'Remakes' por debajo del original
Nikita Mijalkov presenta '12', inspirada en 'Doce hombres sin piedad'
Con 12, de Nikita Mijalkov, se plantean los mismos interrogantes que con Sleuth, otra de las pel¨ªculas que aspiran este a?o al Le¨®n de Oro. Ambas son remakes de obras maestras, Doce hombres sin piedad, en el primer caso, y La huella, en el segundo. Ambas, muy dignas, quedan por debajo del original.
Quiz¨¢ la pieza de Mijalkov, elefante sagrado de la cinematograf¨ªa rusa, cuenta en principio con una mejor justificaci¨®n. Utiliza el conocido argumento, los debates de un jurado sobre la culpabilidad o inocencia de un muchacho acusado de matar a su padre adoptivo, para examinar la atormentada conciencia de la Rusia de hoy.
El filme 12 cuenta con una factura impecable, ¨®ptimos actores y bastantes momentos felices. Pero nace con un defecto grave. La introducci¨®n del factor checheno (el joven acusado pertenece a esa etnia cauc¨¢sica, enfrentada desde siempre a los eslavos del norte) permite a Mijalkov, actor y director, trufar el filme con una serie de escenas b¨¦licas, y eso resulta escasamente compatible con el c¨®digo gen¨¦tico de la obra original de Reginald Rose.
Doce hombres sin piedad es un estudio acerca de los fantasmas ¨ªntimos y su proyecci¨®n sobre los dem¨¢s. Mijalkov considera que el esquema creado por Rose constituye un instrumento id¨®neo para analizar los fantasmas individuales de los miembros del jurado ruso (el cient¨ªfico, el taxista, el magnate televisivo, el pensionista) y los fantasmas colectivos del pa¨ªs, sobre todo el de Chechenia. En ese sentido, el resultado deja dudas. Ning¨²n espectador saldr¨¢ del cine con una idea m¨¢s clara sobre lo que ocurre m¨¢s all¨¢ de los Urales.
Probablemente, la mejor instant¨¢nea sobre la Rusia de hoy no aparece en la pel¨ªcula, sino en el programa oficial de la Mostra. En el apartado de 12 consta que el gui¨®n fue escrito por el propio Mijalkov y por los se?ores Moiseenko y Novototsky-Vlasov. Ninguna menci¨®n al original de Rose. Ese "olvido", feliz celebraci¨®n del "todo vale", dice m¨¢s sobre Putin, la nueva oligarqu¨ªa, la fractura social y el colapso ¨¦tico de Rusia, que las dos horas y media de 12. Una pel¨ªcula que, como ya se ha dicho, resulta intensa y perfectamente visible, sobre todo para quien no conozca la versi¨®n teatral, la pel¨ªcula de Sidney Lumet o el memorable Estudio 1 de Televisi¨®n Espa?ola protagonizado, much¨ªsimos a?os atr¨¢s, por Jos¨¦ Mar¨ªa Rodero y Jos¨¦ B¨®dalo.
La proyecci¨®n de pel¨ªculas concursantes se cerr¨® ayer con Heya fawda (Caos), un filme egipcio del veteran¨ªsimo Yusef Chahine, en colaboraci¨®n con Jaled Yusef. Chahine aspira a hacer cine popular, y tiene todo el derecho. Parece razonable que intente arrojar un poco de luz sobre los problemas de una sociedad tan ca¨®tica, sabia y desorientada como la egipcia, y que utilice recursos comprensibles para su potencial audiencia. Esos recursos, sin embargo, descolocan al espectador occidental, poco habituado ya a la subcultura de la fotonovela o al manique¨ªsmo de gui?ol. Caos es una pel¨ªcula esencialmente ingenua, en el peor sentido de la palabra.
Los premios de la Mostra de Venecia se dar¨¢n a conocer esta noche.
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