La gran carambola
El meteorito que choc¨® con la Tierra y desencaden¨® la extinci¨®n de los dinosaurios pudo ser un trozo de otro a¨²n mayor que se rompi¨® hace unos 160 millones de a?os
La hip¨®tesis de que los efectos catastr¨®ficos a escala global del choque de un asteroide con la Tierra, hace 65 millones de a?os, provocaron extinciones masivas de especies, incluida la de los dinosaurios, tiene muy amplio apoyo entre los cient¨ªficos. Pero no est¨¢ nada claro el origen de dicho proyectil letal, de unos 10 kil¨®metros de di¨¢metro. Ahora tres investigadores de EE UU dicen que, seg¨²n las simulaciones num¨¦ricas que han hecho en ordenador, es probable que el b¨®lido letal fuera un resto de la fractura de un cuerpo bastante m¨¢s grande, hace unos 160 millones de a?os.
Habr¨ªa sido la colisi¨®n entre dos cuerpos del cintur¨®n de asteroides (situado entre Marte y J¨²piter), la que lanzar¨ªa al espacio miles de fragmentos de diferente tama?o. La trayectoria de uno de ellos, con el paso del tiempo, se habr¨ªa cruzado con la de la Tierra, chocando con el planeta y provocando la cat¨¢strofe de los dinosaurios. En concreto, el impacto habr¨ªa podido originar el conocido cr¨¢ter de Chicxulub (en la costa de Yucat¨¢n), de 180 kil¨®metros de di¨¢metro, asociado normalmente a dicha extinci¨®n masiva.
El cuerpo fracturado habr¨ªa originado el peculiar cr¨¢ter Thycho en la Luna
Tambi¨¦n es probable que un trozo de unos cuatro kil¨®metros de aquel asteroide fracturado formase el cr¨¢ter Thycho en la Luna, de unos 85 kil¨®metros de di¨¢metro y 4,8 de profundidad, con 108 millones de a?os de antig¨¹edad. Incluso en Venus y en Marte habr¨ªan dejado su huella en forma de cr¨¢teres de impacto los fragmentos de aquella cat¨¢strofe. William F. Bottke, David Vokrouhlicky y David Nesvorny, argumentan hoy en la revista Nature esta hip¨®tesis suya y los c¨¢lculos en las que la sustentan.
La pista que ha llevado a estos cient¨ªficos hasta el supuesto asteroide fracturado hace unos 160 millones de a?os ha sido la observaci¨®n de una mir¨ªada de asteroides m¨¢s peque?os, de diferentes tama?os pero con caracter¨ªsticas f¨ªsicas y composici¨®n similar. Son condritas carbon¨¢ceas.
Con la simulaci¨®n num¨¦rica los investigadores han rebobinado la historia de los asteroides de esa familia, el mayor de los cuales es el 298 Baptistina. En el ordenador, los cient¨ªficos han hecho correr hacia el pasado la evoluci¨®n de las ¨®rbitas actuales de esos cuerpos y como resultado han obtenido una concentraci¨®n de los mismos donde debi¨® producirse, hace 160 millones de a?os, la colisi¨®n entre un asteroide de unos 170 kil¨®metros de di¨¢metro con otro de unos 60 kil¨®metros.
En el choque se habr¨ªan formado unos 300 cuerpos mayores de 10 kil¨®metros y unos 140.000 mayores de un kil¨®metro. Con el tiempo, aproximadamente un 20% de los fragmentos habr¨ªan escapado del cintur¨®n de asteroides y parte de ellos tomar¨ªan ¨®rbitas de intersecci¨®n con la de la Tierra. Un 2% de esos trozos de asteroide habr¨ªan impactado en el planeta y un porcentaje menor en la Luna. Pero millones de a?os despu¨¦s seguir¨ªan cayendo trozos.
Bottke, Vokrouhlicky y Nesvorny (Southwest Research Instituto, en Boulder, EE UU) explican que con sus simulaciones num¨¦ricas pretenden arrojar luz sobre la pol¨¦mica acerca de si el flujo de impactos de asteroides y cometas en la Tierra y la Luna es constante a lo largo de millones de a?os, si hay lluvias c¨ªclicas intensas de estos cuerpos o si la cantidad de impactos es m¨¢s o menos regular, como norma general, pero se producen de vez en cuando fases de unos pocos millones de a?os de incremento notorio de los impactos.
El an¨¢lisis de cr¨¢teres de impacto en Norteam¨¦rica, Europa y Australia indica que en los ¨²ltimos cien millones de a?os se ha duplicado el n¨²mero de colisiones en la Tierra de cuerpos de un kil¨®metro o m¨¢s de di¨¢metro, respecto al flujo anterior. Incluso algunos cient¨ªficos sugieren que se habr¨ªa multiplicado por cuatro, recuerdan los cient¨ªficos hoy en Nature.
La fractura del asteoroide de hace 160 millones de a?os y los posteriores impactos de fragmentos en la Tierra y la Luna no seria un caso ¨²nico, sino que seguramente se produjo el mismo fen¨®meno antes en la historia del Sistema Solar.
Los cient¨ªficos recuerdan en Nature, que t¨¦cnicas de c¨¢lculo similares a la que han utilizado ellos han permitido reconstruir la historia de los mayores cr¨¢teres de Venus, en concreto el Mead, el Isabella, el Meitner y el Kletnova (de 269, 176, 151 y 142 kil¨®metros de di¨¢metro respectivamente), que se formaron en los ¨²ltimos 730 millones de a?os. Al menos uno de ellos, creen, podr¨ªa deberse al impacto de un cuerpo de la familia Baptistina.
Incluso en otro asteroide, el peque?o Gaspra, de 19x12x11 kil¨®metros, habr¨ªan dejado su huella ya que la mayor¨ªa de los cr¨¢teres de menos de 600 metros de di¨¢metro de su superficie pueden deberse a cuerpos de ese grupo.
'Tsunami' simulado
Las secuelas del colosal tsunami que origin¨® un terremoto cerca de Sumatra y arras¨® las costas del Oc¨¦ano ?ndico en 2004 est¨¢n lejos de superarse, y los cient¨ªficos se plantean la posibilidad de que una cat¨¢strofe similar golpee cerca, en una de las regiones m¨¢s pobladas y vulnerables del planeta: el Golfo de Bengala.
Gracias a observaciones geol¨®gicas, y medidas de precisi¨®n, un investigador australiano explica hoy en la revista Nature que ha llegado a la conclusi¨®n de que, en contra de lo que estudios previos indicaban, la frontera de las placas tect¨®nicas al norte de Sumatra est¨¢ en el mar y no en la costa.
Esto significa que un terremoto podr¨ªa generar un tsunami. Un gran se¨ªsmo registrado en Myanmar en 1762 tambi¨¦n apunta hacia la localizaci¨®n costera de la fractura de la corteza terrestre all¨ª. Se trata del sector septentrional de la frontera de placas tect¨®nicas donde se origin¨® la ola gigante de 2004, pero su localizaci¨®n exacta y caracter¨ªsticas se conocen mal.
En la regi¨®n costera del golfo de Bengala, un territorio sin apenas elevaci¨®n sobre el nivel del mar, habitan 60 millones de personas y un tsunami podr¨ªa ser especialmente catastr¨®fico. Phil R. Cummins afirma en Nature que, seg¨²n sus simulaciones, probablemente no habr¨¢ un gran terremoto en 200 a?os, pero que puede haber antes varios m¨¢s peque?os y generar tsunamis devastadores.
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