci¨®n de Giuliani, McCain o Romney, pero no es menos conservador que ninguno de ellos y les gana a todos en popularidad. Tan seguro parece sentirse de sus propias posibilidades que prefiri¨® estar anoche con el popular presentador Jay Leno que participar en el debate que sus rivales manten¨ªan en New Hampshire.

"Los votantes republicanos buscan dos cosas", afirma el director de la campa?a de Thompson, Tod Harris. "Quieren, por un lado, a un candidato que comparta sus valores, y Fred Thompson es el m¨¢s cercano a los valores de la base del partido. Y quieren tambi¨¦n alguien que pueda ganar en 2008".

De momento, este segundo deseo est¨¢ lejos de ser una predicci¨®n. Con 65 a?os, Thompson puede que conecte con el sector dominante del republicanismo en la actualidad, pero es dif¨ªcil que eso mismo pueda decirse con una opini¨®n p¨²blica que crecientemente ve al partido como una fuerza desgastada, envejecida y desconectada de las preocupaciones reales de la naci¨®n.

Recientes encuestas hechas por estrategas republicanos muestran el divorcio que se ha producido entre el partido conservador y los votantes j¨®venes, latinos (los de m¨¢s r¨¢pido crecimiento) e independientes, todos vitales para conseguir la presidencia. Y no s¨®lo parece culpa de la impopularidad de George W. Bush y de la guerra de Irak, sino de los continuos esc¨¢ndalos de los ¨²ltimos meses (el caso del senador Larry Craig es el m¨¢s reciente) y de la radicalizaci¨®n de las posturas republicanas.

Uno de los m¨¢s conocidos columnistas conservadores, Robert Novak, escrib¨ªa esta semana: "Durante mis 50 a?os informando desde Washington, los republicanos han estado antes en peores momentos, pero nunca hab¨ªa visto la moral tan baja dentro del partido". Esa ca¨ªda de moral no tiene que ver tanto con las encuestas -en las que, al menos Giuliani, compite m¨¢s que dignamente contra los principales rivales dem¨®cratas-, como con la sensaci¨®n de fin de ciclo que se ha apoderado de Washington.