"No ruedo ¨¦xitos, pero tengo un p¨²blico fiel"
Eric Rohmer (Nancy, 1920) est¨¢ de actualidad. Hace pocos meses se ha reeditado su ¨²nica novela (La maison d'Elisabeth) y ahora se estrena su ¨²ltima pel¨ªcula, El romance de Astrea y Celad¨®n, que es una adaptaci¨®n de una novela -L'Astr¨¦e- publicada en 1607, obra de Honor¨¦ d'Urf¨¦ y hoy tan olvidada como el g¨¦nero en el que se inscribe, el pastoril.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el papel desempe?ado en el proyecto por el cineasta Pierre Zucca, a quien usted dedica el filme?
"No comprendo c¨®mo mis colegas exigen luz el¨¦ctrica cuando ruedan en exteriores, a pleno sol"
"Quer¨ªa hacer algo que no hace nadie: rodar una pel¨ªcula de ¨¦poca con sonido directo"
Respuesta. ?l hab¨ªa escrito un gui¨®n interesante sobre el libro de Urf¨¦, del que yo hab¨ªa o¨ªdo hablar pero no conoc¨ªa. No pudo encontrar producci¨®n y, cuando muri¨®, en 1995, el proyecto estaba condenado al olvido. Zucca me hab¨ªa hablado del mismo y a m¨ª, quiz¨¢s porque he sido profesor de Literatura, s¨ª se me antojaba interesante. Fui a la Biblioteca Nacional para leer la novela, pues las ediciones existentes eran -y son- fragmentarias. Hay que tener en cuenta que L'Astr¨¦e tiene unas 5.000 p¨¢ginas y unos 200 personajes pero, como todas las novelas de la ¨¦poca, re¨²ne diversas historias, se ramifica, incluye poemas, etc¨¦tera. A mi adaptaci¨®n le he cambiado el t¨ªtulo porque me he centrado en una peripecia del libro, los amores entre los dos pastores.
P. ?Se ha servido del gui¨®n de Zucca?
R. No. Hubiera sido deshonesto. Ese gui¨®n s¨®lo pod¨ªa realizarlo ¨¦l. Para mi sorpresa, los di¨¢logos de Honor¨¦ d'Urf¨¦ son totalmente comprensibles, m¨¢s modernos o accesibles que los de un Corneille.
P. En dos o tres momentos aparece una voz en off, que no es necesaria para la comprensi¨®n de la trama. ?Por qu¨¦?
R. Es mi homenaje a la literatura. Cuando filmo a la pastora durmiendo, sobre la hierba, con la falda arremangada por el viento, los muslos al aire, la boca entreabierta... en ese momento consider¨¦ que hab¨ªa que poner la voz en off leyendo la descripci¨®n que hace D'Urf¨¦ para que todo el mundo sepa que ese maravilloso erotismo ya est¨¢ en el libro, que no es una invenci¨®n m¨ªa.
P. El filme es tambi¨¦n un debate entre dos tipos de amor, uno neoplat¨®nico y otro m¨¢s carnal.
R. No, no es exacto. Es cierto que el personaje de Lycidas defiende un punto de vista en el que el amor ordena y dirige el mundo, en el que el hombre y la naturaleza est¨¢n en una armon¨ªa perfecta y que frente a ¨¦l est¨¢ Hylas, el bardo, que sostiene la inconstancia de los sentimientos. En el fondo, aunque eso es dif¨ªcil de comprender en ese mundo idealizado de pastores, ninfas, druidas y religi¨®n sincr¨¦tica, el libro es hijo de la contrarreforma. Y los jesuitas no estaban contra la sensualidad sino a favor de canalizarla a trav¨¦s del matrimonio, un sacramento que sale reforzado del Concilio de Trento. No son puritanos contra libertinos, sino la fidelidad y la raz¨®n frente a la inconstancia y la pasi¨®n. Pero los razonantes tambi¨¦n saben de la pasi¨®n.
P. El formato elegido, casi cuadrado, es sorprendente, as¨ª como la textura de la imagen...
R. El formato panor¨¢mico es bueno para el western, para retratar grandes extensiones pero yo filmo personajes, dos, o tres, de cerca. Por eso he optado por poner unas reservas negras a cada lado, rodar en 16 mm., transponer luego el material montado a v¨ªdeo de alta definici¨®n y de ah¨ª tirar las copias en 35 mm. La imagen es menos brillante, tiene menos definici¨®n que la del cine convencional y eso es lo que conven¨ªa al proyecto, le confiere al conjunto una dimensi¨®n pict¨®rica.
P. Creo que encontrar los paisajes no ha sido f¨¢cil.
R. No. El gui¨®n de El romance de Astrea y Celad¨®n estaba escrito desde antes de La inglesa y el duque [2001], pero hemos tardado a?os en encontrar los lugares. D'Urf¨¦ sit¨²a la acci¨®n cerca de Saint-?tienne, pero hoy esa regi¨®n est¨¢ muy urbanizada, hay industrias y carreteras por todas partes y, adem¨¢s, los ¨¢rboles han cambiado, ahora predominan los resinosos y en la ¨¦poca eran los robles. Entre un bosque de pinos y otro de robles hay un abismo, la sombra no es la misma, el rumor del viento cambia. Quer¨ªa hacer algo que no hace nadie: rodar una pel¨ªcula de ¨¦poca con sonido directo. Para eso hab¨ªa que estar lejos de las carreteras y aeropuertos. Los r¨ªos tampoco tienen nada que ver con los que salen en los grabados y pinturas del XVII.
P. El reparto est¨¢ encabezado por dos actores desconocidos.
R. Del casting me ocupo yo. Hace ya algunos a?os que se ha creado una nueva figura, que es la de director de casting, con el resultado conocido de que a todas las producciones les propongan los mismos actores. Andy Gillet (Celad¨®n) hac¨ªa teatro cuando lo encontr¨¦ y St¨¦phanie Crayencour (Astrea) trabajaba como modelo.
P. Usted se ha inventado casi un sistema de producci¨®n: equipo muy reducido, renunciar a material el¨¦ctrico...
R. ?Pero es que no comprendo c¨®mo la mayor¨ªa de mis colegas exigen luz el¨¦ctrica cuando ruedan en exteriores, a pleno sol, en una playa! A m¨ª me basta con algunos paneles reflectores. Gano tiempo y autonom¨ªa. El peque?o equipo de c¨¢mara tambi¨¦n lo facilita. Por ejemplo, cuando quiero rodar en la calle, en pleno centro de Par¨ªs, no necesito pedir permiso a nadie, porque nadie se da cuenta de que estoy rodando una pel¨ªcula. Todo eso redunda en beneficio del trabajo y rebaja sustancialmente los costes de producci¨®n. Yo no ruedo grandes ¨¦xitos comerciales, pero tengo un p¨²blico fiel en muchos pa¨ªses. Ser conocido en el extranjero me permite seguir trabajando.
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